Miguel Ángel y Leonardo: duelo de titanes
Enviado por sidmer • 24 de Noviembre de 2022 • Ensayo • 2.390 Palabras (10 Páginas) • 101 Visitas
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Introducción
En la Florencia del siglo XVI se dio un auténtico choque de titantes, pues dos de las mentes más brillantes del Renacimiento comenzaron a trabajar en una dura competencia, lado a lado en la misma habitación: en el Gran salón del Palazzo Vecchio la República Florentina encargó a ambos pintar dos frescos con importantes victorias militares de la República. Por un lado, el maestro Leonardo; por el otro, su joven rival, Miguel Ángel.
En ese momento, Leonardo era celebrado en todo Florencia por sus últimas obras: “La última cena”, en Milán, y el retrato del la esposa de un comerciante textil. Esta última – la Gioconda – desde entonces se consideraba como la pintura más realista vista hasta el momento y cautivó a todos por igual. Por su parte, Miguel Ángel acababa de terminar el David, la primera escultura monumental del Renacimiento que representaba el arquetipo de héroe para la República florentina.
Todo esto sucedió en un ambiente político y económico caótico, en una Florencia que recién salía del régimen opresor de los Médici – mecenas de ambos artistas en su momento – que intentaba proteger su libertad y crear una nueva identidad para la nueva República, una que uniera a todos los ciudadanos y diera forma a la vida política y social. Aquí es donde dos de los más grandes artistas en la historia universal coexistieron, rivalizaron y dieron al mundo obras de arte que perduran a través de los siglos.
Contexto histórico
Leonardo, hijo de Piero da Vinci, nació el 6 de marzo de 1475 en un pequeño pueblo llamado Caprese. Al notar su talento e ingenio, su padre lo llevó al taller de Andrea del Verrochio donde desde el inicio impresionó a su mentor por su inteligencia, por ser excelente en geometría y su estudio del dibujo (Vasari). A lo largo de los años su fama se extendió por todo el territorio de lo que hoy conocemos como Italia, hasta llegar a convertirse en un artista muy influyente y con encargos de Papas y mecenas muy poderosos. Su objetivo primordial fue siempre “hallar el fin y la perfección del arte” y a eso dedicó todos sus esfuerzos; más adelante en su vida, se dedicó también al estudio de la anatomía humana, dejando como legado dibujos anatómicos impresionantes en el detalle del esqueleto, nervios, músculos, venas… (Vasari).
Unos veinte años después que Leonardo, llegaría al mundo Miguel Ángel Buonarroti, quien tamboén vio sus talentos reconocidos por su padre quien a los 13 años lo llevó al taller de Domenico Ghirlandaio. Poco después, descubriría su amor por la escultura en el jardín de San Marcos, propiedad de Lorenzo de Médici – “El magnífico” – donde comenzaría a conocer y relacionarse con los miembros de la poderosa familia florentina. (Vasari, Miguel Ángel Buonarroti, pintor, escultor y arquitecto florentino). A los 16 años de edad, ya había realizado dos esculturas importantes: El combate de los lapitas y los centauros y La virgen de la escalera; en ambas, según Vasari, ya se alcanza a apreciar el estilo que lo caracterizaría y lo haría pasar a la historia.
La familia Médici gobernó Florencia durante 350 años (con algunas interrupciones), durante los cuales se observó un gran crecimiento económico en la ciudad mientras se convertía en el centro de la cultura y el arte europeos (Strathern, 2018). Tan importante fue su mecenazgo a las artes, que los artistas que apoyaron son ahora los referentes de la época: Juan di Bicci de Médici ayudó a Masaccio y ordenó la reconstrucción de la basílica de San Lorenzo de Florencia; Cosme tomó bajo su amparo a Donatello, Fra Angelico y Brunelleschi (quien hizo la cúpula de la catedral de Santa María del Fiore). El más importante, el mencionado Lorenzo, patrocinó a Sandro Botticelli, Andrea Verrocchio (mentor de Leonardo), Domenico Ghirlandaio (mentor de Miguel ángel) y los mismos Leonardo y Miguel Ángel, este último considerado el artista más importante que trabajó para esta familia (Strathern, 2018).
Tras la muerte de Lorenzo “El magnífico” en 1492, los florentinos se rebelaron contra su hijo, Pedro II, y se instauró la República. En esta época, en 1504, es cuando se comisiona a Leonardo y Miguel Ángel a pintar las célebres batallas de Anghiari y de Cascina, respectivamente (Jones, 2012). Esta sería la única vez en la que ambos artistas se enfrentarían cara a cara, aunque su rivalidad – artística y personal – se prolongó durante toda su vida. El mismo Giorgio Vasari cuenta en su obra Las vidas de los más excelentes arquitectos, pintores y escultores italianos (escrita mientras Miguel Ángel aún vivía) que “existía gran rivalidad entre ambos”. Cuenta la leyenda que en una ocasión Leonardo caminaba en Florencia por las bancas del Palazzo Spini, donde había un grupo de hombres debatiendo un pasaje de una poseía de Dante. Detuvieron a Leonardo y, dado que su inteligencia era por todos conocida, le pidieron que se los explicara. Sin embargo, en ese momento pasaba Miguel Ángel, por lo que Leonardo dijo: “Él se los explicará”. Esto le pareció un insulto a Miguel Ángel, pues parecía que Leonardo de burlaba de él, por lo que solo exclamó enojado: “Explícaselos tú, que diseñaste un caballo para hacerse en bronce pero no lo hiciste y lo abandonaste en vergüenza”. Leonardo se quedó ahí, con la cara enrojecida (Jones, 2012).
Los genios, cara a cara
La anécdota anterior no solo sirve para documentar la abierta rivalidad – personal tanto como artística – entre los dos; también da fe del carácter de cada uno. Mucho han sido documentados los exabruptos de Miguel Ángel y su difícil temperamento (incluso llegándose a especular, en investigaciones recientes, si el escultor y pintor habría sido un autista funcional) (Arshad & Fitzgerald, 2004). También existe una amplia blibliografía sobre la importancia que Leonardo daba a su imagen, tanto en sus ropas como en su comportamiento, llegando a llamársele el “cortesano feliz” (Jones, 2012). Las diferencias no quedan en la personalidad de cada uno de ellos; en lo que respecta al arte, tenían opiniones encontradas sobre cuál debía ser el propósito de este y las mejores técnicas de ejecución.
En los cuadernos de Leonardo encontramos amplios estudios de arte, arquitectrua, filosofía, astronomía, ingeniería y otras ciencias, lo que comprueba que tenía una amplia gama de intereses. Sus trabajos como artista están íntimamente ligados a su preparación científica (que incluía la disección de cadáveres). Para él, era necesario dominar el funcionamiento de los cuerpos (humanos, vegetales, animales) para poder representarlos con precisión (Garfield, 1989). Leonardo era tan artista como científico – tenemos amplísimo testimonio de todas sus áreas de interés en sus cuadernos – por lo que para él era tan importante la técnica artística como la representación fiel de los elementos de la naturaleza; no se puede separar un ámbito del otro en su obra. Por esta razón, consideraba a la pintura como un arte superior: porque permitía replicar con exactitud lo que se observa del mundo.
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