Mitos Y Leyendas Iqueñas

LA LEYENDA DE SARAJA

Saraja era una laguna encantada poseída por el espíritu del mal. Todo aquel que por una u otra causa, se alejara de la ciudad en dirección a Saraja, inmediatamente era “tentado” y conducido hacia el encanto. Se decía que en las noches de luna llena, se veía sobre los arenales, cercanos a la laguna de Saraja, a una hermosa mujer que bailaba al son de una música deliciosa que surgía de los médanos. La encantadora bailarina con su gracia llevaba poco a poco a cualquiera que pasara por allí hasta el centro mismo de la laguna donde se hundía para siempre.

Se cuenta que en ese entonces vivía en la ciudad de Ica una familia adinerada que trataba con crueldad a su servidumbre. La más maltratada era una morena de 12 años, a quien obligaban a ir, todos los días, a la pampa de Saraja en busca de leña para preparar la comida. La pampa era todo el terreno comprendido desde La Angostura, hasta el actual cementerio y estaba cubierto de abundantes y frondosos huarangos. Un día, la pequeña se negó a ir a recoger leña, ante esto sus patrones le propinaron latigazos y la muchachita desesperada se dirigió a las faldas del cerro Saraja. Estaba cerca a la laguna, cuando vio a una bella mujer que peinaba su larga y rubia cabellera. La dama se acercó a la niña, la consoló y le dio abundante leña, pero también le entregó unos carbones, recomendándole que los guarde como un recuerdo.

Al llegar a casa, y luego de entregar al leña a sus amos, la morena se dirigió a su cuarto, arrojó los carbones en un rincón y se quedó dormida. Siendo ya muy tarde, los amos vieron un resplandor que salía del cuarto de su sirvienta. Se dirigieron allí y al entrar vieron que el resplandor procedía de unos lingotes de oro que estaban en el suelo. Despertaron a la niña, quien les contó lo ocurrido en Saraja.

Al día siguiente, los amos, llevando una carreta y una banda de música se dirigieron a la laguna de Saraja. Al llegar, la hermosa dama surgió de la laguna, entonces la banda de música empezó a tocar en medio de una gran algarabía. Los señores vieron un portón abierto en la base del cero Saraja y se veían montones de oro y frondosos árboles. Sin detenerse a reflexionar, todos cruzaron el portón. Apenas hicieron esto, se oyó un estruendo y los ambiciosos quedaron sepultados por el “encanto” de Saraja.

Se cuenta que estos “encantados”, a las doce del día o en las noches de luna nueva, forman alboroto en el interior del Cerro, se oyen voces, cantos y el tocar de una banda de música.

Tradición:

“La fiesta de las Cruces”

Luego que llegara a la ciudad de Ica el sacerdote guatemalteco ,Fray Ramón Rojas ,el 2 de abril de 1835, trayendo la fe y devoción por la Virgen de Guadalupe y el Santo madero , en las visitas que realizaba en todos los pueblos de la provincia, haciendo obras misioneras de construcción de capillas, un buen día, conversando con los campesinos del valle, mostro su cruz de huarango, y convenciéndolos celebrar la fiesta de las cruces, señalaron el 2 de mayo la fiesta de veneración del santo madero. En estos días de otoño, que empieza a cambiar el clima a la de frío, con ciertas características de la estación de invierno, se inicia la devoción de la Santa Cruz en todos los caseríos y casas de los mayordomos encargados de organizar la fiesta. Al transcurrir los años, los devotos iniciaron la colocación de cruces en la cima de los cerros principales que han destacado siempre por su altura y dimensión en el valle iqueño.

La peregrinación a las cruces se realiza llevando las ofrendas de flores y presentes de los peregrinos cargados de frutas de la estación, como mangos ciruelas, pacaes, y membrillos que ellos comparten invitándose el uno y el otro , mientras la mayordomía adorna con flores las cruces bailando con alegría , entusiasmo y devoción. Ese día suben a los cerros, en una fiesta de peregrinación procesional religiosa llena de entusiasmo

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