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Movimiento Nacionalista


Enviado por   •  29 de Junio de 2014  •  3.016 Palabras (13 Páginas)  •  155 Visitas

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Colegio Gregorio Reynolds

Los Fundadores del Alba

obra de Renato Prada Oropeza

Nombres: Luis Fernando Mita

Freddy Lopez Díaz

Carlos Llanos Cárdenas

Diego Chinche Santos

Profesor: Emilio del Carpio Cortez

Curso: 6to 'B' de Secundaria

AÑO: 2013

Resumen (propio)

(se ha modificado la estructura del texto)

Javier está en el seminario. Cavila nadando en sus pensamientos mientras escucha al padre Rector hablando sobre la Iglesia. Él tenía serias dudas sobre su fé católica aunque ya lleva siendo el mejor alumno durante 6 años. Su amigo Carlos le dice que debe seguir con su fé. El profesor luego del problema un día se enoja con el problema de Javier antes de entrar a clase aqunque el padre Rector lo anima a entrar. Resulta que Javier, está ausente. Carlos le comunica que “Javier no se encuentra bien hoy”, es decir, está enfermo.

A Javier le torturan las enseñanzas del profesor y del padre Rector ya que lo ponen en un estado más confuso todavía. Una persona se planta a la puerta y toca. Javier piensa que podría ser Carlos pero recuerda que él tocaría y se abriría la puerta él solo.

Luego Carlos le dice que el padre de teología fue hasta su casa pero no tuvo el valor de entrar.

Juana, su novia, entra en su casa. Ella está muy tensa por varias dudas que se disparan en su cabeza y sobre todo por que los padres están discutiendo airadamente sobre Javier. Luego entra a su cuarto y se despiden de una manera especial.

Javier se va de su casa a pesar del tiempo. Su madre lo abraza e insiste en que no se vaya: el padre está furioso. Aparece en un tren. Sale de él con un montón de pensamientos en la cabeza y pensando en la verdadera Justicia.

El narrador aparece en el cuartel: los soldados y sus comandantes tiene la misión de atrapar a estos delincuentes 'forajidos de mierda' que en realidad son guerrilleros: el narrador afirma que lo que quieren es dividir al país; se va quejando de los superiores y del capitán que al parecer está comunicando algo a la tropa.

Están en la revisión médica y muy expectantes. El dentista y un sargento están charlando de lo más cómodos sobre las guerrillas. Al narrador lo han enrolado ya y extraña todavía su antigua vida de civil donde por ejemplo podía pasear cuando, dondey como le daba la gana. El muchacho vivaz que estaba a su lado le sonrió, como estando en complicidad con él en la situación y, considerando lo necesario que era una amistad en el cuartel, lo llamó Loro.

Loro era él por que hablaba y hablaba hasta no poder y que además como cereza a la torta él era Loro por su nariz.

Pronto les van a dotar ya el uniforme, y además el Loro le va a presentar al narrador unas dos amiguitas, “de buen porte en lo físico”.

Una se llama Albertina, “Tina” y la otra “Tere” se llama Teresa. Todos rienod y riendo cada quien con su quien: el narrador con Tere y el loro con Tina. Beben chicha en un bar toda la noche. El Loro se emborracha y luego de volver el narrador del baño, encuentra a un maleante queriéndose llevar a su Tere por la fuerza. El Loro y él lo agarran a puñetes. Todo esto es la despedida, ya que pasado mañana debían ir al cuartel.

Aparece el Chaqueño en escena. Éste es compañero de Javier y conversan entre ellos: hablan de la muerte, y al parecer Javier ahora es un guerrillero. Corre el rumor de una patrulla del ejército, y el Jefe ordena desmantelar el campamento y ocultar las provisiones. Atraparon a un soldado ya que a los demás los mataron y a él obviamente lo tienen como rehén. Le manda el Jefecito al negrazo de la cocina que le sirva un café (al prisionero). Mientras Javier, el Chaqueño y el Jefe charlan sobre lo que conversaban, el negro “Rubicón” Darío habla con el soldado prisionero que tenía raíces aymaras.

“Nunca pensamos en atacar a nadie. Tampoco pensábamos en que nos iban a emboscar de esa forma” “Nos dijeron que marchábamos a sorprender a unos traficantes de cocaína (...) Han matado a toda la patrulla”.

Nico no ha vuelto hasta ahora. Él es una persona que se hace pasar como ricachón excéntrico que en realidad un enlace hacia La Paz y provee de recursos a los guerrilleros. El Jefe pretendía ser prudentes y mandó a vigilar las carreteras en espera del jeep donde venía él.

En la cocina están discutiendo ya. “Mi vida tiene un sentido desde hace más de quince años: la Revolución” dice el Jefe. “Antes era un hijo rebelde de una familia burguesa”, y lo mira Javier recibiendo el cigarrillo que el Jefe le estaba dando. También el soldado y el cocinero discutían sobre ideologías.

El prisionero está sentado debajo de un árbol. Nico no ha vuelto ese día y entonces van a extremar las precauciones por que con lo del asalto a la patrulla del soldado las cosas cambiarían.

El jefe decide perdonarle la vida al soldado si él esperaba hasta que ellos se retiren del lugar.

Al parecer el capitán anda muy caliente y enojado por la constante molestia de los periodistas que se entrometen en los asuntos del Ejército y sobre todo en los guerrilleros. Los guerrilleros han desaparecido como por arte de magia y al narrador le enfada mucho. Luego del tercer cigarrillo va mejorando su enojo pero el sargento toma el mando y forma a todos que otro periodista ha llegado entablando conversación con el capitán todo sonrisas, y rezándole un discursito. El reporterillo sagaz no queda contento y ante el terror del capitán pide preguntar a los soldados. El narrador meta la pata al contestar una pregunta sobre su alimentación, y peor todavía, decide preguntarle al Loro.

El capitán está con una cara de mil demonios: mientras sacude al Loro nos dice que el cuartel está para servir a la Patria y no en perder tiempo en colarse de noche al bar con trago y mujeres. Rompen las filas y se van a sus puestos. El Loro se va quejando en el trayecto y va tramando algo en lo profundo de su mente. Una mujer a la que le apodaban la Potranca aparece, que es una mujer que vive sola y de inquietante presencia, y el Loro babeando como siempre.

Del monte lanzan unos balazos y toda la tropa se pone en emergencia, y luego de un intercambio de balas, el Loro ha desaparecido. Lo encuentran y lo llevan al cuartel de nuevo: el sargento cree (con razón) que el Loro se fué a fiestear con la Potranca aprovechando la balacera pero el narrador lo salva diciendo que el Loro fué al monte a perseguir a los bandoleros.

Apareció el teniente en el cuartel. El capitán lo estaba recibiendo en un alarde de gran satisfacción ya que el teniente era toda una fiera. El teniente va a

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