Museo Del Holocausto
Enviado por dialui • 31 de Marzo de 2013 • 4.186 Palabras (17 Páginas) • 602 Visitas
UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO
COLEGIO DE CIENCIAS Y HUMANIDADES
PLANTEL NAUCALPAN
PROF. JOSE EDUARDO VILLEDAS
INVESTIGACIÓN: MUSEO HISTORICO JUDÍO Y DEL HOLOCAUSTO
03/03/2013
INTEGRANTES:
PERALTA PEDRO JESÚS
VELAZQUEZ OSVALDO
DELGADO SEGUNDO DIANA ALEJANDRA
GRUPO: 208
INDICE
• INTRODUCCIÓN
• CONDICIÓN DE LOS JUDÍOS BAJO EL NACISMO
• HOLOCAUSTO
• CONCLUSIÓN
• FOTOGRAFIAS
• ANEXOS
INTRODUCCIÓN
En el siguiente informe daremos a conocer la historia del Holocausto vivido desde que Hitler llega al poder de Alemania con una ideología propia sobre el purificamiento de una raza Adolfo Hitler añadió con maestría el elemento del racismo para formar la mezcla explosiva y paranoica que galvanizaría a toda una nación. Consiguió el apoyo de un ejército herido en su honor él decía que la raza aria era superior a las demás en la cual a raíz de esa idea absurda fueron sometidas a un conflicto más mortífero en la historia de la humanidad, con un resultado final de entre 50 y 70 millones de víctimas, a múltiples tipos de sufrimiento desde la eutanasia, muertes por inanición, sometidos a trabajos forzados sin compasión y desde el exterminio inmediato de quienes se consideraban inútiles ancianos y niños dentro de cámara de gases o siendo quemados vivos.
CONDICIÓN DE LOS JUDÍOS BAJO EL NACISMO
Hitler Llega al Poder
A comienzos de la década de 1930, el clima en Alemania era lúgubre. La depresión económica mundial había golpeado muy duro al país y había millones de desocupados. El recuerdo de la derrota humillante de Alemania quince años antes, durante la Primera Guerra Mundial, estaba todavía fresco en la memoria de muchos, y los alemanes no confiaban en su débil gobierno, conocido como la República de Weimar. Estas condiciones propiciaban el surgimiento de un nuevo líder, Adolf Hitler, y su partido, el Partido Nacionalsocialista Alemán de los Trabajadores, o partido nazi de manera abreviada.
Hitler era un orador potente y cautivador que atraía a un gran séquito de alemanes desesperados por un cambio. Les prometió a los desencantados una mejor vida y una nueva y gloriosa Alemania. Los nazis apelaban especialmente a los desempleados, los jóvenes y a las personas de la clase media baja (propietarios de pequeñas tiendas, empleados de oficina, artesanos y granjeros).
El ascenso al poder del partido fue rápido. Antes de que la depresión económica golpeara, los nazis eran prácticamente desconocidos, y habían ganado apenas el 3 por ciento de los votos para el Reichstag (parlamento alemán) en las elecciones de 1924. En las elecciones de 1932, los nazis ganaron el 33 por ciento de los votos, más que cualquier otro partido. En enero de 1933, Hitler fue nombrado canciller, el jefe del gobierno alemán, y muchos alemanes creyeron que habían encontrado al salvador de la nación
El Terror Nazi Comienza
Después de que Adolf Hitler asumiera el cargo como canciller de Alemania en enero de 1933, no tardó en comenzar a convertir el gobierno alemán en una dictadura unipartidista y en organizar el poder policial que era necesario para hacer cumplir las políticas nazis. Convenció a su Gabinete de declarar un estado de emergencia y puso fin a las libertades individuales, incluyendo la libertad de prensa, de expresión y de asociación. Las personas perdieron el derecho a la privacidad, es decir que los funcionarios podían leer el correo de la gente, escuchar conversaciones telefónicas y allanar domicilios particulares sin orden judicial.
Para conseguir sus objetivos, Hitler también se valía del terror. Atraídos por el pago, un sentimiento de camaradería y los llamativos uniformes, decenas de miles de jóvenes desocupados se pusieron las camisas marrones y las botas altas de cuero de las Tropas de Asalto nazis (Sturmabteilungen) o SA. Estos policías auxiliares tomaban las calles y golpeaban y mataban a los oponentes al régimen nazi. Por puro miedo a las SA, muchos alemanes que no apoyaban a los nazis se mantuvieron en silencio.
Después de convertirse en canciller de Alemania, Hitler persuadió a su gabinete para que declarara un estado de emergencia y puso fin a muchas libertades individuales. En la imagen, la policía registra un vehículo para ver si lleva armas. Berlín, Alemania, 27 de febrero de 193
La Propaganda y la Censura Nazi
Una vez que lograron ponerle fin a la democracia y convertir a Alemania en una dictadura unipartidista, los nazis orquestaron una campaña de propaganda masiva para ganar la lealtad y la cooperación de los alemanes. El Ministerio de Propaganda nazi, dirigido por el doctor Joseph Goebbels, tomó el control de todas las formas de comunicación de Alemania: periódicos, revistas, libros, reuniones públicas y mítines, el arte, la música, las películas y la radio. Los puntos de vista que de algún modo amenazaran las creencias nazis o el régimen eran censurados o eliminados de todos los medios.
Durante la primavera de 1933, las organizaciones estudiantiles, los profesores y los bibliotecarios nazis armaron largas listas de libros que pensaban que no debían ser leídos por los alemanes. Luego, en la noche del 10 de mayo de 1933, los nazis allanaron bibliotecas y librerías de toda Alemania. Marcharon con antorchas en desfiles nocturnos, cantaron canciones y arrojaron libros a enormes hogueras. Esa noche se quemaron más de 25.000 libros. Algunos eran obras de autores judíos, incluidos Albert Einstein y Sigmund Freud. Pero la mayor parte de los libros eran de autores no judíos, incluidos estadounidenses famosos como Jack London, Ernest Hemingway y Sinclair Lewis, cuyas ideas eran vistas por los nazis como diferentes a las propias y, por lo tanto, no debían leerse.
Los censores nazis también quemaron libros de Helen Keller, quien se había sobrepuesto a la sordera y la ceguera para convertirse en una escritora respetada. Consultada acerca de la quema de libros, ella respondió: "La tiranía no puede derrotar el poder de las ideas". Cientos de miles de personas de Estados Unidos protestaron contra la quema de libros, una clara violación de la libertad de expresión, en mítines públicos en Nueva York, Filadelfia, Chicago y St. Louis.
Las escuelas también tuvieron un papel importante en la difusión de las ideas nazis. Mientras algunos libros eran sacados de las aulas por los censores, otros libros de textos, recientemente escritos, eran
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