Nimaima desde sus raíces

Nimaima desde sus raíces

Según lo publicado por la historiadora Rocio Romero Barragan, en su artículo “Del cacique Anamay a la Nimaima de nuestros días”, la historia de este municipio  no se encuentra en una forma completamente estricta, ya que esta en su mayoría, ha sido transmitida de forma oral (de generación en generación). Se remonta desde el asentamiento de las tribus indígenas, donde coexistió un grupo urbano llamado Panche, que significa “llama de fuego que abraza todo por donde pasa” ((s.f.), p.#). De acuerdo a la autora, además se especifica que esta cultura poseía un alto nivel de civilización, debido a la gran capacidad que tuvieron para aprovechar los recursos naturales que les brindaba el medio ambiente en su entorno.

Según la descripción del español Don Gonzalo Pérez de Vargas en 1572

[…] Los Panche son indios bien puestos y bien agestados y tienen la frente llana y chata y el cocote como los montañeses y asturianos de España.  

Son muy valientes y temidos de sus vecinos. Comúnmente son liberales de los que tienen y muy partidos. Poco codiciosos de oro, grandes pescadores y cazadores, muy sueltos y muy ligeros (como se cita en Romero.B, (s.f.), p.#)

        Estos nimaimas según cuentan las personas más adultas del municipio, se enfrentaron todas sus batallas con gran valentía bajo el liderazgo de su cacique Síquima Anamay por el bien de toda su tribu o familia. Tenían la costumbre de la deformación física, especialmente del cráneo con ayuda de dos tablas atadas fuertemente para darle una forma aplanada a la cabeza; en algunas ocasiones también lo realizaban en sus pantorrillas ocasionando una hipertrofia en los músculos.

        La vestimenta de los panches dependía de las clases sociales en las que se dividía la tribu; las mujeres utilizaban cobertores o cubre sexos de algodón (utilizados por las mujeres de clase dirigente), adornadas con conchas de caracoles con una elaboración más detallada que las que usaban las mujeres artesanas y campesinas. Los hombres andaban desnudos y solo usaban cierto atuendo para las batallas. Las mujeres pertenecientes a esta tribu se identificaban de las demás, debido al gran gusto por usar joyas con su vestimenta,  piedras de oro fino en la frente, brazos, muslos y pantorrillas. Por el contrario, solo los hombres pertenecientes a la nobleza tenían el privilegio de perforarse los labios, nariz y orejas para colgar piezas de oro en forma de caracol.

        A su vez poseían una gran cantidad de ceremonias con antelación a un gran batalla, en ellas el uso de pinturas corporales era muy importante ante el tratamiento del cuerpo, ya que creían como otras tribus, que este es un contenedor de un alma que está en contacto con sus familiares fallecidos. No poseían deidades en concreto sino que al fallecer una persona, esta se encontraba durante un cierto periodo de tiempo con sus familiares difuntos y después dejaba de existir. Las festividades o ceremonias de los nimaimas, se caracterizaba por sus exóticos bailes y el desmedido consumo de alcohol.

        “Los panches encontraron deleito en la música, sus descendientes en la región de Nimaima heredarán la pasión por la danza y las melodías, aspectos que no faltan en la historia de su cultura, (…) los panches utilizaban los tambores y las flautas, hacían maracas hechas de totumo y trompetas que se llevaban para los campos de batalla durante la guerra” (CITA p.25)

        La figura del caracol fue de gran importancia para estos indígenas, se encuentra inmersa en la mayoría de los objetos usados por ellos, se puede encontrar dibujado en las telas de las vestiduras que usaban, en la alfarería o en las diferentes artesanías que diseñaban con sus propias manos, en canastos para transportar alimentos, tatuajes, entre otros. En el campo espiritual, “era una posible representación de la eternidad y de los ciclos de la naturaleza inmersa en un mundo cambiante pero a su vez prometido como eternidad” (CITAp.21).A su vez, se cree que dicha figura “podría representar lo infinito, lo interminable de una vida que muere y resurge; que el hombre tenía una doble naturaleza donde la segunda estaba unida a los animales” (CITA p.26). La alfarería se destacó en la mayoría de las culturas precolombinas y esta no fue la excepción, los panches dividieron las vasijas en dos tipos, unas eran de uso doméstico y otras de uso ceremonial; la gran belleza de estas piezas causaron gran admiración en los conquistadores que hoy en día conservan algunas piezas.

        Respecto a otras tradiciones, una de ellas era el escribir diferentes poemas o frases en relación a los acontecimientos de la época, algunos historiadores afirman que solo los caciques y la familia real tenían la capacidad de escribir en su propia lengua, pero que en algunos casos algunos miembros de la tribu aprendían a leer y escribir para transmitir los mensajes del cacique al pueblo. De uno de los pocos escritos que aún se conservan, es este verso escrito en anche por un autor desconocido:

“Morirás en manos de forasteros y falsos profetas, tu que eres libre como el viento, tu que amas el sol como tu padre a la tierra como tu madre, tu que admiras el agua y respetas el bosque, tu que temes a la luna y a la oscuridad, tu que eres hábil en las artes manuales, la música y la danza; crees en tus hermanos y sus aldeas desde el mismo comienzo, hasta el día en que los extranjeros llegaron; ahora al son de tus gemidos vendrán por todas partes; por el río las montañas y los valles. Los bellos poblados entremezclados de selva y vida, de limpieza y blancura, de arte y gente sencilla, de aves, niños, mujeres, hombres y sueños; han caído botín de nuestra última era, todo se ve estéril como el desierto. El hombre con el mismo hombre se ha vuelto despreciable, ya la naturaleza no nos quiere. Luego, que será de nosotros y el resto de hombres sí a aquellos que hicieron estremecer la tierra nadie los recordará; solo queda de estos, sus cuerpos ruines convertidos en polvo y nada más. La razón esta aun por encontrar.”

        Para los panches, la gastronomía era de vital importancia dentro de su economía ya que con ella lograban grandes intercambios con otras culturas para obtener diversas materias primas esenciales para la construcción de un armamento. El medio ambiente que los rodeaba […] “proporcionó plantas, árboles y tubérculos medicinales y alimenticios así como diferentes tipos de animales como el venado, armadillo, pequeños y grandes roedores, muchísimas aves domesticadas como patos, perdices, gallinetas, guacharacas, gansos, paujiles, torcazas, palomas, chicolaes, etc. Y una inmensa variedad de peces como bagres, sardinas, picudas, boca chicos, doradas, sardinatas, nicuros, capaces, cuchos, pataleos, etc.” (CITA p.21) Con esta gran cantidad de recursos alimenticios, los nimaimenses se encontraban en un muy buen estado de nutrición, en especial por el gran consumo de arepas y tortillas o el consumo de envueltos a base de maíz, el cual no escaseaba.

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