Oratoria Artística. Oswaldo Guayasamín

Oratoria Artística

Oswaldo Guayasamín

“Mi pintura es para herir, para arañar y golpear en el corazón de la gente. Para mostrar lo que el hombre hace en contra del hombre”

“¡Carajo, soy un indio! Me llamo Guayasamín” (Berrazueta, 2016)

Nació el 6 de julio de 1919 en Quito; fue un gran pintor, dibujante, escultor, grafista y muralista ecuatoriano. A pesar de que su padre se opuso a que estudiara para ser artista, Oswaldo pudo ingresar a la Escuela de Bellas Artes de Quito en la época de la "guerra de los cuatro días”.

En 1942 muestra en una sala particular de Quito su obra y provoca un escándalo ya que la crítica lo considera como un enfrentamiento con la exposición oficial de la Escuela de Bellas Artes, a pesar de esto un pintor impresionado con la obra compra varios cuadros y ayuda a Guayasamín en su futuro.

En 1976 crea la Fundación Guayasamín, en Quito, a la que dona su obra y sus colecciones de arte, ya que concibe el arte como un patrimonio de los pueblos.

Su trayecto fue muy importante, y sus obras fueron organizadas de la siguiente manera: primera época, huacayñán, la edad de la ira, la ternura, retratos, paisajes, flores y murales. La ternura fue una de las series con el que mas fue reconocido y que lo convirtió como uno de los mejores pintores de Ecuador.

Muere el 10 de marzo de 1999 en Baltimore, se lo recuerda como uno de los mejores seres humanos, con irreprochable talento y un amor hacia sus orígenes.

Los niños muertos

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En este cuadro el autor describe un hecho que marcó su vida. Pues a la edad de 13 años Oswaldo Guayasamín vivió el periodo conocido como la “Guerra de los cuatro días” donde uno de sus mejores amigos murió a causa de una bala perdida, esto dejo una profunda huella en el pintor, lo cual lo quiso plasmar en esta obra.

Oswaldo Guayasamín tuvo una vida muy ardua, lo cual marcaría su personalidad y se vería manifestada a lo largo de toda su obra. Fue un hombre muy bueno, pero siempre tuvo problemas con las personas más próximas a él debido a las vivencias de su infancia. El talento es incomparable, lo cual llego a inspirar a varias personas en sus obras, canciones, libros y diseños. Guayasamín tuvo una visión de hacer arte para un cambio social.

 Los trabajadores, 1942.

Madre y niño, 1848.

Quito niebla verde, 1960

Ataúd blanco.

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