Pensamiento Patrio

En varias ocasiones nos damos tiempo para reflexionar sobre el camino por el que va nuestra vida: trabajo, familia y amigos son la constante necesaria e indispensable para medirnos; pero rara vez o nunca, pensamos en nuestro actuar como ciudadanos, en lo que significa haber nacido en un país y la responsabilidad que se desprende de este hecho.

Para hablar primero del pensamiento patrio, hay que mencionar que es patriotismo, donde es un pensamiento que vincula a un individuo con su patria. Es el sentimiento que tiene un ser humano por la tierra natal o adoptiva a la que se siente ligado por unos determinados valores, cultura, historia y afectos. Es el equivalente colectivo al orgullo que siente una persona por pertenecer a una familia o también a una nación. Patriotismo es el valor que procura cultivar el respeto y amor que debemos a la patria, mediante nuestro trabajo honesto y la contribución personal al bienestar común.

Tal vez para muchos, el ser patriota consiste en el orgullo de haber nacido en un país rico en recursos o de gran tradición cultural; para otros significa portar los colores nacionales en un evento deportivo o en el viaje al extranjero; algunos más sólo sienten pertenecer a su país en la fecha de una celebración nacional y sólo como pretexto para organizar una fiesta con sus amigos... Cabe cuestionarnos si el verdadero patriotismo se vive o es un sentimiento ocasional y por tanto pasajero.

La conciencia parece despertarse cuando aparecen los desastres, las guerras y otros sucesos extraordinarios resaltando el patriotismo y la solidaridad, pero el todo pasa y volvemos al ritmo de vida habitual. No es posible esperar la aparición de calamidades para darnos cuenta de nuestra capacidad de entrega y trabajo gustoso por los demás.

El patriotismo, más que una noción teórica, es un sentimiento. El sentimiento de patria, como todos los que pertenecen a nobles valores humanos, supone obligaciones hacia el objeto del mismo. Concreta mente, el patriotismo se forma, se cultiva y se sostiene con ideas y sentimientos, pero también con acciones. Lo que se nota es que las generaciones jóvenes se van alejando de esas ideas y, en consecuencia, se muestran poco proclives a aceptar obligaciones de índole patriótica.

La noción de “patria”, tal como siempre se enseñó en la escuela y en los cuarteles, no tiene demasiadas posibilidades de encarnarse en la existencia de la juventud si es que no pasa a formar parte de su realidad cotidiana. El patriotismo, más que una noción teórica, es un sentimiento, por lo que es difícil transmitirlo de generación en generación como se hace con los conocimientos; tiene que nacer en un medio familiar y cultural conveniente, y desarrollarse en los individuos y en las generaciones por medio de su efectiva participación en el destino común.

El sentimiento de patria, como todos los que pertenecen a nobles valores humanos, supone obligaciones hacia el objeto de dicho sentimiento. Las obligaciones que las personas tienen para con su patria son de diversa índole y pueden manifestarse de varias maneras. Una de ellas

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