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Plaza De Armas Del Bicentenario


Enviado por   •  2 de Junio de 2014  •  6.793 Palabras (28 Páginas)  •  356 Visitas

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PLAZA DEL CENTENARIO

I. ORÍGENES

Para comprender mejor el significado de la plaza para una comunidad, es necesario tener presente el trazo de las ciudades y poblaciones prehispánicas, las cuales siempre contaban con una o más plazas centrales, como espacio público común donde se realizaban diversas actividades, desde las domésticas en los patios familiares, hasta las ceremoniales en las plazas públicas.

Alrededor del siglo XIII, comenzaron a crearse ciudades, pueblos y villas; los pueblos se trazaban con calles paralelas a los ríos, corriendo otras paralelas a una calzada principal, formando un rectángulo. Es muy probable que tal resurgimiento sea una característica del Renacimiento, de ese deseo de avivar las culturas clásicas de Grecia y Roma.

Cortés (2011) menciona que la cultura griega es sin lugar a dudas el antecedente cultural de donde proviene el origen de la llamada ''civilización occidental''; su manifestación es evidente en la concepción urbanística, así como el desarrollo en las artes, la filosofía y en la cultura. Es en ella, donde se registran las primeras huellas de lo que propiamente se conoce como una ''plaza pública'', la cual se caracteriza por las dos funciones principales, a saber: religiosas y políticas. Una tercera actividad, la económica, también cobró auge en este espacio; afloró debido a la confluencia y el aumento de la población, y contribuyó a conformar a la plaza como el lugar para efectuar transacciones comerciales y del necesario intercambio, para la compra y venta de productos, en los locales situados dentro de la plaza. En ella, la vida pública activa era el modelo de la existencia misma, reflejada ésta en el papel público del individuo, y tenía como prioridad o principio que el bienestar personal dependía por completo del bienestar de la polis.

De esta forma, en “Un plano rectangular consistente en cuatro secciones iguales formadas por dos calles principales que se cruzan en ángulo recto en el punto central donde se dejó una plaza abierta, hacia la cual daban la iglesia, la alcaldía, la cárcel y otros edificios públicos… Las calles secundarias corrían paralelas a las principales, dividiendo a las comunidades en manzanas”

La plaza de armas corresponde a la principal plaza de la mayoría de las ciudades de América Latina. En general, junto a ella se ubican los principales edificios gubernamentales, culturales y sociales, siendo el centro de vida de la comunidad o de una sociedad.

Por lo tanto, Cortés (2011) establece que la forma física de la plaza pública nos habla de edificios que acotaban la Plaza por tres lados:

1. Para la actividad religiosa existía un edificio estrictamente para el culto a héroes y dioses, aunque además, esta función concebía e imponía que este espacio tuviera un valor sagrado con lo que se limitaba (por no decir que se le prohibía o excluía) la entrada a personas ''impuras'', pureza en el sentido de no ser delincuentes o criminales.

2. Para las tareas de la Asamblea, de la Comisión de gobierno de la ciudad (hoy llamado Ejecutivo), así como edificios para el archivo, de almacén y, como oficinas de los distintos magistrados. Desde esta función el espacio era concebido como el centro de la vida política y administrativa de la ciudad, esto lo caracteriza con la función política.

3. La tercera función, la económica, otorgaba un carácter multifuncional a la plaza pública, al imponerse de facto sin requerir de construcciones materiales.

La mayoría de las ciudades construidas por los conquistadores españoles se basaron en una estructura de calles en forma de Damero (es decir, calles perpendiculares, dando origen a las cuadras simétricas, como un tablero de ajedrez) basado en el Castrum Romano, destinando uno de los cuadrantes para ser la plaza de armas, alrededor de los cuales estaban los palacios administrativos, la iglesia y el mercado. El nombre deriva de que esta zona estaba destinada como refugio en caso de una ataque a la ciudad, por lo que poseía guarniciones de armas.

En el imperio romano, una castra (plural castrum, castri, una fortaleza) era un campo militar romano. Originalmente, un castrum es una fortificación celta que semeja un castillo rodeado de una muralla circular en la cima de una colina. Los romanos usaron luego el término para designar sus campos militares, que eran rectangulares. Los campos romanos siempre fueron edificados acorde a un cierto modelo, con dos pasos principales que se cruzaban: el CARDUS MAXIMUS, extendiéndose al norte y al sur, y el DECUMANUS MAXIMUS, al este y oeste, dividiendo el campo en cuatro partes iguales. Las avenidas acababan en cuatro portales. El Forum se ubicaba en la intersección del CARDUS MAXIMUS y el DECUMANUS MAXIMUS.

El resto de las calles y construcciones se hallaban paralelas a las principales, las cuales formaban un patrón de cuadrícula que se utiliza mucho en las ciudades.

Varios poblados en Europa surgieron a partir de campos militares romanos y hasta el día de hoy muestran rasgos de sus modelos originales (Francia, Barcelona, España).

El Castrum fue la base del modelo empleado por los colonos españoles en América, el tablero de 7 manzanas de 100 metros por lado con una Plaza de Armas en el centro cerca de un río y de una colina defendible, siguiendo estrictas normas impuestas por la monarquía española para la fundación de nuevas ciudades en el Nuevo Mundo.

Es así que, al momento de la Conquista y posterior colonización de los españoles, se da una reducción de los poblados prehispánicos en nuevos pueblos o ciudades, siguiendo la traza urbanística de las poblaciones europeas. Esta traza sitúa al centro una plaza en cuyo torno se localizan los principales edificios públicos, principalmente la iglesia y el ayuntamiento. Las reducciones a pueblos consistían en la creación de pueblos mediante la concentración de indígenas de un mismo grupo étnico y linaje que vivían originalmente dispersos, en un terreno específico, el cual era organizado por las diferentes órdenes religiosas.

La mayoría de las ciudades durante el Virreinato se crearon bajo la planeación de este trazo, implantado por la política del Emperador Carlos I de España y V de Alemania hacia el año de 1523, quien dictó disposiciones para fundar ciudades, villas y pueblos. Más tarde continuado por su hijo Felipe II, quien además dictó ordenanzas de gran valor que pasaron a formar parte del Código de Indias.

En la plaza principal no debería otorgarse solares a particulares, sino que era para uso exclusivo de la iglesia, casas reales y autoridades locales. Se buscaba

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