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Plaza Independencia – Epicentro de manifestaciones

DhorylaDocumentos de Investigación6 de Abril de 2017

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                                                             ÍNDICE

                 Tema: Plaza Independencia – Epicentro de manifestaciones 

Resumen...…………………………………………………………………………2

Problemática……………………………………………………………………….2

Hipótesis…………………………………………………..………………………..2

Objetivos……………………………………………………………………………3

Marco teórico ………………………………………………………………………3

Encuesta…………………………………………………………………………...15

Analisis de datos…………………………………………………………………..16

Conclusión…………………………………………………………………………12.

Proyección del trabajo a la comunidad…………………………………………18.

TEMA:

  “Plaza Independencia – Epicentro de manifestaciones”

       RESUMEN

         Con este proyecto se quiere  dar a conocer el carácter convocante y representativo que tiene este importante paseo público para los tucumanos.

         La Plaza Independencia es una importante plaza  de San Miguel de Tucumán. Se la considera el kilómetro 0 de la provincia de Tucumán y se encuentra rodeada de importantes edificios. En ella confluyen ciudadanos, turistas, comerciantes, espectáculos culturales y manifestaciones sociales. Las calles que la rodean son 24 de Septiembre al Sur, San Martín al Norte, Laprida al Este y 25 de Mayo al Oeste.

     

       PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA

         En muchas ocasiones la plaza no es cuidada por los ciudadanos que en gran cantidad se reúnen en distintos eventos y celebraciones que se llevan a cabo.

       HIPÓTESIS:

         La Plaza Independencia es un paseo público con carácter convocante para los tucumanos

       

         OBJETIVOS

        Que el alumno sea capaz de:

  • Valorar la plaza como un espacio representativo que fue cambiando a través del tiempo.
  •  Reconocer la plaza como punto de encuentro, paseo y recreación.        
  • Reflexionar sobre la importancia del cuidado de los espacios públicos
  • Desarrollar habilidades de investigación en la exploración y búsqueda de información.

MARCO TEÓRICO

   Historia

     La plaza Independencia es el paseo principal de la ciudad que data de 1685. Fue el lugar en dónde se refundo Tucumán, luego de su traslado desde Ibatín. En su centro se encuentra una estatua realizada por Lola Mora, a partir de un encargo del ex presidente Julio A. Roca. A sus alrededores se levantan edificios importantes, como la Casa de Gobierno y La Iglesia Catedral. 
     Cuando la ciudad de San Miguel de Tucumán fue trasladada desde su antiguo sitio en Ibatín a su actual emplazamiento en 1685, el nuevo trazado urbanístico respetó su primera disposición: la plaza en el centro y a su alrededor el Cabildo, cuatro conventos con sus Iglesias y las casas.

      A principios del siglo XVIII la ciudad era apenas un conjunto de ranchos y viviendas construidas con tapias y techos de paja, precariedad que se mantuvo a lo largo de todo el siglo. El Cabildo y la Iglesia Matriz no pasaban de ser simples casas mal construidas que apenas destacaban del resto de las edificaciones urbanas.

      Las calles pese a las rigurosas reglamentaciones que el cabildo pretendía imponer en cuanto al ordenamiento urbanístico, solo en escasas oportunidades cumplia con las medidas establecidas. Deberían pasar aún muchas décadas para que las calles se empedraran, por lo que eran verdaderos polvaderales en invierno e insanos fangales en verano. Ni aún en las calles que rodeaban a la plaza principal contaban con  veredas y aceras, pese a ser un espacio clave por las importantes funciones desempeñadas para la vida cotidiana de los vecinos, por los general se encontraba sucia, cubierta de tierra y madera o de desperdicios después de días de mercados.  

      Esa plaza central antes llamada "Libertad" y hoy "Independencia", continúa siendo el eje histórico y cívico de la ciudad. La rodea la Casa de Gobierno, las Iglesias Catedral y San Francisco, el Jockey Club, y un conjunto urbanístico que resume edificios y casas importantes construidas en distintas épocas .

      Esta plaza tiene características singulares por sus frondosos árboles, entre los que se encuentran ejemplares de especies regionales (como ser lapachos, laureles, tarcos y algunas palmeras exóticas) también importantes por su antigüedad; y en su perímetro la doble fila de naranjos, que llenan el aire de aroma de azahar, que data de 1870.

   [pic 3] La Plaza Independencia, en base a la unión de dos mitades. Fue la imagen más propagandizada por Paganelli , Imagen tomada  entre 1865 y 1868


     En el centro del paseo se levanta la estatua a La Libertad, obra de la escultora tucumana Lola Mora. El emplazamiento de la misma fue en el año 1904.En el año 1970 la plaza fue objeto de restauración, dejándole su fisonomía actual.
     Posee una fuente de fines del siglo XIX, con una importante iluminación, el embaldosado, se conserva, además, la explanada para la Banda Sinfónica, que aún ejecuta sus conciertos.

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                                         Fuente de fines de siglo XIX

     

     La plaza Independencia en 1858

      En 1858, la provincia de Tucumán tenía unos 85.000 habitantes. El gobierno pasaba de las manos del doctor Agustín Justo de la Vega a las del doctor Marcos Paz. En abril de ese mismo año, se abrían las puertas del Colegio San Miguel, dirigido por un extranjero:Amadeo Jacques. En el interior de esa casa se inauguraba la primera biblioteca pública que conoció la provincia. 

     En tan propicios comienzos de año, el pintor francés 
León Pallière partía de Buenos Aires. Tenía intenciones de llegar a Chile, vía Mendoza; luego viajar a Bolivia en barco, y volver a Buenos Aires a través de las provincias del noroeste. De este viaje quedaron sus diarios y sus múltiples anotaciones, dibujos y bocetos.

     El tiempo siempre corre con rapidez para estos viajeros. Según él mismo cuenta, llegó a San Miguel de Tucumán el 14 de setiembre de 1858. Como a las 3 de la tarde, ya estaba en la posada donde se hospedaría por dos jornadas. A la mañana siguiente, hizo dos dibujos en la plaza principal, que se llamaba indistintamente Libertad o Independencia. Uno de esos gráficos es el que reproducimos; el otro es una vista más detallada de la Catedral. Sobre ese día. Pallière relata en su diario: “Me levanto con las primeras horas del día. La atmósfera es de una completa dulzura. Tomo mis cartones y me voy a dibujar la Catedral y el Cabildo. Este último me recuerda todos los que he visto, ya sea en Buenos Aires o en Salta. La iglesia es moderna y no está terminada”.

     La plaza

      El dibujo fue hecho a lápiz. Pallière tiene que haberse ubicado sobre el costado noreste de la plaza, mirando hacia el oeste. De esta manera, vemos a pleno la vereda del Cabildo, hoy calle 25 de mayo. Desde la izquierda, sorprende el obelisco que erigió el gobernador Gutiérrez en 1842, para conmemorar el triunfo de los federales de Oribe, sobre los unitarios de Lavalle. Detrás, continuándose con los edificios, se ve la línea sinuosa de los cerros.

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PLAZA Y CALLE 25 DE MAYO. Las anotaciones que se ven sobre los edificios, ilegibles en la copia, indican probablemente nombres, detalles o colores de cada construcción.


Siguiendo hacia la derecha, una pequeña casita de cuatro puertas, y a continuación aparece el gran edificio del Cabildo, ya remodelado, con 13 arcos y una torre con reloj. 

     Pasando la calle, vemos la vieja iglesia de San Francisco, que edificaron los jesuitas y que modernizó 
Pedro Dalgare Etcheverry, autor de la ampliación del Cabildo. Todavía le quedaban unos 30 años con ese aspecto, pues sería reedificada a comienzos de 1880, para quedar con la fachada actual. Debajo de la iglesia, en perfecta perspectiva, se acerca una línea baja de casas coloniales, sobre calle Las Heras (hoy San Martín), todas desaparecidas.

      Pirámide

     Volvamos a la pirámide que se ubica a la izquierda. Conmemoraba la batalla de Famaillá, que en 1841 había visto triunfar la confederación rosista sobre el ejército rebelde de la Liga del Norte. Una consecuencia directa del enfrentamiento fue la retirada hacia Bolivia de las tropas, así como el desbaratamiento y destierro de gran parte de la dirigencia unitaria. La crueldad no se hizo esperar. El dirigente de la Liga, Marco Avellaneda, capturado en Metán, fue degollado y descuartizado sin juicio alguno. Su cabeza fue enviada a Tucumán: se la expuso en la plaza, frente al Cabildo. 

     Este dibujo es el único registro de la “Pirámide federal” que celebraba esos acontecimientos. Era similar a la que había hecho erigir Belgrano en la zona sur de la ciudad. Aunque no tenemos referencia de la altura, pareciera ser idéntica en diseño a esa, que actualmente se levanta, remozada, en la Plaza Belgrano. Era de ladrillo, pero años después fue forrada de mármol, con un remate superior en forma de esfera, y una suave cornisa separando la base rectangular del fuste piramidal. Pareciera que la pequeña escalinata inferior era la única diferencia entre ambas. Ese espacio emblemático del centro de la hoy plaza Independencia, iba a pasar aún por varios cambios. La oprobiosa columna de Oribe sería demolida en 1862 y sustituída por una gran columna. Faltaba mucho para que llegara ahí la “Libertad” de 
Lola Mora, en 1904.

      Copia, por suerte
     Lo que Pallière escribe sobre esos dos días en Tucumán es largo. Pero atendamos a ese lugar ahora desconocido para nosotros: “Toda la ciudad es de una blancura extrema: las casas son de un solo piso y están como incrustadas en un inmenso bosque de naranjos. Donde la edificación ha dejado libre un poco de terreno, se ve aparecer la copa del naranjo, curvada al peso de sus frutas, y a medida que uno se aleja del centro de la ciudad las casas disminuyen en cada cuadra y aumenta el verde follaje con frutas de oro”.
     Lo que es digno de resaltar es que no sólo esa ciudad parece haber desaparecido, sino también la imagen que la retrataba. El dibujo del que hablamos fue borrándose con el tiempo. En 1977, 
Miguel Alfredo Nougués donó al flamante Museo Histórico Avellaneda su colección de objetos tucumanos. Incluía los dos lápices de Palliere. Por el peligroso desconocimiento que siempre amenaza los tesoros, los dibujos fueron colocados de tal manera que quedaron expuestos a la luz del sol durante mucho tiempo. Las consecuencias fueron implacables: se fue oscureciendo el papel y perdiendo el contraste, hasta casi borrarlos.
     La que reproducimos es una foto del original que, en 1964, hizo tomar el iconógrafo
Bonifacio del Carril, para ser publicada en su “Monumenta Iconographica. Paisajes, ciudades, tipos, usos y costumbres de la Argentina 1536-1860”. Ahí está el original, casi invisible, guardado en un museo, y la copia, todavía en condiciones. Nos quedan un par de lecciones de ese desatino: hay que atender al cuidado de los recuerdos; y hay que hacer copias de ellos, sin temer a la autoridad de los originales.

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