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Poesía Primero Sueño


Enviado por   •  21 de Mayo de 2013  •  1.469 Palabras (6 Páginas)  •  555 Visitas

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PRIMERO SUEÑO (Análisis)

El poema “Primero Sueño”, de Sor Juana Inés de la Cruz, es un escrito pesado y denso en lenguaje, dado que la autora utiliza toda una gama de temas que terminan creando una obra basta y rica en metáforas que describen de manera grandilocuente la sencillez del sueño, precisamente por el eso el título que lleva éste poema barroco.

Primero Sueño parece dirigirse a un público culto, de conocimientos monumentales tanto en historia y mitología de las civilizaciones clásicas, como en un léxico rico y refinado que sólo personas letradas serían el público predilecto de las palabras de Sor Juana Inés, sobretodo en un época en que en el nuevo mundo la información y el conocimiento era tan limitado, es así que tal vez las elites podrían darse el gusto de disfrutar una creación tan densa y cargada de gran estilo culto.

Es entonces que la visión trivial del sueño, es vista por Sor Juana Inés como algo más espiritual, un placer privado que no es único del ser humano si no del cosmos en general, y para ello recurre a su basto conocimiento. El poema puede dividirse en tres etapas, las cuales nos son más que la descripción del sueño, sus causas y sus consecuencias, además de la visión particular de la noche y el día, como una dualidad que también se encuentra en el mismo ser humano y en el resto del cosmos, en donde tanto el día como la noche se visten de características especiales que reflejan la cosmovisión religiosa de la autora.

La primera etapa la describe como la llegada de las penumbras al mundo lo sume en la oscuras fauces que ocultan la creación y la convierten en una tergiversación del día, en donde surgen las más tenebrosas visiones que asechan a quienes tienen actividades diurnas y que se disponen a dejarse llevar por el sueño. La noche se encarga de traer consigo sus habitantes, es así que la autora muestra a la vida noctámbula como el momento propicio para la llegada de figuras siniestras que bien pueden poblar las pesadillas de los hombres, en sus versos se puede evidenciar como Sor Juana Inés percibe la caída del día y el comienzo del reinado de los seres malignos y monstruosos que se esconden en las sombras.

“si bien sus luces bellas

esemptas siempre, siempre rutilantes,

la tenebrosa guerra

que con negros vapores le intimaba

la vaporosa sombra fugitiva

burlaban tan distantes...”

“segunda forman niebla,

ser vistas, aun temiendo en la tiniebla,

aves sin pluma aladas:

aquellas tres oficiosas, digo,

atrevidas hermanas,

que el tremendo castigo

de desnudas les dio pardas membranas

alas, tan mal dispuestas

que escarnio son aun de las más funestas:

éstas con el parlero

ministro de Plutón un tiempo.

..”

En los versos anteriores se puede notar como trata Sor Juana Inés a la noche, tenebrosa y acechante que derrota al día y se cierne en el mundo cubriendo a todo y a todos, que forma las nieblas en donde se esconden horribles aves, y recurre al personaje mitológico y señor del inframundo, Pluton, como demostrando que es él quien reina en la oscuridad y es el dueño de las horrorosas visiones que pueblan la mente del hombre al comienzo del reposo, pesadillas minadas de monstruos que nacen cuando el día se ha ido. En Primero Sueño, su autora recurre a la mitología para describir el mundo nocturno que tiene su poder cuando la luz se la lleva el ocaso, es así que usa aun personaje llamado Nictemene que fue convertida en lechuza por enamorarse de su padre, dicho animal que convive con las sombras viene a representar el surgimiento de la vida que se mueve entre las penumbras de la noche.

“la avergonzada Nictímene acecha

de las sagradas puertas los resquicios

o de las claraboyas eminentes

los huecos más propicios,

que capaz a su intento le abren

la brecha,

y sacrílega llega a los lucientes

faroles sacros de perenne llama...”

Y es así que Sor Juana Inés sigue con su poema, contando como el sueño atrapa todo e impide que se vean las figuras aterradoras y horribles que se ocultan en las sombras, las cuales sólo pueden verse en las pesadillas, como si de cierta forma el hombre no escapara a la visión de estas imágenes aún cuando empieza su descanso. Es entonces que:

“El viento sosegado, el can dormido:

éste yace, aquél quedo,

los átomos no mueve

con el susurro hacer temiendo leve,

aunque poco sacrílego

ruido,

violador del silencio sosegado...”

Así describe la autora con su léxico culto que nada escapa al poder del sueño, hasta el viento se calma y los átomos se petrifican para calmar el cuerpo, y para dar fin a

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