Por Una Historia Para Todos

Por una historia para todos

Como el mismo título lo menciona tratamos con las propuestas que se han dado en la segunda mitad del siglo XX respecto a elaborar una historia que nos incluya a todos (refiriéndonos a pueblos y grupos sociales). Después de la llamada crisis de la historia en la década de los 70´s. Nuevas metodologías (microhistoria, historia oral, historia de las mentalidades etc.) surgieron como nuevas formas de acercarse al objeto de estudio pero aún se debía de hacer un cambio importante donde se estableciera a que sujetos históricos se deberían de estudiar. Faltaba todavía que muchos grupos de personas merecieren la oportunidad de alzar su voz dentro de los procesos históricos (mujeres, obreros, campesinos, esclavos, pueblos dominados por el colonialismo, los indígenas etc.)

Uno de las grandes dificultades que enfrentaron estos primeros estudios fue el no poder escapar de su concepción eurocéntrica, si se estudiaba a los campesinos a los obreros o a las mujeres solo se tomó en cuenta a esos grupos pero dentro de los países “desarrollados”. Así, cuando se estudió a los obreros ingleses no se tomó en cuenta a aquellos que laboraron en las colonias británicos o los esclavos. Esto dejaba ver que al solo incluirse a aquellas culturas que pertenecían a las de origen europeo las demás aparecían como su hubiesen estado dormidas o estáticas hasta el momento de la colonización por los europeos. Esa concepción había dejado prácticamente sin historia a los pueblos de África, a los pueblos indígenas en América y en Oceanía.

Pero no todas las respuestas a esa marginación fueron productivas teóricamente, el grupo de los postcolonialistas termino por ofrecernos simples análisis de obras literarias, alejándolos de los problemas reales. Denunciando al imperialismo y sus discursos pero sin proponer nada nuevo. Obras que a final de cuentas eran útiles en las academias literarias pero inservibles en las de historia.

Los pueblos de África, América (Latinoamérica) y Oceanía debían de ofrecer sus propias perspectivas de sus historias libre de los sesgos eurocéntricos y su concepción de “nosotros desarrollamos a nuestras colonias”. Pero el camino para lograr esa meta implicaba muchas dificultades, ejemplo de ello fue el caso de África donde su historia vista desde la perspectiva europea los borraba prácticamente del desarrollo histórico del continente. Solo existían los colonizadores y administradores europeos. Sus primeros intentos después de la independencia carecían de una periodización propia, partían de las estructuras que los mismo europeos habían propuesto. Después de los fracasos económicos en el continente variaron al querer adaptar su situación bajo la teoría de la dependencia de la CEPAL donde básicamente se culpaba del atraso a los tiempos que estuvieron bajo el imperialismo.

En Latinoamérica nuestros primeros historiadores

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