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Proceso De La Independencia


Enviado por   •  21 de Octubre de 2014  •  8.256 Palabras (34 Páginas)  •  225 Visitas

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PROCESO MORAL Y POLÍTICO DE LA INDEPENDENCIA DE MÉXICO

JOSÉ VALERO SILVA

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La invasión francesa

En el año de 1808 el pueblo novohispano a excepción de los criollos, no pensaba en su independencia política respecto a la metrópoli. Por aquellos días el partido independentista americano tuvo una limitadísima representación ante las Cortes españolas. Sin embargo, la posición de aquellos diputados era muy débil, pues sólo era representativo del grupo privilegiado de la Colonia. Ellos actuaron con desventaja porque su procedimiento implicaba orden y evolución para conseguir la anhelada independencia. Por eso para muchos criollos el valor libertario de la representación ante las Cortes resultaba ineficaz. Quizá se hubieran necesitado más representantes para lograr la finalidad deseada; pero en justicia hay que decir que, siendo conscientes los diputados de que no conseguirían sus proyectos, también es cierto que consideraban válido su esfuerzo para ayudar a la causa de la libertad puesto que ante los ojos de los hispanoamericanos se mostraban como ejemplos, en la medida de sus fuerzas, de luchadores por la causa de la independencia. Aquellas Cortes dejaron en herencia la liberal Constitución de Cádiz de 1812, que de un solo golpe terminó con la vigencia de la legislación indiana. La Carta sólo sirvió para alargar la lucha por la independencia, pero también deberá contemplarse como la respuesta hispánica al plan de Napoleón, que quiso organizar el imperio español con base en la Constitución de Bayona.

A principios del siglo XIX el sentimiento común de los habitantes de la Nueva España, en lo que concierne a la actitud de España respecto a América, era que la monarquía ejercía una opresión y un mal gobierno insufribles. Por eso, dichas deficiencias administrativas fueron las banderas de Miguel Hidalgo y Costilla, de Ignacio López Rayón, de José María Morelos y de los otros dirigentes de la revolución de independencia.

Se debe a los criollos el primer intento de dar un rostro a la modalidad del nuevo ser México, precisamente con los elementos morales y materiales que estuvieron acumulando durante la Colonia. No obstante, al fin tuvieron que dejar participar al pueblo novohispano para conseguir la independencia. Los criollos estaban seguros, por su cultura y celo propios, de poder rivalizar con España. En efecto, tenían conciencia de su propia personalidad, de las tradiciones locales que ayudaron a forjar, y casi hasta una idea política de tipo independentista con posibilidades de definición. Más tarde esta primitiva idea de independencia criolla, se transformó en el verdadero principio de la independencia política de México como nación.

Las fuerzas e intereses de los grupos contendientes de nuestra revolución de independencia por sí mismos explican los esfuerzos desplegados por los dirigentes criollos; tuvieron que dejar participar en su lucha, en mayor o menor grado, o casi en ninguno, al resto del pueblo novohispano formado en buena parte por las castas de origen africano. Mientras esto ocurría, se iba dando en la Colonia un proceso moral y político que al fin se convirtió en la conciencia nacional del mexicano y de lo mexicano, oponibles al español y lo español. Fue entonces cuando se impuso la necesidad de rescatar varios de los elementos integradores del mundo indígena, como algo de valor completamente diferente a lo peninsular, para reforzar al nuevo ser político y darle vida independiente al México que empezaba a nacer. Los criollos, juntaron varios elementos de la civilización indígena con las formas culturales que ellos habían forjado, y de este modo intentaron trazar la existencia de México independiente, que empezaba a definirse por su propio valor moral, político y material.

Es evidente que para dar estos pasos fue necesario un medio circunstancial adecuado. Por eso el criollo, con su experiencia, consideró la crisis de la prisión de los reyes como el momento oportuno para sus trabajos; fue muy notable la repercusión que tuvo el hecho en la colectividad colonial. De la misma manera, la invasión napoleónica de España legitimaba los primeros intentos libertarios de Hispanoamérica. Dichos intentos se desarrollaron, porque los criollos supieron aprovecharse de las deficiencias formalistas del mundo hispánico. Es de aclararse, que esta afirmación no deja de considerar la validez de los otros antecedentes de nuestra independencia, ya muy estudiados y analizados, puesto que todos los antecedentes se complementan y no se excluyen. Ejemplos de lo que afirmamos son la trascendencia interna que tuvo en la Colonia la expulsión de los jesuitas; las causas que originaron la independencia de los Estados Unidos de Norteamérica y el uso de las armas como medio para lograrla; la legitimación de este procedimiento de los Estados Unidos, cuando Carlos III ordenó firmar el tratado de París; las ideas del siglo ilustrado; el nuevo orden universal del pensamiento político occidental a principios del siglo XIX, en el que la gente hablaba y discurría sobre muchos problemas de carácter público; el acantonamiento de Jalapa considerado éste como foco de propagación de la verdad sobre España; los problemas de la corte de Madrid provocados por don Manuel de Godoy, etcétera. Aún podrían incluirse como antecedentes, aunque en mi concepto sin fundamento, varias subversiones o colapsos coloniales anteriores al XVIII, en los que hubo hechos sangrientos o desórdenes. Otras personas quizá prefieran buscar los antecedentes en la actitud de los mexicas derrotados por los conquistadores, o en el motín del marqués del Valle; pero en verdad estas argumentaciones son muy discutibles como antecedentes directos de nuestra independencia política, la cual requería, aunque sólo fuera, una mínima expresión de conciencia nacional. No obstante, los antecedentes señalados, en nada restan fuerza al hecho muy especial de la prisión de los reyes, que fue precisamente lo que dio la oportunidad histórica para intentar la independencia de México.

Por lo que hace al esgrimido argumento de que los criollos quedaron excluidos de los altos puestos eclesiásticos y civiles, y que ello los hizo reaccionar de tal manera que decidieron ir a la independencia, pienso que no debe perderse de vista lo siguiente: esta actitud de España como país dominador fue normal, y por tanto no debe extrañarnos, pues de acuerdo con la lógica de su existencia debía evitar hasta donde fuera posible tener colaboradores criollos en las altas esferas políticas y eclesiásticas coloniales. Es recomendable que los dominadores no participen ni del poder ni de la preeminencia a los dominados. Por tanto, a la luz de los intereses de España, esta resistencia contra los criollos tiene justificación. Además, el fenómeno considerado

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