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Que Es la Etica


Enviado por   •  17 de Junio de 2015  •  2.214 Palabras (9 Páginas)  •  165 Visitas

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URSO: INTRODUCCIÓN A LA ÉTICA

PRIMERA LECTURA: ¿ QUÉ ES LA ÉTICA?

(Resumida por Raúl Vergara del capítulo 1 del libro de Augusto Hortal “ÉTICA”)

1.- La Ética como reflexión sobre la moral

La Ética es un tipo de saber. Los saberes y las ciencias se definen y caracterizan ante todo por su objeto, por aquello de lo que se ocupan. La Zoología estudia los animales y la Astronomía los astros. ¿De qué trata la Ética? En una primera aproximación diríamos que la Ética o Filosofía Moral se ocupa de reflexionar sobre la moralidad, sobre la dimensión moral de la vida humana.

Los hombres vivimos, pero nuestras vidas no consisten únicamente en desplegar un programa de potencialidades previamente fijadas para toda la especie; actuamos de forma diferenciada, individual y grupalmente, y nos planteamos cómo vivir y actuar. Hay formas de vivir y actuar que son más humanas que otras. Y esto es ya sumamente significativo. El pez no puede dejar de ser pez sin dejar de existir, ni el árbol puede dejar de ser árbol; es un raro privilegio del hombre poder ser inhumano sin dejar de ser miembro de la especie “homo sapiens”. Dicho positivamente: vivir humanamente no es para nosotros algo automático o puramente espontáneo; es una tarea encomendada en la que podemos tener éxito o fracasar. En la medida en que ese éxito o fracaso humano es responsabilidad de los hombres, la vida de los hombres y sus conductas son morales o inmorales. De reflexionar sobre esto se ocupa la Ética.

2.- De la vida moral a la Filosofía Moral.

Hay pues formas de vivir y de comportarse que por ser humanas ( o inhumanas) y responsables, reciben el calificativo de morales (o inmorales).El hecho moral, el hecho que determinadas conductas y formas de vivir sean valoradas positiva o negativamente para la supervivencia, para la convivencia y en definitiva, para la vida plenamente humana, es un hecho universal e inevitable. Este hecho se da en todas las culturas y en todos los hombres normalmente desarrollados. La moralidad es algo constitutivo del hombre, como puede serlo lo social o el lenguaje. La universalidad y necesidad del hecho moral se concreta de mil maneras, a veces discrepantes, en la multiplicidad de situaciones, temáticas y culturas en las que se despliega la vida de los hombres: matar o respetar la vida de otros hombres, mentir o decir la verdad, dictadura o democracia, igualdad o discriminación, amor o guerra, etc.

No es realista hacer filosofía ignorando todo esto, haciendo tabla rasa, intentando empezar sin presupuestos. La Ética no crea la vida moral, se la encuentra y reflexiona sobre ella. Cuando empezamos a filosofar sobre la moral, somos ya, con las deficiencias y limitaciones que haya en cada caso, personas capaces de actuar en conciencia, libre y responsablemente; llevamos una vida moral que seguirá más o menos su curso cotidiano, en el que nos iremos haciendo personas honradas, sinverguenzas o mediocres, con relativa independencia de que avancemos mucho o poco en el esclarecimiento filosófico de los problemas morales. La Ética no es ni una fábrica de personas morales, ni una creación del mundo moral.

Reconocer que la realidad que estudiamos está ya constituida cuando empezamos a reflexionar sobre ella, no significa que la estudiemos para dejarla como está. Partimos del hecho, pero no damos por supuesta su legitimación. Realismo moral no quiere decir que la vida moral sea necesariamente como es, o que esté exenta de interpretaciones y sea inmune a la desfiguración. La vida moral, tal y como la vive cada cual, es el punto de partida y el marco de referencia de la reflexión ética. Pero cada una de sus concreciones puede y debe ser cuestionada punto por punto. Eso sí, sabiendo que nunca acabaremos de cuestionarla exhaustivamente, nunca la habremos recuperado en plena trasparencia intelectual. Y nunca podremos partir del cero absoluto de presupuestos, mientras permanezcamos inmersos en el flujo de la vida y de la historia.

Lejos de cualquier realismo ingenuo y objetivista, acrítico, afirmamos a la vez que la realidad no se constituye sin interpretación, al menos la dimensión moral de la vida humana. Ser hombre no es nunca pura facticidad mostrenca como la de la piedra. Incluye siempre la visión que el hombre tiene de sí mismo y de su quehacer fundamental: vivir humanamente. El ser incluye, pues, el conocer. No se es responsable, honrado o sinvergüenza, como se es bípedo, alto o moreno. Uno puede tener un grupo sanguíneo que desconoce; puede hablar en prosa sin saber que eso que hace se llama precisamente así; puede vivir una vida moral ignorando la terminología precisa con la que la filosofía designa algunos aspectos de la misma; pero no puede ser moral sin de alguna manera saber que lo es.

No es posible la tarea de vivir humanamente sin una cierta manera de entender al hombre como tarea (“moral como estructura”) y una cierta manera de concebir en qué pueda concretarse eso de vivir humanamente (“moral como contenido”). Pertenece constitutivamente al ser ético saber que se es ético y saber de algún modo en qué consiste ser ético. La Ética o Filosofía Moral no viene de fuera, sino que tiene su raíz en la vida moral que quiere y necesita dar razón de sí misma. Cuando esa manera de entender y de concebir no es pura convicción incuestionable, sino que se hace problemática e indaga reflexivamente en busca de respuestas, ha nacido la Filosofía Moral o Ética. Por eso cuando hacemos Ética no realizamos algo externo o extraño a nuestra vida moral.

3.- Ética y cultura

La moral forma parte de la cultura, del modo de vivir y de entender la vida que tiene una sociedad. Los modos de vida tienen una dimensión moral que se refleja en las costumbres, instituciones, en los modos de hablar y de pensar, etc. Este es el terreno común que nos sirve de punto de partida. Podemos y seguramente debemos aspirar a distanciarnos críticamente de la cultura en la que vivimos inmersos ( y que por cierto posibilita y fomenta ese distanciamiento). Podemos intentar configurar nuestra moral de un modo más personal. Pero aún entonces será difícil que no se trasluzca la impronta cultural desde la que lo intentamos. Y si aquello que innovamos o modificamos tiene éxito social pronto pasará a formar parte del mopdo de vivir y de entender la vida de un grupo y tal vez del conjunto de la sociedad.

El entorno cultural marca nuestro modo de hacer filosofía y muy especialmente Filosofía Moral. El punto de partida y el marco de incidencia de la filosofía que hacemos está configurado por la cultura a la que pertenecemos. Eso sí, una cultura nunca es un conjunto finito cerrado e inmóvil de objetivaciones culturales,

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