RAZA Y NACIÓN
Enviado por angelicalagosb • 1 de Octubre de 2015 • Reseña • 2.998 Palabras (12 Páginas) • 163 Visitas
Raza y nación
Quiero aclarar lo que entiendo por raza (n). Con esto me estoy refiriendo a una franja cambiante de categorías y conceptos creada por los europeos como resultado del contacto y la subordinación de los pueblos no europeos a través del colonialismo y el imperialismo. Estas categorías se concentraban en diferencias físicas consideradas relevantes (básicamente el color de la piel, aunque también la textura del cabello y ciertos rasgos faciales), y las convertían en significantes "raciales" que dieron lugar a una vasta carga de significados sociales y culturales organizados por jerarquías de valores, poder y explotación del trabajo. Los significados han variado a través del tiempo y del espacio, influidos por muchos factores como las estructuras demográficas y económicas, el desarrollo de la comprensión científica de las diferencias humanas y la lucha política y cultural librada en torno a las categorías y significados en sí mismos (Wade 1993 b, 1997). Las categorías raciales, debido en parte a que construyen la variaci6n fenotípica heredada, se han naturalizado: las diferencias culturales indicadas por diferencias físicas han llegado a ser consideradas como originadas en una esencia natural heredada a través de la reproducción sexual. Esta naturalización ha experimentado variaciones de acuerdo con concepciones históricamente cambiantes de la naturaleza humana, así como estructuras cambiantes de las relaciones sociales, especialmente las que implican desigualdad. Este tratamiento del concepto de raza hace énfasis en un proceso de racialización y naturalización de identidades, y se desprende de mi experiencia latinoamericana, donde las identidades raciales suelen ser más ambiguas, cambiantes y dependientes del contexto que en otras regiones. Sin embargo, creo que se trata de una perspectiva ampliamente aplicable y que evita la utilización de categorías raciales reificadas. En este sentido se estudian procesos de identificaciones y relaciones sociales racializadas, en lugar de estudiar "razas" o "blancos" o "negros" aun como grupos socialmente construidos (12). Las identificaciones raciales son muy importantes para entender las construcciones de identidad nacional en América Latina y otros lugares (13). Si los nacionalismos trabajan entre la homogeneidad y la heterogeneidad, la presencia de quienes se identifiquen como pertenecientes a diferentes 'categorías raciales es un aspecto vital de la diversidad, una amenaza eventual para la aparente pureza nacional, o tal vez un recurso crítico para futuras versiones de la homogeneidad. Y todo esto es tanto más factible cuanto que las categorías raciales podrían comprometer características profundas que son transmisibles a través de las generaciones. En lo que se refiere a la música colombiana, las identificaciones raciales son importantes porque los estilos musicales estudiados en este libro fueron frecuentemente tildados de negros o aun de africanos. Incluso cuando los estilos no eran designados así explícitamente, los discursos sobre la música popular colombiana contenían, y aún contienen, una referencia a los orígenes atribuidos a las culturas o "razas" africana, americana o europea. Manteniendo el énfasis común en los mitos de la homogeneidad, dentro de las teorías sobre el nacionalismo, el discurso sobre la raza se percibe más que todo como de exclusión o marginalización de "razas" consideradas "impuras" o "extranjeras" (Anthias y YuvalDavis 199.2: 39; GUr0Y 1987; Segal 1991 yWilliams 1989). Una versión más matizada del nacionalismo sugiere que concentrarse en el aspecto de la exclusión es demasiado simplista: de hecho, en América Latina lo que se presenta es un delicado balance entre inclusión y exclusión (Stutzman IgB1; Wade 1993 a). El mestizaje, físico y cultural, es una clave maestra para narrar la identidad nacional latinoamericana (Graham 1990; Skidmore 1974; Stepan 1991; Stutzman 1981; Wade 1993 a, 1997; Whitten l!J8i, 1986; Whitten y Torres 1998; Wright 1990); contiene inclusión y exclusión, y afirmaciones de homogeneidad y de heterogeneidad. Mostrar, por ejemplo, a Colombia como nación mestiza implica que todo el mundo es igual pero la idea misma de mestizaje necesariamente alude a la diferencia: mulatos y mestizos provenientes de negros, blancos e indígenas. Cuando la mezcla Se entiende como blanqueamiento progresivo, se tiende a clasificar a los pueblos indígenas y negros como algo tan diferente que terminan siendo negados o marginalizados, o también a incluirlos considerándolos como reclutas potenciales para el mestizaje (14). Cada mención de mezcla, hibridismo o criollismo inevitablemente reafirma la diferencia que el acto de habla intenta disolver en apariencia. Se trata de un fenómeno general pero que puede observarse específicamente en lo que Behague (1991) considera como la preocupación central de muchos musicólogos latinoamericanos en el estudio de los orígenes de una corriente musical evidentemente triétnica: el tema de los orígenes indígenas, africanos y europeos aparece una y otra vez. El ejemplo de Venezuela, donde existe una ideología de la nacionalidad basada en que todos son mestizos de color café con leche (Wright 1990), puede ilustrar cómo la coexistencia de unos simbolismos de los orígenes y de unos simbolismos del mestizaje parecería, lógicamente, borrar esos mismos orígenes. Como muestran Taussig (1997) y Plácido (1~J), a pesar de esa ideología existe una extendida actividad religiosa que gira alrededor de un grupo de figuras espirituales y santurronas, donde se destacan tres: María Uonza (generalmente representada como una mujer blanca, pero también, en ocasiones, como indígena), El Indio Guaicaipuro (hombre indígena) y El Negro Felipe (hombre negro). Se aprecia que, para los venezolanos, los ingredientes raciales originales continúan siendo símbolos vitales y se da una relativa apropiación estatal del culto de Maria Lionza construyendo su imagen como la de una indígena en contraste con Simón Bolívar, el héroe "blanco" de la independencia. Tanto en Colombia como en el resto de América Latina, los procesos de identidad racial están íntimamente ligados con el nacionalismo y la identidad nacional: la homogeneidad y la heterogeneidad son imaginadas como la comunidad y la diversidad de "esencias" naturales; la transformación y la apropiación son imaginadas a través de las hibridaciones del mestizaje en las cuales se pueden resignificar nociones fragmentarias de esencias raciales por rearticulación dentro de una representación diferente, usualmente bajo la sombra de un principio hegemónico basado en una conexión ideológica entre blancura y modernidad; y, por supuesto, la identidad racial forma parte de procesos transnacionales y categorías globalizadas como negro, blanco e indígena no pueden concebirse exclusivamente dentro del marco nacional. Los capítulos siguientes mostrarán cómo las relaciones recíprocas entre música e identidad nacional en Colombia estuvieron marcadas por importantes procesos de identidad racial: ya fuera para denigrar o exorcizar, la negritud aparente de la música tropical en Colombia fue siempre una preocupación central (15).
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