REFLEXIÓN ACERCA DE LA INTERACCIÓN ENTRE LA DIMENSIÓN ÉTICA Y OTRAS DIMENSIONES DEL SER HUMANO
Enviado por botymix86 • 25 de Junio de 2014 • Trabajo • 20.784 Palabras (84 Páginas) • 366 Visitas
REFLEXIÓN ACERCA DE LA INTERACCIÓN ENTRE LA DIMENSIÓN ÉTICA Y OTRAS DIMENSIONES DEL SER HUMANO
Pbro. Lic. Javier Galdona
Programa de Educación en Valores
Universidad Católica del Uruguay
2002
http://www.franciscanos.net/teologos/sut/libros/galdonatapa0.htm
Índice.
MARCO DESDE EL QUE REALIZAMOS LA REFLEXIÓN 2
ALGUNAS CONSIDERACIONES GENERALES. 3
ALGUNAS PRECISIONES. 5
PRESENTACIÓN DEL CUADRO DE REFERENCIA 6
DESARROLLO DE CADA DIMENSIÓN PLANTEADA 9
DIMENSIÓN IDEOLÓGICA. 9
DIMENSIÓN ÉTICA. 10
Objetividad 11
Subjetividad 12
Trascender la realidad empírica 12
DIMENSIÓN ESPIRITUAL. 13
Objetividad 14
Subjetividad 15
Trascender la realidad empírica 15
DIMENSIÓN PSICO-COGNITIVA. 16
Objetividad 18
Subjetividad 18
TRASCENDER LA REALIDAD EMPÍRICA 18
DIMENSIÓN PSICO-AFECTIVA. 19
Objetividad 20
Subjetividad 21
Trascendencia de la realidad empírica 21
DIMENSIÓN RELACIONAL. 22
Objetividad 23
Subjetividad 23
Trascendencia de la realidad empírica 23
IDENTIDAD PERSONAL 24
INTERACCIÓN ENTRE DIMENSIÓN ÉTICA Y LAS DEMÁS DIMENSIONES 26
PERSPECTIVA DE LA OBJETIVIDAD. 26
Dimensión ética y dimensión psico-cognitiva 26
Dimensión ética y dimensión psico-afectiva 27
Dimensión ética y dimensión espiritual 28
Dimensión ética y dimensión relacional 29
PERSPECTIVA DE LA SUBJETIVIDAD. 30
Dimensión ética y dimensión psico-cognitiva 30
Dimensión ética y dimensión psico-afectiva 31
Dimensión ética y dimensión relacional 32
MODO DE TRASCENDER LA REALIDAD EMPÍRICA. 33
Dimensión ética y dimensión psico-afectiva 34
Dimensión ética y dimensión espiritual 34
Dimensión ética y dimensión relacional 35
CONCLUSIÓN 36
CUADRO DE REFERENCIA 37
ANEXO 39
MARCO DESDE EL QUE REALIZAMOS LA REFLEXIÓN
La presente reflexión busca profundizar en el análisis del actuar humano . No busca explicar “el” actuar humano, sino únicamente ingresar en un análisis del mismo, que sea sintético y profundo.
Como ninguna reflexión (y actuación) humana es desinteresada, ésta es una reflexión profundamente interesada. Interesada por mí mismo, ya que tengo serio interés en mi vida, en mi ser, en mi futuro. Interesada por los demás, ya que también me importa compartir lo aprendido y, si eso es posible, ayudar a los demás en sus vidas. El hecho de que sea interesada no le quita carácter de seriedad académica, sino que al contrario se lo exige.
Además de interesado, este análisis tiene una perspectiva definida y un punto de partida claro . Se trata de la perspectiva ética , es decir, de la capacidad que tiene el ser humano de construirse a sí mismo, de realizarse, y de hacerse consciente y deliberadamente dueño de su vida.
Nuestro punto de partida también es claro: el ser humano es libre, con una libertad limitada y contextualizada, pero esencialmente libre. Esta característica puede ser considerada una gracia o una des-gracia (personalmente la considero una “gracia”con toda la fuerza del término), pero el hecho es que previamente a cualquier valoración de la misma, el ser humano es libre. No hay duda de que el ser humano es en gran medida el resultado de su propio actuar, disfrutando y sufriendo las consecuencias de las decisiones tomadas por él mismo.
En esta reflexión también tenemos una intención, y ella es educativa. Creo en la educación, creo en la capacidad de actuar constructivamente en interacción con las demás personas, creo en la capacidad de aprendizaje que tenemos (especialmente en el aprender a vivir, y así poder aprehender la vida misma).
Pero también creo en la posibilidad de conocerme más y mejor, conociendo mejor a los demás seres humanos, y viceversa. Creo en la posibilidad de sumergirme y ahondar en ese maravilloso misterio de profundidad que somos los seres humanos, cada persona, y cada colectivo. Creo en Dios, creo en el hombre, creo en la vida, creo en el mundo y en la historia que van construyendo los hombres y mujeres en él.
Algunas consideraciones generales.
Muy estimulado por E. Morin en esa hermosa síntesis que realiza sobre numerosas constataciones acerca de la realidad humana, deseo realizar algunas consideraciones en orden a acotar el horizonte de posibilidades de la presente reflexión.
En primer lugar, asumo la complejidad manifiesta que constituye el ser y el actuar humano. Esto es fácilmente ejemplificable al recorrer las grandes reflexiones filosóficas y teológicas acerca del hombre, su ser, su identidad, su destino: de Heráclito a Habermas, de Confucio a San Agustín, de la Torah al Corán. Las mismas preguntas vitales respondidas una y mil veces, con aspectos que le resultan compartidos y otros que le resultan totalmente extraños a uno mismo y a los colectivos que integra.
La ciencia, a su vez, no deja de realiza inmenso aporte en este sentido: desde la antropología cultural a la biocibernética, de la economía a la psicología, desde Galileo a la “teoría del caos”. Planteamientos confluyentes y contradictorios, que al mismo tiempo desconciertan y estimulan la curiosidad acerca de lo que somos y lo que podemos llega a ser.
Todos aportes verdaderos sobre el ser humano y ninguno exhaustivo, acabado, definitivo. Somos seres complejos y, a veces, también complicados, ya que a menudo le buscamos “la quinta pata al gato”, o buscamos recorrer la menor distancia entre dos puntos eligiendo el camino más largo.
La reflexión que aquí realizamos no pretende explicar todo el actuar humano, y menos aún reducirlo a algunos elementos. Lo único que buscamos es, dentro de los límites de la propia capacidad, tomar algunos aspectos relevantes que nos interesan y ver cómo se vinculan entre ellos.
En segundo lugar, asumimos la relatividad intrínseca del conocimiento humano . El ser humano es objeto y sujeto de su propio conocimiento. No hay nada más importante para el ser humano que conocerse a sí mismo y que conocer su propia vida, su entorno, su realidad.
Por ello, es que lo único que en definitiva quiere el ser humano es conocerse, y se convierte así en su propio objeto de estudio. Todo el resto del conocimiento, desde el microcosmos hasta el macrocosmos, en última instancia no tiene otra función que la de poder conocerse a sí mismo, ubicarse en la vida y tratar de hacer de la vida algo que vale la pena de ser vivido.
En ese sentido, la propia complejidad del conocimiento se debe a que es imposible un total desapasionamiento en referencia al
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