RESUMEN DOS CAP. LAS MUJERES Y LA PATRIA DE LUCIA GALVES
Enviado por julianamaitena • 20 de Febrero de 2014 • 2.720 Palabras (11 Páginas) • 597 Visitas
Anarquistas, feministas y socialistas: una lucha de titanes
1896 aparece en Bs. As un periódico titulado “la voz de la mujer”. Era escrito por mujeres anarco-comunistas y se financiaba por suscripción voluntaria.
El comunismo anarquista era una fusión de ideas socialistas y anarquistas. Estaba orientado hacia la eliminación violenta de la sociedad existente y hacia la creación de un nuevo orden social justo e igualitario. Las mujeres eran bienvenidas como militantes de la “causa de la anarquía”, pero se les daba algo menos de apoyo para luchar por las reivindicaciones del feminismo y ningún apoyo para formar grupos feministas autónomos.
Los anarquistas desconfiaban del feminismo. En un principio no estaba entre sus luchas la emancipación femenina. Estas se veían doblemente oprimidas: por la sociedad burguesa y por los hombres. En los artículos se sostenía que no hay nada más injusto que la desigualdad establecida en forma artificiosa entre el hombre y la mujer. Ésta está considerada inferior al hombre para poder mantenerla en un estado de dependencia económica y moral.
Carmen Lavera, en defensa del amor libre escribe “creemos que en la actualidad nada ni nadie es mas desgraciada en su condición que la infeliz mujer”
Las anarquistas eran partidarias del amor libre, para no depender tanto del hombre en el aspecto sexual.
En el segundo número del periódico se percibe la repercusión negativa que tuvieron esos artículos feministas en los hombres. Decían “es preciso señores que sepan que nosotras también tenemos derecho a emanciparnos y ser libres de toda clase de tutelaje, ya sea social económico o marital.
Era este un lenguaje nuevo que hacia estremecer a mas de un portugués, pero a los pocos números tuvieron que bajar un poco el tono combativo, probablemente por sugerencia de algún suscriptor.
Aclaran después “nos dirigimos a algunos individuos que titulándose revolucionarios han tratado de desvirtuar el objeto de esta modesta hoja y que no teniendo energía para atacarnos de frente lo hace por la espalda”.
Los excesos verbales son justificados teniendo en cuenta la dura vida de estas pioneras y la necesidad de prevenir a las más jóvenes, especialmente en lo sexual, que podría llevarlas a la tan temida prostitucion. Pepita Guerra, una de las colaboradoras mas exaltadas, se dirige a las jóvenes encandiladas en el primer amo, en un mensaje que alienta a amar y confesar su amor, y también las previene de lo que puede sucederles debido a la mentalidad machista del varón.
Las anarquistas comunistas pensaban que el amor libre era lo único q podía remediar la situación, ya que el casamiento era visto como otro rollo.
“la voz de la mujer” pudo llegar solo al noveno número, pero sus palabras son un testimonio de la pobreza y el dolor de esas mujeres.
Socialistas y feministas coincidían con las anarquistas en considerar a las protistutas verdaderas mártires de la sociedad. Su existencia era una consecuencia del abandono de la miseria y del acoso sexual por sus patrones.
Manuel Gálvez en una novela de 1918 sostiene que son simples victimas debido a que los hombres hasta los que parecen más decentes son unos vulgares canallas, y que ninguna mujer puede resistir a la tentación de un individuo amable, que le ofrece sacarla del infierno en el que vive.
Otras reivindicaciones importantes unían a las feministas y a las socialistas: lograr el derecho a trabajar fuera del hogar y a seguir su profesión entre otros. La participación en la vida política a través del sufragio interesaba a algunas, pero otras, como Cecilia Grierson, mas interesadas en los aspectos culturales, no los consideraban parte de su lucha. Lo primero que consiguieron fue el derecho a trabajar, a estudiar y a ejercer su vocación. Cecilia G. vio la necesidad de reunir a todos los movimientos que trabajaban por los derechos de la mujer e intereso a las señoras de las Sociedad de Beneficencia, que tenían los medios materiales y los contactos personales y políticos para realizarla. En 1900 se crea el Consejo Nac. De Mujeres de la Republica Argentina. Tres años después aparece la biblioteca del Consejo, con el fin de impulsar la cultura femenina por medio de cursos, conferencias y concursos literarios.
En 1902 mujeres universitarias deciden crear su propia asociación, donde defenderían la igualdad de derechos civiles y políticos. Alicia Rawson presento un proyecto de modificación del código civil respecto con a los derechos de las mujeres casadas el cual fue presentado en el Congreso.
La actitud ante el trabajo de la mujer variaba según esta fuera casada o soltera. Hasta las anarquistas veían mal que la mujer casada dejar el hogar por la fábrica. La necesidad de ayudar económicamente al esposo o a la familia era el único fundamento de peso para justificar el ingreso de una mujer a la fábrica. En 1919 Alicia Moreau sostenía que la mujer con hijos no debía trabajar, que era criminal que trabajara ya que nadie podía reemplazar a la madre.
Un aspecto positivo del trabajo femenino para el reconocimiento de los derechos de las mujeres fue el percibir estas que su esfuerzo era fundamental para la subsistencia del hogar y que la toma de decisiones debería ser pareja.
En busca del voto y la participación en la vida política
Julieta Lanteri fundó el partido feminista nacional en 1918. Se presento como candidata a diputada, y pudo votar en las elecciones de Bs. As, ante la mala mirada de algunos hombres, desde 1911 hasta 1916 año en que se agrega en los requisitos del sufragio haber hecho el servicio militar.
En 1919 se presenta un proyecto de ley para la emancipación plena de la mujer, publicado por el senador socialista Enriq del Valle, pero este proyecto no llego a discutirse en el Senado. Sostenía que el propósito general del proyecto era la emancipación civil de la mujer y ésta era aceptable mientras se realizara con una cierta medida y limitación.
En 1920 Alicia Moreau organizo el comité pro sufragio femenino, con el objetivo de instalar el tema en la sociedad. Moreau obtuvo el triunfo.
No todas las mujeres estaban de acuerdo con respecto al voto femenino ni a las formas femeninas de hacer política. A las anarquistas y a algunas feministas no les interesaba legitimizar con su voto una sociedad injusta, preferían hacer política enseñando a los hijos sus principios y educándolos.
En La década de 1920 mujeres pudieron votar en San Juan, Mendoza y Santa Fe, demostrando que se estaba cerca de las metas, en 1926 se sanciono la ley de derechos femeninos según la cual mujeres mayores de edad, solteras, ciudad o divorciadas eran consideradas jurídicamente iguales a los varones. Para las casadas quedaban todavía
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