RETOS Y DESAFIOS DE LA SEGURIDAD SOCIALLATINOAMERICANA: ENTRE LA REALIDAD Y LA UTOPIA.
Enviado por mxi01010972a • 17 de Enero de 2014 • 2.584 Palabras (11 Páginas) • 276 Visitas
El servicio público de la seguridad social es una de las estrategias políticas, económicas y sociales más importantes para cualquier país del orbe, más allá del tipo de gobierno
o del perfil ideológico de sus gobernantes. Sin embargo, no es extraño que hoy día la seguridad social parezca un postulado de corte político, una simple entelequia y una utopía al no comprenderse la enorme trascendencia de lo que ella significa.
El servicio público de la seguridad social es sin duda una de las estrategias políticas, económicas y sociales más importantes para cualquier país del orbe, más allá del tipo de gobierno o del perfil ideológico de sus gobernantes; sin embargo, no es extraño que hoy día a muchos les suene el concepto a mero postulado de corte político, una simple entelequia al no entenderse la trascendencia de lo que significa e implica dicha seguridad social: un derecho humano y social de todos, inalienable e irrenunciable , establecido como un servicio público que debe brindar el Estado como responsable primario y final del sistema.
Más pareciera entonces una utopía, un catálogo de buenas intenciones imposible de materializar en la práctica aduciendo como pretexto razones económicas, cuando dinero siempre hay; lo que falta es saber jerarquizar prioridades nacionales para que alcance para lo importante en vez de atender sólo lo urgente.
En efecto, transcurrida la primera década del siglo XXI, muchas cosas de nuestra realidad política, económica, social y jurídica nos han quedado claras a los países de Iberoamérica, y cuatro de ellas nos pare -ce de capital importancia referirlas ahora pues nos permiten hacer un diagnóstico situacional más o menos claro y objetivo del tipo de problemas con los que cotidianamente debemos lidiar los juslaboralistas y segurólogos sociales:
a) La reciente crisis financiera mundial ha demostrado, amén de la fragilidad de nuestras economías en general, que es falsa la tesis economicista de que el mercado se regula eficazmente a sí mismo.
No sin dolor y más empobrecimiento hemos podido constatar que la globalización económica no persigue como objetivo el bienestar social; por el contrario, los efectos impiden cerrar las enormes brechas existentes entre ricos y pobres, puesto que estado y mercado persiguen objetivos muy distintos, siendo necesario así a los economistas neoliberales no les guste la idea que el
estado intervenga siempre de manera racional y oportuna en aras
de regular al mercado, atándoles las manos a quienes se intentan pasar de listos.
b) Las nuevas formas laborales que ha adoptado el mundillo del
trabajo, junto al fenómeno de la precariedad laboral que por desgracia se ha vuelto regla y no excepción en el mundo entero, han
puesto en jaque a las políticas públicas de empleo subordinado tradicional y de suyo al sindicalismo que por desgracia se ve siempre
rebasado ante la ausencia de sintonía con la realidad y, para colmo,
cada día se atomiza más. Así, ha declinado inevitablemente la otro magnífica negociación colectiva, capaz de conseguir canonjías —‘conquistas laborales’— para los operarios subordinados, logros que por cierto nos parecían permanentes a los laboralistas pero que la cruda realidad nos demuestra que no lo son pues todo es negociable hoy día; todo, se dice, hasta las propias indemnizaciones legales por despido laboral que supuestamente son también
Irrenunciables e inalienables. Por ello en la región el empleo precario se convierte en la mejor alternativa en materia de empleo.
c) El fantasma del desempleo recorre el planeta entero como resultado de la gran crisis económica y financiera global agudizada situación larvada calladamente debido al notorio desinterés de los estados en ponerle freno a las feroces reglas del mercado sin rostro humano, lo cual ha desnudado otro problema mayúsculo que ni los políticos ni los académicos supimos detectar a tiempo: el notorio incremento del auto-empleo , (trabajo autónomo e informal), un enorme y complejo problema que por sí mismo nos demuestra con hechos y datos irrefutables que el Derecho Laboral y el de la Seguridad Social no atraviesan por sus mejores momentos, y que es verdad lo que sostienen los críticos del Derecho Social pese a las bondades de las políticas injerencistas de los estados en tratar nivelar las desigualdades naturales de los seres humanos: ‘la realidad es más sabia que el Derecho’; y,
d) Que por diversos factores atribuibles a falta de previsión e inadecuada reacción ante el hecho irrefutable de la palpable en la seguridad social contemporánea, los países de Iberoamérica —muy en especial los de América Latina, cabría acotarlo—, adolecen de políticas públicas de largo aliento, correctamente planificadas e instrumentadas, para brindar los necesarios servicios de protección social básica al través de servicios públicos de la seguridad social dirigidos a dos de los sectores sociales más sensibles y por desgracia tradicionalmente no amparados por el manto protector de la seguridad social: por un lado, se hallan los trabajadores migrantes quienes se internan o salen del territorio nacional, debido a las tendencias actuales del imparable fenómeno de la migración laboral (ello sin perder de vista el flujo de la migración interna nacional, que con mucho es en los países del área de la América Morena mayor a la emigración externa a otros países); y por el otro lado, los millones de personas inmersas en la economía informal o subterránea, las que a duras penas sobreviven del auto-empleo o trabajo informal, un fenómeno éste que crece exponencial -mente día tras día de manera incontenible a lo largo y ancho del
planeta entero, mientras que el llamado empleo decente decae espectacularmente. Desde luego que al diagnóstico general efectuado pueden añadirse un sinnúmero de causas y efectos perniciosos que inevitablemente inciden en recrudecer la problemática; empero con lo anotado queda ya establecida y demostrada lo que en mayor medida resienten en la actualidad tanto el empleo como la seguridad social en Iberoamérica ha enfocado sus mayores esfuerzos desde hace años, en efectuar un diagnóstico situacional de causa-efecto, tanto regional como global, intentando hacer propuestas diferenciadas de solución en la afanosa búsqueda de solución de tan preocupantes asuntos. Recientemente,
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