Reforma De Honduras
Enviado por daniela01127 • 22 de Mayo de 2015 • 2.262 Palabras (10 Páginas) • 242 Visitas
RAMON ROSA Y LA REFORMA LIBERAL DEL SIGLO XIX.
Gustavo Zelaya.
En esta exposición sobre Ramón Rosa no voy a detenerme en datos biográficos, sólo presento unos cuantos detalles: Rosa nació un 14 de julio de 1848 y murió en 1893. De 26 años era ministro en el gobierno de Justo Rufino Barrios en Guatemala y a los 28 Ministro General en el gobierno de Marco Aurelio Soto, que apenas tenía 30 años. Los cargos políticos en Honduras los desempeñaron desde 1876 a 1883. Es decir, su actividad pública la realizaron siendo muy jóvenes. Esto es importante para entender algunas de las razones del dinamismo que mostró el proceso social y político de ese momento.
En adelante voy a tratar de exponer algunos temas relacionados con la vigencia de sus ideas y la importancia que tiene en la historia nacional el proceso conocido como la Reforma Liberal iniciada por Rosa y su primo Marco Aurelio Soto.
LA INFLUENCIA DEL POSITIVISMO
Desde 1876 a la fecha han pasado 135 años y ese proceso ha sido parcialmente estudiado y dependiendo del interés del investigador el suceso ha sido manipulado y muchas veces puesto como una expresión bastante completa del desarrollo democrático nacional. Si bien es cierto que significó un adelanto económico y político, hay que tomar en cuenta que la Reforma en parte fue producto de la imposición del gobernante de Guatemala Justo Rufino Barrios que pretendió expandir por toda Centroamérica una serie de cambios que hicieran posible la vinculación de nuestros países con el sistema capitalista mundial. Pero también influyeron ciertas necesidades internas de una naciente clase adinerada que explotaba el café, las minas, los colorantes, la ganadería y el bosque, y que aspiraban a mayores ganancias que no eran posibles en el ambiente de atraso material existente en aquel momento. Buscaban, entonces, expandir sus negocios más allá de la geografía local. Tal aspiración fue asumida por Soto y Rosa como un problema de interés social y para satisfacerla diseñaron una serie de reformas económicas y políticas que se fundamentaron en las ideas liberales y positivistas.
Ramón Rosa sostuvo que la historia nacional estaba lleno de pésimos gobiernos y de los resabios coloniales, de atraso y fanatismo religioso. Se requería salir de esa brutal situación por medio de la acción de un nuevo gobierno que se fundamente en la ley y que asegure la libertad y el futuro de Honduras; se trataba también de encontrar personalidades que supieran manifestar el pensamiento organizador y que significase rectitud, imparcialidad y que neutralizaran las facciones políticas que luchaban por el poder. Tales aspiraciones empezaron a materializarse con la llegada de una generación política educada en los ideales positivistas y que pudo experimentar el ideario positivista en Guatemala durante el gobierno de Justo Rufino Barrios. Ese período inició el 27 de agosto de 1876, mediante el Decreto de Inauguración del Gobierno Provisional, firmado en Amapala por Soto y Rosa, para tratar de modernizar el país y fortalecer el Estado con leyes modernas y con la promoción de la inversión extranjera.
El positivismo se manifestó como una filosofía agresiva, modernizante, que debía traducirse en un gobierno fuerte, con un poder centralizado y ejercido en nombre de la ciencia y el progreso. Todo un pensamiento político al servicio de los nuevos grupos oligárquicos que alcanzaron el poder hasta consolidarse contra los herederos de la colonia. Con esa mezcla de liberalismo y positivismo se buscó acabar con la escolástica, enaltecer la ciencia, la técnica y su capacidad para resolver los problemas del desarrollo como la construcción de carreteras, ferrocarriles, comunicaciones eficaces, la estadística nacional, la industria minera y la química. Este positivismo tendrá mucha influencia en la historia hondureña y su impacto político se nota en la adopción de un sistema presidencialista de gobierno, en la aparente independencia de poderes y el aumento de la clientela política como instrumentos que garantizan la existencia de un Estado apoyado en el poder de ciertas familias y de algunos grupos de poder.
EL TRIUNFO DEL SISTEMA PRESIDENCIALISTA
Es probable que uno de los eventos más notables de la Reforma Liberal sea la consolidación del Estado nacional. Diseñado como el aparato político encargado de racionalizar y ordenar la caótica sociedad que existía en aquél momento. Tal intento se expresó en la subordinación de toda la sociedad a los intereses económicos y políticos de una clase social determinada. Se trataba también de imponer orden y progreso con la ayuda de unas instituciones que funcionaran de forma eficiente, para ir edificando condiciones mínimas de estabilidad en donde hacer posible el desarrollo. Sin embargo, los reformadores se dieron cuenta que el proceso del avance nacional podía frenarse debido a la incultura política de los caudillos, a la casi nula tradición democrática y el desprecio de todos los políticos hacia la capacidad del pueblo para escoger libremente a sus dirigentes por medio del voto.
¿Cómo enfrentar entonces el caudillismo y a los caciques políticos que simulaban ser conservadores o liberales? Pues, con un gobierno fuerte con predominio del poder ejecutivo. En tal sentido Ramón Rosa creyó que el medio para expresar y realizar las ideas políticas en normas de gobierno era el partido político. Esa organización tendría que ordenar la sociedad, luchar contra el atraso y la injusticia; pero tendría que alejarse de las ideas confusas de los bandos tradicionales. En palabras de Rosa, habría que construir “un verdadero partido, y crear un sistema político, partido y sistema que realicen el orden… y que preparen el advenimiento de todas las instituciones libres”.
La intención era organizar la República y el Estado que pareciera ser la fuerza unificadora de toda la nación, pero de hecho no era más que la forma de dominio de un grupo social bien determinado, encaminado a consolidar su poder, tratando de mostrarse como el dominio de toda la sociedad y de la vida civilizada, elementos necesarios para respaldar los nuevos procesos económicos y las nuevas relaciones sociales en donde se desarrollarían condiciones básicas del nuevo poder moderno: el orden, el progreso y la propiedad. El aspecto más importante de esta nueva forma de pensar el Estado se refería al fortalecimiento del poder ejecutivo, indispensable para cumplir las exigencias del capitalismo en el país.
La hegemonía del presidencialismo, concebido como privilegios exclusivos del ejecutivo, como arbitrariedad y menosprecio de los derechos individuales, no ha servido para alcanzar ningún fin doctrinario, ni siquiera ha servido para garantizar la
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