Reformas Fiscales, En El México Borbon

Las reformas fiscales en el México borbónico.

Durante la segunda mitad del siglo XVIII en Europa, los conflictos políticos entre las entonces potencias del continente (Inglaterra, Francia, España), comenzaron a incrementar, y con ello, los gastos de egreso de las arcas de la corona española. Desde inicios de siglo, la casa de gobierno española, la casa real, comenzó a modificar sus estructuras gubernativas con respecto no solo al interior de la propia España, sino más bien, y con mayor fuerza, estas políticas que llegaron con el despotismo y la ilustración propia de Europa para el siglo XVIII, buscaban reorganizar o reformar la manera en cómo se llevaba a cabo la administración dentro de los múltiples territorios subyugados a España.

La intención de estas nuevas políticas borbonas, era la de reformar las tradiciones y usanzas que manejo la casa real anterior, esto en base a un despotismo ilustrado que buscaba en la razón y la cultura, más que en la religión, las respuestas para los problemas terrenales. Durante este periodo, dos de los cambios más trascendentales serán la expulsión jesuita y la creación de las intendencias como nueva organización y administración política, territorial, jurídica y religiosa.

Sin duda alguna, uno de los cambios que más pegaron a la población de estas colonias españolas, principalmente a la nueva España, fue el incremento de los impuestos, que afectaron de manera directa a los trabajadores, jornaleros y pequeños campesinos. En este siglo, la mayoría de los impuestos estuvieron basados en la producción.

En el caso del campesinado y los pueblos indios el tributo o impuesto ordenado por la casa real llevaba a cada jefe de familia a pagar la cantidad de dos pesos plata, a pagar anualmente, recayendo de manera directa sobre el campesino indio que cultivaba sus tierras y ocasionalmente sobre campesinos que trabajaban en las haciendas.

Otro gran tributo laboral fue el impuesto minero, o diezmo minero, considerado uno de los de mayor importancia por la suma que exportaba al viejo continente, con un gravamen del 10% que era cobrado en la casa de moneda de la ciudad de México, donde la plata era llevada para la acuñación de moneda.

El impuesto sobre el comercio, eran gravámenes sobre los negocios o transacciones mercantiles, como de impuestos sobre las bebidas alcohólicas locales (pulques) del 24% sobre su valor comercial. Y por último, otro de los impuestos de mayor importancia fue el monopolio del tabaco, establecido en la nueva España a partir de 1767, era la fuente de ingresos más importante de la administración colonial ya que proporcionaba un 30% de los ingresos. Fue considerada como la compañía imperial más grande en su tipo para el siglo XVIII.

Sin duda alguna, los datos revelados por las distintas cajas de recaudación (como la caja de México para el caso del altiplano), cifraron

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