Reformas borbonicas e idependencia de Chile

Las reformas borbónicas y el nacimiento del espíritu autonomista

Hernán Adaro Aguirre

Informe 3

El cambio de dinastía en el siglo XVIII hizo que el estado español y la amplitud de su imperio experimentara una serie de cambios que tendieron a disminuir la excesiva burocracia y crear mecanismos que permitieran agilizar la administración. Esta nueva idea de gobierno vino acompañada de la implantación del modelo absolutista francés, que vio en las reformas la manera de lograr centralizar el poder. En este contexto y a pesar de que los cambios estaban principalmente destinados al gobierno peninsular, los efectos también se vieron reflejados en las Indias. Específicamente en Chile, las reformas afectaron de manera positiva en algunos aspectos y también desfavorecieron a la elite comercial local, que, sin embargo, supo acomodarse a los cambios borbónicos al darse cuenta de que para consolidarse como tal requería del Estado, encontrando así una autonomía no vista antes.

A pesar de que al inicio el espíritu reformista logro consolidarse, hacia comienzos del siglo XIX el sistema imperial manifestó sus primeras deficiencias^[1]. Este hecho no significó el comienzo de un sentimiento independentista por parte de la sociedad local, sino que se expresó en un periodo marcado por el fortalecimiento de la elite criolla. La administración era eficiente, lo que permitió que el grupo dirigente local comenzara a tomar conciencia de sí mismo, entregándole legitimación al sistema imperial^[2]. Esta nueva percepción de la sociedad local fue en parte lograda, a pesar de que su fin era totalmente lo contrario, gracias a estos mismos mecanismos institucionales que permitieron participación y expresión de inquietudes^[3].

Esta toma de conciencia se produjo también por una serie de deficiencias en el orden económico y social, que permitió, entre otras cosas, el inicio de la identidad regional, que se tradujo en el nacimiento de lo “chileno”^[4]. Este sentimiento regional fue la entrada para que el grupo dirigente comenzara a formar una nueva clase distanciada del grupo puramente peninsular. Motivados por esta nueva actitud, la elite comenzó a aumentar sus demandas de participación y de alejamiento de los españoles^[5]. Esta nueva disputa se politizó en medida que la elite se iba revistiendo de poder, que, aunque intento diferenciarse, aún no estaba cerca de mostrar idearios independentistas, sino que veía su subsistencia dentro del mismo sistema imperial, manteniendo la misma tónica inicial.

Sin embargo y a pesar de que las deficiencias del sistema no lograron ser el motivo principal del sentimiento de independencia, si contribuyeron a la formación de una autoconciencia criolla^[6]. Las deficiencias más grandes se vincularon con la apertura comercial, que no hizo más que desestabilizar una ya precaria economía chilena. El mayor tráfico naviero produjo una sobresaturación en el mercado que desencadeno la quiebra de comerciantes, el desincentivo de la producción manufacturera local y el desbalance del ámbito financiero^[7]. Esta liberalización, que en realidad era un intento de la corona por mantener su dominio sobre las Indias, no funcionó y no hizo mas que afectar los intereses de la elite comercial criolla.

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