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Reivindicación histórico-política del “Atila del sur”


Enviado por   •  24 de Febrero de 2018  •  Ensayo  •  4.285 Palabras (18 Páginas)  •  74 Visitas

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Reivindicación histórico-política del “Atila del sur”

Susana de la Torre Troncoso

Noviembre de 2013

El 10 de abril de 1919, el revolucionario del sur Emiliano Zapata, mejor conocido a la sazón como “Atila del Sur”, fue asesinado en la comunidad de San Juan Chinameca, Morelos, al caer en una trampa orquestada por el coronel Jesús Guajardo. En la opinión pública de la época no se dio a conocer la noticia sino hasta un día después de la muerte, a partir de entonces y en los subsiguientes días se colocaron amplios y llamativos encabezados en los principales diarios y periódicos que incluían notas que dan cuenta del júbilo con que fue recibido el suceso. El denominador común en esas narraciones mostraba a un Zapata bebedor, mujeriego (se le atribuyeron alrededor de 20 mujeres), asesino, bandolero y criminal.  

        Sin embargo, no pasó mucho tiempo para que la historia oficial lo incorporara al panteón de los héroes patrios. Para ello, fue prioritario borrar de la memoria colectiva todos los horrores que antaño se atribuían al revolucionario y utilizar un nuevo discurso que permitiera construir una imagen heroica en su honor.  

En el presente trabajo se hará un análisis historiográfico acerca de la manera en que se llevó a cabo la construcción del personaje de bronce y su triunfo en la colectividad. A lo cual podré aproximarme a través del estudio de los discursos aparecidos en la prensa así como mediante el examen de las celebraciones con motivo del aniversario luctuoso.  

Para ello, se utilizarán como fuentes las referencias hemerográficas de El Demócrata y Excélsior porque eran los principales medios de comunicación impresos de la época, además, eran de los más imparciales, por llamarlos de alguna manera. De igual manera, se empelarán los discursos pronunciados por Álvaro Obregón, Plutarco Elías Calles y Lázaro Cárdenas.

Consideraciones sobre el magnicidio y la construcción de héroes

Pensar en Zapata como héroe revolucionario remite a tomar en consideración, brevemente, algunos de los principales factores que implica la edificación de mitos y tradiciones heroicas, así como observar unas cuantas de las explicaciones que se dan sobre los magnicidios.  

Una de las razones básicas por las que el hombre recurre a los mitos e historias heroicas es debida a que ambos relatos se ajustan perfectamente a la necesidad del ser humano de contar narraciones para restablecer el orden después de haber atravesado por una etapa de crisis, anarquía, desorden e inestabilidad, o bien simplemente para suplantar un orden por otro. Tanto los discursos mitológicos como los heroicos, considera Godolier, cumplen con esa capacidad ordenadora del pensamiento porque contienen “una parte ideal donde se ejercen y se mezclan las tres funciones del pensamiento: representar, organizar y legitimar las relaciones de los hombres entre sí y con la naturaleza”[1].  

Para llevar a cabo la restauración del orden y las instituciones es necesario que el personaje mítico o heroico termine su vida de una manera violenta e inesperada, por lo que el sacrificio de la víctima es interpretado como el medio generador de las instituciones, pues mediante la expropiación, la inmolación del héroe cultural hace posible el restablecimiento del bienestar colectivo[2]. Es este sacrificio, por supuesto junto con las hazañas memorables, lo que hace a estas figuras dignas de ser colocadas en el templo de lo sagrado, esto es, en el panteón de los héroes.

Adicional a lo anterior, los mitos y los relatos heroicos son discursos que hacen referencia a un aspecto fantástico a la vez que real de los acontecimientos. A este respecto, René Girard puntualiza que la mitología (y muchos otros relatos)

[…] es tan semejante en cuanto a temas y estructuras a los textos de mistificada persecución que bien podrían tener sus raíces en un proceso de víctima propiciatoria… no suministra una metáfora, ni un modelo… muestra un proceso mismo… el enigma de la mitología puede resolverse y todas las cosas pueden hacerse inteligibles, si consideramos el proceso de elaboración mítica como un proceso similar al que sucedió[3].

Una última cualidad que destaco de este tipo de narraciones es que ambas están cargadas de un aspecto manipulable que permite que se construyan discursos según los intereses del narrador. Es así que para la edificación de imaginarios colectivos, los dos discursos resultan ad hoc cuando son asociados al poder porque se narran de una manera tal que justifique y legitime una o varias posiciones.  

En ese sentido, tenemos que las historias heroicas y los relatos míticos se caracterizan porque pueden ser perfectamente manipulables y construidos en función de tal o cual intereses; sin embargo, pese a que están cargados de cuestiones inventadas, aluden a sucesos, lugares y personajes reales; además de que contienen los elementos necesarios para construir identidades.  

Esas tres características, que grosso modo he referido, se encuentran presentes en la construcción de Zapata como héroe revolucionario. Como es sabido, el personaje de bronce antes de ser expropiado y rescatado por los grupos burocráticos en el poder, fue centro de un mito creado por los propios zapatistas, el cual refería que el caudillo del sur no había muerto[4].

Tanto en el discurso mitológico de los zapatistas como en el de los grupos políticos, los intérpretes crearon su propia versión de los hechos he hicieron énfasis en el aspecto que a sus intereses era el más relevante. Cada uno, también, empleó sus categorías de análisis y su sistema representativo. No obstante, en ambos casos se presenta un Zapata personificado en un campesino mestizo apegado a la tierra, desconfiado, honrado, idealista, puro, taciturno, místico[5].  

Respecto a su carácter como restaurador de un orden, la muerte del héroe en manos de Jesús Guajardo propició la instauración de la reforma agraria, que será iniciada por Obregón y continuada por Calles y Cárdenas.

Ahora bien, a través de la historia el magnicidio ha sido empelado como arma política de por lo menos tres maneras distintas, a saber: como venganza, como castigo o como medio para alcanzar la paz. Dentro de la tipología del magnicidio se identifican también tres vertientes. Un primer caso se presenta cuando un líder hace asesinar a otro para convertirse él en el único guía, en esta línea tenemos que se trata de personajes de distintos niveles y que es superior y goza de mayor influencia y popularidad el asesinado. Otro tipo se presenta cuando los agentes de un grupo matan con la firme finalidad de acabar con la competencia del rival; aquí se trata de líderes con el mismo o con similar nivel. Empero, también puede suceder que los magnicidios se ejecuten para inspirar miedo o para desmoralizar al poder existente y conseguir un cambio. Finalmente, se encuentran los asesinatos con propósitos propagandísticos, esto es, que buscan atraer la atención hacia su grupo o una causa en particular.

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