Relato historico.
Enviado por Marina Rodríguez • 16 de Noviembre de 2015 • Apuntes • 431 Palabras (2 Páginas) • 2.152 Visitas
RELATO HISTÓRICO
Sentada en el sofá de mi comedor, mientras cojo el bajo a los pantalones de mi nieta, no paro de pensar en mi pueblo, en mis padres que fallecieron hace 20 años, en mi hija y en mis nietas.
Recuerdo todo lo que he tenido que luchar para que hoy pueda estar aquí, en mi casa.
En tardes como esta, mi madre cosía en la cocina, alrededor de un fuego. Allí las cocinas eran grandes y es donde se hacía la vida. Desde la mañana a la noche, se pasaba el día cosiendo, mientras yo, la mayor de 8 hermanos, cuidaba a los más pequeños. Mi padre era carpintero y trabajaba para los ricos del pueblo a cambio de comida para sus hijos.
Pasábamos muchas penurias y mucha hambre. Nací en una aldea muy pequeña de un pueblo de Córdoba, en plena Guerra Civil. Donde la gente se mataba por tener ideas diferentes; hermanos, primos, familia, vecinos…eso daba igual, estábamos en guerra y lo importante era sobrevivir.
Lo peor de la guerra no fueron los tres años que duró, sino los años que aún quedaban por llegar.
La comida era escasa; los pueblos, las casas, estaban destrozadas y todavía había que seguir viviendo de alguna forma, en medio de una dictadura.
Fueron años de mucho miedo, hambre, pobreza, miseria y ahora estoy en mi casa de Barcelona y me pregunto como he llegado hasta aquí.
Llegué a la estación de Francia una mañana con 18 años, sola, con una maleta de cartón y muchos miedos.
Había dejado a mis padres y a mis siete hermanos, el más pequeño con tan solo 2 años, siempre me acordaré de sus ojos grandes y marrones, llorando cuando me fui.
Era la primera vez que salía de mi casa, y no sabía que me depararía la vida.
De la estación de Francia me fui a servir a una casa de unos señores muy ricos de Barcelona. Una amiga del pueblo que se había venido a trabajar aquí un año antes me había buscado una casa para poder trabajar.
Los señores para los que trabajaba tenían dos niños y yo los cuidaba. El dinero que ganaba se lo mandaba a mis padres, así ellos podían vivir algo mejor.
Dos años más tarde, cambie de trabajo y me fui con otros señores.
Eran los dueños de una conocida marca de relojes suiza. Tenían una niña, Janick, cuando llegué tenía 3 años y cuando me marché ya había cumplido los 17. Con ellos trabajé muy bien, fueron muy buenos conmigo. Viajaban mucho y crié a esa niña como si fuera uno de aquellos hermanos que había dejado en Córdoba.
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