Relatos de la violencia
Enviado por feo123feo • 8 de Abril de 2013 • Ensayo • 1.518 Palabras (7 Páginas) • 445 Visitas
Descripción
Es una perspectiva novedosa en el estudio de la violencia en Colombia entre 1946 y 1966. Molano recurre a la entrevista directa y abierta, a la reconstrucción histórica y a los hechos verídicos para resaltar a través de la voz de siete personajes arquetípicos que condensan las violencias y memorias de muchos participantes del drama real, ya como víctimas o como verdugos. Esta edición de Los años del tropel incluye el relato de un episodio reciente de la historia de la Violencia: el asalto militar por tierra y aire a la región de El Pato en 1979. Como el lector se dará cuenta, lo más sobresaliente de la obra es el enfoque con el cual fue escrita: dejar de tratar la violencia como una patología para verla desde adentro, desde el ojo y desde el corazón de sus protagonistas.
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Los años del tropel. Relatos de la violencia
Alfredo Molano
Naciones Unidas, Fondo Editorial CerecCinep, Estudios rurales latinoamericanos,
Bogotá, 1985, 292 págs.
Alfredo Molano, autor de Los años del tropel, siente una encomiable aversión por el mero recuento estadístico en la evaluación de un proceso social tan complejo como lo fue el de la violencia desatada en el país entre los años 1946 y 1966. Al toparse con una inexpugnable montaña de material recolectado en una investigación que desde un principio usó de la entrevista directa y abierta, Molano se propuso averiguar por una metodología que proporcionará coherentemente un nuevo punto de mira en el estudio de este fenómeno. De pronto, las premuras de un calendario exigieron una solución providencial: buscar la distancia y el pathos del discurso narrativo. Su fino detector histórico-sociológico no se resentiría si echaba mano de un recurso literario: elaborar un relato-síntesis referido por un personaje arquetípico (ficticio, claro está) que condensara en una sola voz la memoria de muchos protagonistas reales del drama. "Llegamos a la conclusión -dice— de que todos aquellos reportajes podían integrarse en personajes colectivos".
En un experimento previo, el autor había comprobado tanto la viabilidad como las exigencias del método: "La repetición del relato por diversos integrantes del grupo [...] nos permitía identificar las líneas comunes de las vivencias. Al escuchar una y otra vez las mismas experiencias contadas por diversos protagonistas aparecían bien visibles las que Merton llama regularidades". Afinando todo este trabajo con una permanente "elaboración teórica y una reflexión metodológica paralelas", fueron surgiendo las voces de seis personajes, cada uno con definida afiliación partidista, con participación activa (como víctima o verdugo) y ubicación en una de las regiones que, con idiosincrasia propia, sufrieron el flagelo de la violencia.
En el fondo, este sistema de reconstrucción histórica se permitía esta licencia investigativa con el fin de penetrar en terrenos probablemente inaccesibles por la vía ortodoxa. Como bien lo dice Alejandro Angulo en su excelente prólogo, el autor tenía "la preocupación de llegar hasta las fibras de la personalidad de los combatientes, puesto que las explicaciones de la violencia se han mantenido, casi en su totalidad, dentro de los marcos estructurales cuyos conjuntos de variables dejan sin explicar trazos tan característicos como el sectarismo religioso y el sadismo de las ejecuciones". El mismo Molano lo afirma: "Los personajes nos permitieron un escrutinio de los temas vedados a los científicos o usurpadores por los literatos que trataron la violencia antes que nosotros: la magia, el erotismo, la muerte".
Con la garantía de una fidedignidad en la indagación histórica, Los años del tropel no ofrece propiamente el análisis, sino que pretende provocarlo. Desea suscitar en el lector un cotejo de las constantes ("regularidades" de Merton) en la dinámica social y política de este período. Pero más allá su gran virtud es proponer al lector un desciframiento de las claves profundas que en el plano individual, justamente interior, obraron como catalizadores de esta lucha fratricida con visos esquizoides. Los extremos de crueldad, la sevicia de las ejecuciones, el auténtico horror de las matanzas aquí descritas son fuerte indicio de que la violencia fue quizás asumida inconscientemente por sus instigadores como purgación de una derrota personal o como causa de una carencia moral profunda, o un retardo cultural insuperable. De acuerdo con Alejandro Angulo: "No basta con enlazar la tendencia política conservadora de alianza con el poder religioso para dar cuenta del fervor místico con que los verdugos de uno y otro partido descuartizaban a sus víctimas. Tampoco se comprende cómo la sola pasión política pudo conducir a los brotes sádicos de muchos de aquellos homicidios".
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