Renacimiento Mexicano

Con el advenimiento de la cultura occidental al continente que acabo por llamarse América y especialmente con la conquista española de México en el siglo XVI, es decir, la conquista del país que viene a ser bautizado con el nombre de La Nueva España, florece el arte Europeo.

Los conquistadores y los frailes de distintas ordenes religiosas estaban aburridos en buena medida de las nuevas ideas y formas culturales del Renacimiento, pero arrastraban también, como era natural, las tradiciones medievales y cuantas construían la cultura de occidente en los tiempos en que se realiza la conquista militar y espiritual y, a renglón seguido, la colonización de La Nueva España.

Las modificaciones americanas a los modelos Europeos se produjeron de inmediato en las formas cotidianas de vida, en la arquitectura, la poesía, el teatro, en el pensamiento político, filosófico y religioso, en la plástica. Desde el siglo XVI surgieron las hibridaciones de un arte ya diferenciado.

Gómara, en suma, condensa la identificación que el conquistador tiene entre Teocallis y el infierno. Por cierto que la condensación de tantos horrores y la fulminante destrucción se produjo siempre en cuanto el conflicto religioso, adobado por la repugnancia que para el hombre del Renacimiento significaba la abstracción, la estilización y el simbolismo, distantes de la copia feliz de la naturaleza humana.

Conviene insistir en que los bien conocidos procesos estilísticos se desarrollan en tiempos muy distantes entre los diferentes centros culturales europeos, que España y Europa Central siguen siendo góticas, cuando en Italia esta en pleno el Renacimiento y que el barroco periclita ( decae o peligra ) en la misma Italia cuando comienza a florecer en Alemania. A mayor abundamiento, y esto nos atañe de especial manera, el relativo rigor de la sucesión de estilos, con pretensión casi total del anterior, común a la mayor parte del Europeo, no se cumple, ni mucho menos, a rajatabla en España, donde se siguen levantando las catedrales góticas en pleno siglo XVI.

En el Nuevo Mundo se confunden elementos del barroco y del plateresco, del manierismo y del gótico, del rococó y aún del romántico, diez siglos de arte Europeo, se entremezclan en solo dos siglos de arte americano, en cuanto éste se considere réplica de aquel.

RENACIMIENTO EN MÉXICO

(1550-1630)

Exactamente lo mismo que en España, floreció en México una arquitectura renacentista que seguía los cánones clásicos, sin dejar del lado la exuberancia plateresca. El renacimiento comienza a manifestarse en una serie de portadas en las que los motivos, y aún las estructuras góticas se mezclan con las del romano. A ella pertenecen la portada lateral de Xochimilco y los importantes conjuntos de Huejotzingo, Calpan, Tlahuelilpa, etc.

De factura un tanto tosca, y a veces con acusadas notas indígenas corresponde al estilo de este grupo de monumentos a la etapa del renacimiento peninsular anterior a 1530, en que, como al otro lado del Atlántico, la figura animada carece de importancia y el relieve es de escasa proyección.

No es posible pensar que haya sido un movimiento autóctono, sino mas bien debe creerse que los arquitectos españoles que pasaban a México, traían ya esas ideas de arquitectura renacentista y se inspiraban en los tratadistas clásicos.

Algunos claustros conventuales por ejemplo los de Acolman, Molango, Cuilapan, tienen que ser tomados en cuenta como arquitectura renacentista pura y no como plateresco. Algunos otros edificios aislados, el viejo portal del convento de San Agustín en Pátzcuaro; la misma portería del convento de Actopan, que no presenta mas detalle plateresco que los candelabros, son indicio de arte purista. Otras huellas de purismo arquitectónico se encuentran en las grandes basílicas que aún subsisten del siglo XVI: Zacatlan de las manzanas; la de Tecali, y la de Quechólac

Es indudable que el estilo renacentista puro coexiste con el plateresco, que se aplica en determinadas obras por mil variadas circunstancias, pero debemos hacer notar la diferencia que aparece entre ambos estilos

La influencia indígena

La aportación de la mano de obra indígena durante el siglo XVI es un hecho natural que, aun cuando no abundasen los testimonios históricos, no habría mas remedio que suponerla.

Era lógico que la mano de obra fuera indígena, y es indudable que así fue, en unos casos voluntaria y entusiasta, como dice Fray Jerónimo, en otros forzada y con evidente abuso, retribuida unas veces y gratuitas otras, sobre todo en ciertos periodos.

La influencia de Mudéjar

Las primeras formas góticas llegan a México íntimamente ligadas con las de la arquitectura árabe. El empleo simultaneo de unas y otras era tan antiguo en la península, que se habían fundido en un nuevo estilo: el mudéjar o morismo. En los monumentos mexicanos mas antiguos las formas mudéjares saltan a la vista. De antiguo se viene considerando que quienes construyeron la capilla real de Cholula tenían en su memoria los bellos efectos de perspectiva de las numerosas naves de la mezquita de Córdoba, y si en el aspecto constructivo este caso debe considerarse excepcional, en lo decorativo las manifestaciones mudéjares son frecuentes. El alfiz, que en algún caso hasta se quiebra, es marco usual en las puertas de los monasterios mexicanos del siglo XVI.

La Nueva España

En el siglo XVI dos corrientes se mezclan: la nativa y la española durante un período que abarca desde 1521 hasta el año 1821, es decir, desde la caída del Imperio Azteca hasta la Independencia de México. Esta trasculturación tiene un gran impacto sobre el pueblo y la civilización de México:

- El español se convierte en el idioma oficial de la Nueva España.

- La agricultura recibe el beneficio de la tecnología europea.

-Los conquistadores y los indígenas se asimilan, generando un pueblo mestizo.

- La religión católica se extiende, con su séquito de conventos e iglesias.

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