Resumen De Bizancio
Enviado por becky994 • 15 de Julio de 2013 • 3.984 Palabras (16 Páginas) • 342 Visitas
LA SUNTUOSIDAD IMPERIAL
CONTEXTO HISTÓRICO
Entre los siglos V y XII, el Imperio bizantino, con capital en Constantinopla, era el centro mundial del comercio, la cultura y la moda. Bizancio fue en sus orígenes una colonia de chozas de junco fundada hacia el año 660 a.C. por una comunidad de emigrantes griegos procedentes de Megara; más adelante, en el 330 d.C., pasó a denominarse Constantinopla, cuando el emperador romano Constantino el Grande (que gobernó entre el 324 y el 337) volvió a fundar la ciudad y le puso su nombre. El nombre oficial de la ciudad era Constan- tinópolis nea Roma -"la ciudad de Constantino que es la nueva Roma"-, y vivió un desarrollo extraordinario que la convirtió en la ciudad más opulenta del mundo. Situada en la orilla europea del Bósforo, el estrecho que separa Asia de Europa, la nueva capital tenía una ubicación estratégica para afianzar el Imperio romano. Constantino se dio cuenta de que esta posición, con su espectacular puerto, la convertiría con el tiempo en un nexo esencial, tanto por tierra como por mar, entre la civilización oriental y la occidental.
Teodosio fue el último emperador que gobernó sobre las dos mitades del Imperio roma-
no, el de Oriente y el de Occidente. Durante su mandato (379-395) realizó un cambio fundamental para la sociedad bizantina: convirtió la forma católica romana de cristianismo en la religión oficial. Con ello se culminó el ascenso del catolicismo, que dejó de ser una religión clandestina que practicaban las clases populares y se transformó en el culto de la elite, proceso que había iniciado Constantino.
A la muerte de Teodosio, el imperio se dividió entre sus dos hijos: Honorio se quedó con el de Occidente, y Arcadio, con el de Oriente. Al caer Roma en manos de los invasores germanos en el año 476, Constantinopla se convirtió en la capital de lo que quedaba del imperio. Más adelante, el papado se establecerá de nuevo en Roma.
Tras la caída de Roma, la situación de Constantinopla como punto de unión entre Europa y Oriente fue adquiriendo mayor importancia. Las mercancías más lujosas, sobre todo la seda, llegaban a la ciudad procedente de Asia, inicialmente por mar. Más adelante, la seda, los perfumes y las especias llegaban por tierra a través de Persia, aunque, a partir del momento en que el secreto de la producción de la seda llegó a Constantinopla -cosa que ocurrió en el año 552-, el comercio de este artículo con Persia disminuyó. A su vez, Constantinopla exportaba a las iglesias, los monasterios y las cortes de Europa occidental un sinfín de productos bizantinos: obras de arte, vestiduras sacerdotales de seda, papiros, porcelana, artículos de cristal, incienso y perfumes. Todavía hoy podemos encontrar en las iglesias rusas togas de ceremonia y mobiliario bizantinos.
Los prósperos bazares de la ciudad eran el lugar de encuentro de la población multirracial de Constantinopla. Allí se producía un vertiginoso intercambio de todo tipo de productos exóticos: seda de China, sándalo de Indochina, pimienta de Malabar, almizcle del valle del Indo, así como piedras preciosas y semipreciosas.
Justiniano I (emperador de 527 a 565) y su esposa, Teodora, han pasado a la historia como los más célebres gobernantes de Bizancio, tanto por lo que representaron como por lo que hicieron. Su ascenso al poder fue algo absolutamente insólito. Él era un campesino procedente de los Balcanes que escaló posiciones gracias a un diligente servicio en la legión. EIla era hija de un cuidador de osos en el anfiteatro de Constantinopla. Más adelante se convirtió en "actriz" y bailarina (posiblemente un eufemismo de prostituta). Tal como veremos más adelante, su encuentro y posterior matrimonio tuvo un gran impacto en la dirección del imperio.
La época de Justiniano se ha considerado el momento culminante de la cultura bizantinao Justiniano promovió una compilación y recodificación del derecho romano, base de la teoría del derecho en Europa hasta el siglo XIX. Asimismo, encargó a los arquitectos Antemio e Isidoro la construcción de la espectacular iglesia de Santa Sofía, que se llevó a cabo entre los años 532 Y 537 (el edificio original había sido destruido por un incendio>. También fomentó la creación de esmaltes, mosaicos y orfebrería con oro y plata, así como la fabricación de tejidos de seda.
Justiniano y Teodora, con su pasión por la solemnidad y su deseo de suntuosidad, personificaron el recargado estilo bizantino. Los historiadores han definido su época como opulenta, elegante y elitista. La indumentaria cotidiana de los emperadores estaba forma- da por sedas holgadas y brocados con perlas orientales y piedras preciosas. Sus tronos eran de oro, y se rodeaban de cortesanos que atendían todos sus caprichos.
El magnífico palacio en el que vivían, construido en el siglo v, era otro de los focos de atención de la ciudad. Bajo la dirección de Teodora, el palacio se llenó de todo tipo de objetos de lujo elaborados por los mejores artesanos bizantinos, así como de otros importados de Oriente. Las puertas eran de plata maciza y las paredes estaban cubiertas de mosaicos.
Su estilo se ha descrito como decadente y majestuoso a la vez. En el interior del palacio había columnas de plata maciza, tableros de plata con incrustaciones de nácar, muebles de oro, suntuosas cortinas imperiales de color púrpura y suelos de mármol. Los invitados entraban en el palacio pisando una fragante alfombra de pétalos de rosa, romero y mirto. Fuera, el jardín imperial tenía un sendero de mármol por el que paseaban ibis, pavos reales y faisanes entre fuentes con surtidores de agua perfumada.
El mecenazgo cultural de Justiniano y el estilo de vida de la corte fueron notorios. En cambio, la destreza militar no estuvo a la misma altura. La reconquista del norte de África y de la península itálica fue efímera, y el fin de su reinado estuvo marcado por la guerra contra los persas, las invasiones de las tribus búlgaras y eslavas, y el brote y la expansión de la peste bubónica. El Imperio bizantino jamás volvería a vivir un momento de tal esplendor.
En los siglos VIII y IX se produjo una ruptura entre los emperadores y la Iglesia por la cuestión de si el uso de iconos llevaba a la idolatría. También hubo tensiones por la presencia en Roma de los papas, algunos de los cuales pretendían interferir en materias que en Oriente correspondían al emperador. Otro problema para los emperadores fue el ascenso del feudalismo, que propiciaba la concentración de tierras y riqueza en manos de unas pocas familias poderosas.
No obstante, serán las cruzadas, a partir de finales del siglo XI, las que provocarán el desmoronamiento del Imperio bizantino. Tratando de protegerse
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