Revolucion del 90

La revolución del 90. Milciades Peña

El endeudamiento de capital financiero internacional no beneficiaba a la clase dominante Argentina sí no que beneficiaba a la sub oligarquía gestora que actuaba como intermediaria entre el estado argentino y los banqueros internacionales, cuyas ganancias aumentaban en la medida que aumentaba la deuda Argentina en el exterior, el fin de este grupo era aumentar sus ganancias mediante el endeudamiento y la derrota financiera del país. Esta se manejaba con comisiones, por ende, mayor era el monto de la deuda, mayores eran sus ingresos. El capital financiero internacional no se preocupaba por la seguridad de sus inversiones, lo importante era endeudar al país que ya después se encontraría el modo de hacerlo pagar con creces deudas e intereses, La prensa europea habló sobre la corrupción del régimen y denunciaba que estos hombres habían acumulado inmensas cantidades de dinero durante su breve permanencia en el Gobierno y seguían sin ser molestados después de su renuncia. Par a1884 la deuda era altísima, más de 42.000.000 de libras, no había obra pública que pueda justificar este monto. La consecuencia de la relación entre los banqueros internacionales y la sub oligarquía intermediaria Argentina fue el sobreendeudamiento del país , luego llegada la crisis la imposibilidad de pagar las deudas , Europa pidió la intervención de las grandes potencias sobre el estado argentino para controlar sus rentas y destinarla a pagar la deuda , el desastre financiero ha sido causado en primer lugar por el manejo deshonesto de las finanzas argentinas y por el exceso de empréstitos.

En la crisis del 90 Argentina estaba estructurada como una nación capitalista semicolonial, entre 1853 y 1890, Argentina pasó de la barbarie a la civilización.

Sarmiento anhelaba el desarrollo material económico de la Argentina, como base indispensable para construir una fuerte nación autónoma, no creía que solo las vacas podrían ser suficientes para la independencia nacional, decía que estos sectores serían asientos de pueblos libres, trabajadores y felices, ya que había tierras para darle hogar a los que no lo poseían, para mejorar las condiciones sociales de la gran mayoría y brindarles educación y bienestar a fin de que mirasen a la patria y al gobierno como suyos, su plan de política era mejorar las condiciones sociales de la gran mayoría por la educación y por la mejor distribución de tierras. La preocupación de Sarmiento era destronar al estanciero que hacia nacer al gaucho, este tenía un criterio revolucionario: educación, nada más que educación. Sarmiento podría importar las ideas norteamericanas y su sistema escolar, pero lo que no podría importar sería la estructura social que engendraba esas ideas, para este y todos sus proyectos, las clases dominantes fueron una traba insuperable para él, el parasitismo de la oligarquía vacuna siempre mereció la burla de Sarmiento, tal es así que a un estanciero porteño que se oponía a la educación común en nombre de la aristocracia porteña le respondió “Si, aristocracia con olor a bosta de vacas”. No había nada más impotente e indefenso que la clase oligárquica, que nunca demostró energía creadora, impulso constructivo, carecía de iniciativa operante y de espíritu de empresa. La falsedad de la posición de Sarmiento estaba en confiar que una vez vencidas las resistencias de las masas, sería la oligarquía porteña la que construiría la gran nación, lo terrible fue suponer que la oligarquía suponía la civilización, no había en el país ninguna fuerza que suponía la civilización ni el desarrollo nacional autónomo. Sarmiento pensaba que el gran problema de la Argentina era el dilema entre la civilización y la barbarie. Entendía que la civilización se identificaba con la ciudad, con lo urbano, lo que estaba en contacto con lo europeo, lo que para ellos era el progreso. La barbarie, por el contrario, era el campo, lo rural, el atraso, el indio y el gaucho.

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