Revolucion
Enviado por maariaagustinaa • 4 de Septiembre de 2012 • 1.480 Palabras (6 Páginas) • 364 Visitas
La mayor transformación social que se ha producido en los últimos siglos ha sido producto de la Revolución Industrial. El invento de la máquina de vapor y el desarrollo de los procesos industriales contribuyeron sobremanera a tener una sociedad más modernizada y a afrontar retos naturales contra los que la Humanidad había luchado históricamente. Os contamos en detalle este fascinante proceso histórico.
Sin duda, el elemento clave fue la gran patente de James Watt que propulsó un cambio profundo que dio alas a lo que posteriormente sería llamada como Revolución Industrial. Se trataba de la máquina de vapor, que se aplicó a la locomotora y de ahí se pasó a un avance tecnológico sin precedentes.
Por otro lado, una sociedad más liberal fomentó el que se introdujeran nuevos elementos que contribuyeran al avance industrial. Se necesitaba más carbón, se generaba más energía, y se buscaba aumentar la productividad de los recursos propios. La mente se había abierto a la economía y la eficiencia. A ello contribuyó también la política expansionista de determinados países que hizo que el capitalismo se expandiera por el mundo. Adam Smith, con su "Riqueza de las naciones" fue el pionero de este librecambismo, bajo la idea de que esa libertad influiría en el desarrollo de una nación.
Primera etapa de la Revolución Industrial
La primera gran etapa de la Revolución Industrial fue la que se desarrolló entre los años 1760 y 1870. Fue un periodo marcado por los continuos inventos. En el año 1800 Volta inventaría la pila eléctrica. Stephenson inventó la primera locomotora de vapor en el año 1814. En 1825 se inauguró la primera línea de pasajeros. En 1834 fue Richard Roberts el que ideó el telar y la máquina de hilar. En 1837, Morse inventa el telégrafo y se da el primer gran impulso a las comunicaciones. En 1863 se inaugura el primer sistema de metro del mundo en Londres. En 1868 se lanza el primer ferrocarril transcontinental... Pero al mismo tiempo, la sociedad comienza a sufrir prifundas transformaciones marcadas por hechos que conducían a la implantación de unas ideas mucho más modernas y liberales. La Revolución Francesa fue fundamental para que esas ideas se propagaran por Europa. Pero también la victoria de los ingleses en la Batalla de Trafalgar sirvió en cierto modo para fomentar el auge de la Revolución Industrial. Lo que a simple vista parecería una catástrofe para franceses y españoles, hizo que Gran Bretaña, la gran propulsora de la Revolución, se hiciera con el dominio del mar en el Mediterráneo. Se abrieron así las vías para un comercio global y al mismo tiempo los canales necesarios como para que las ideas librecambistas que tanto se defendían en Inglaterra llegaran aún más lejos. Poco a poco, la semilla de una sociedad más avanzada basada en la tecnología iba floreciendo. En aquella primera etapa de la Revolución Industrial, la luz eléctrica, el gas y el transporte público (tres elementos básicos de cualquier sociedad hoy en día) habían venido al mundo. Se había pasado de ciudades alumbradas por petróleo y donde el único medio de transporte eran los carros de caballos, a viajar en máquinas de vapor y a tener alumbrado eléctrico. Nos acercábamos al siglo XX con la ilusión de nuevos descubrimientos; con una febril actividad industrial y con una sociedad que se estaba acomodando a las ventajas que suponía gozar de unos avances tecnológicos que laboral y socialmente ofrecían una mayor libertad, confort y ocio. El optimismo creciente retroalimentaba la maquinaria de la Revolución Industrial.
Segunda etapa de la Revolución Industrial
Comenzó en 1870 aproximadamente. Y quizás fuera el invento de la dinamo la que diera un nuevo empujón a la carrera por la modernización tecnológica. La obtención de fuerza hidroeléctrica gracias a estas dinamos permitieron transformarla en luz, y por ende, en energía para los nuevos transportes que iban surgiendo. La era de los transportes daba un nuevo salto adelante, y por otro lado, la sociedad se veía recompensada con un nuevo elemento desconocido hasta entonces: el alumbrado. Las horas de oscuridad, de candiles y cera, quedaban atrás. Cuando en 1879, Thomas Edison presentó la lámpara incandescente la sociedad ya se había preparado para los grandes avances que, uno tras otro, iban a llegar en aquellos años de finales del XIX y principios del siglo XX. Aquel desarrollo industrial se centró en Europa, donde el Reino Unido era el gran dominante; la potencia mundial cuyos tentáculos se adentraban en todos los continentes. Ellos fueron el perfecto ejemplo del significado de la Revolución Industrial. En primer lugar porque crearon una industria textil con la que acumularon capital suficiente como para continuar con los estudios e innovaciones tecnológicas, y en segundo lugar, porque su vasto
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