Romero: Volver A La Hitoria
Enviado por nicoalb • 27 de Junio de 2014 • 1.859 Palabras (8 Páginas) • 1.578 Visitas
ROMERO: Volver a la historia.
Capítulo I: Enfoques.
En este capítulo el autor aborda la problemática de qué es lo que la historia estudia (la realidad histórica) y cómo construye ese conocimiento histórico particular. En cuanto a la realidad histórica, plantea que el historiador debe estudiar
Toda experiencia humana, Abandonando los enfoques que entendían la realidad histórica como aquella reducida al ámbito de lo político. Desde esta perspectiva, la realidad histórica asume una serie de rasgos característicos.
Complejidad: esta complejidad hace necesario que para enseñar historia se deba recortar la realidad histórica en campos, zonas, regiones o niveles con cierta especificidad que permitan un abordaje más ordenado. Estos campos no pueden ser tratados como aspectos o ámbitos desconectados y separados, sino como dimensiones que se entretejen para conferirle a esa realidad su carácter complejo. Entre dichas dimensiones encontramos:
● Campo económico: Se relaciona con las formas en que las sociedades organizan su subsistencia y la reproducción material. Se vincula con los factores de producción, las formas sociales de organizarlos y de distribuir el producto.
● El campo social: Este campo incluye las formas básicas de organización de la sociedad, el carácter de los actores sociales y la manera en que se manifiestan los conflictos entre ellos.
● El campo político : Incluye tres cuestiones fundamentales, aquellas relacionadas con el estado, su organización jurídica e institucional, otra que se vincula con los actores sociales y su relación con el poder y con el Estado, y por último, otra cuestión que tiene que ver con la política como competencia por el poder.
● El campo de las mentalidades : Acá podemos definir el campo de las “ideas sistemáticas”, es decir, aquellas expresadas por los grandes pensadores, y las “mentalidades” propiamente dichas, que se vinculan con las creencias, opiniones, actitudes, valores, etc., que constituyen la mente de los hombres.
Coherencia: La historia como conocimiento aspira a reconstruir la realidad histórica en su totalidad, por lo que no puede abordarla desde estos campos en forma aislada, sino que debe comprenderlos desde lo global. Esta globalidad exige cierta coherencia entre los diferentes campos y entre los procesos que en esta realidad global se desarrollan. El historiador debe establecer relaciones entre los campos y debe jerarquizar los procesos y su capacidad explicativa. En el trabajo de establecer relaciones y definir determinaciones, el historiador debe asumir una mirada multicausal y no una mirada que plantee una determinación unidireccional. Otro riesgo que corre el historiador al definir la causalidad es caer en el determinismo, es decir, en creer que hay un campo que tiene preeminencia sobre los otros y que los determina.
La estructura y los procesos: El historiador, para captar la complejidad y la coherencia de la realidad histórica, ha desarrollado el concepto de estructura que le permite aprehender en forma integrada las distintas relaciones y articulaciones de la realidad en la que quedan inscriptos todos los planos, niveles y dimensiones. Además, el historiador se preocupa por los procesos, es decir, la manera conflictiva en que esas estructuras se construyen y cómo juegan el cambio y la continuidad en esa construcción. En estos procesos, son fundamentales los actores sociales, mientras que en el análisis exclusivamente estructuralista estos actores se pierden en ese gran conjunto de interrelaciones, y parecieran no tener ninguna injerencia en el desarrollo y la conformación de estas estructuras.
Tiempo y duraciones: El tiempo y las temporalidades son los elementos que nos permiten captar la dinámica de los procesos. En una determinada coyuntura se cruzan una diversidad de temporalidades y puede observar la perduración de algunas cosas junto a otras que están en pleno cambio.
Los actores de la historia: La realidad histórica cuenta además con actores creativos que son los propios hombres y mujeres. Sin embargo, no sólo se debe asumir la presencia de actores individuales, sino también colectivos o sociales. Estos actores están insertos en estructuras y como tal están determinados por ella, pero a su vez, tienen capacidad para afectar estas estructuras y modificarlas, generalmente a través de procesos conflictivos. Por lo tanto, la realidad histórica es el resultado de la combinación de la acción humana y del desarrollo de las estructuras. Es decir, es el resultado de la combinación de una realidad objetiva y otra subjetiva, de la determinación externa y la propia creación de los actores.
En cuanto al conocimiento histórico, plantea que debe abandonarse esa perspectiva en la que se transforma lo que es un proceso de construcción en un conjunto de nociones acuñadas, de saberes fijos, y que la educación consiste en el aprendizaje de esas nociones. Propone que el docente comprenda la problemática del conocimiento histórico, para poder presentar a sus alumnos los modos de construcción de ese conocimiento y la forma de pensar de los historiadores, para dejar de enseñar una historia rígida y estática y proponer una enseñanza desde los problemas, los modos de pensamiento, el planteo de soluciones, incorporando tanto los logros de esta disciplina, como sus dudas y problemáticas. Entre las problemáticas que el autor considera indispensables para llevar a cabo la tarea de enseñanza, se centrará en “la objetividad del conocimiento” y “el carácter problemático, inacabado y en construcción” del mismo.
La objetividad: en cuanto a este problema, ha habido dos posiciones. La historicista que propone que se puede llegar a un conocimiento “de lo que ocurrió” y que por lo tanto la historia es imparcial, objetiva y no le caben interpretaciones. El conocimiento científico sería acumulativo y finito. Por su parte, la corriente revisionista considera que la historia es
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