Semejanzas Entre "La Refalosa" De Ascasubi Y "El Matadero" De Echeverria
Enviado por medaiguala • 18 de Mayo de 2013 • 527 Palabras (3 Páginas) • 11.780 Visitas
Mirá, lo que te puedo decir es que los dos textos (el poema y el cuento) construyen retratos de la brutalidad del rosismo de comienzos del siglo XIX. Los dos trabajan las clases populares, marginadas, (la mazorca y los matarifes también mazorqueros en el cuento, por ejemplo, y las negras también, que se pelean por la carne) como las bases, los sustentos del autoritarismo. Hay en esos seguidores del Restaurador de las Leyes ignorancia, crueldad y barbarie, por supuesto, esa palabra no puede quedar afuera. En ambos textos hay tortura (esto es importante), ejercida contra jóvenes unitarios. Es decir, se trabaja la represión y el sometimiendo de la oposición, de los jóvenes que tenían ideas distintas sobre el estado y el gobierno. Los dos jóvenes torturados mueren en los textos (aunque el poema también puede ser tomado como una descripción del mecanismo más que como una narración) y en El matadero se menciona la posibilidad de aplicarle ese castigo, la refalosa, al protagonista que muere de rabia. Además, los dos textos son considerados fundantes de la Literatura Argentina. Espero que te sirva. Suerte!!
CAPÍTULO III: "EL DESARROLLO (1880-1940): La madurez nacional. El modernismo"
El nuevo siglo encontró a la Argentina con sus géneros literarios ya instalados. La poesía, que durante la Colonia se había cultivado a imitación de los modelos europeos, en la Revolución siguió imitando esos modelos (para esas fechas, el seudoclasicismo) pero con un ímpetu que amenazaba ya romper los simples esquemas imitativos.
El romanticismo se cumple justamente sobre la quiebra de esos moldes. Es cierto que, de españoles, pasan a ser franceses. Pero que la imitación es ya mucho menos servil lo aprueba la aparición de personalidades tan vigorosas como la de Echeverría y la de Sarmiento, y especialmente la del propio Hernández que, inspirándose en la autentica tradición popular local, crea el Martín Fierro, una de las obras máximas de la literatura argentina.
A fines del siglo una brillante pléyade de narradores da forma a la novela. Ahora no se trata de poetas, historiadores o ideológicos que escriben una novela, como pudieron serlo Mármol, Alberdi o Mitre. Ahora estamos en presencia de hombres que son narradores de tipo casi profesional. Constituyen una verdadera generación, y a partir de entonces otras promociones sucedidas con cierta regularidad enriquecerán progresivamente el género narrativo.
Lo mismo ocurre con el teatro. A fines del siglo XIX se incrementa una actividad teatral que, desde los tablados del circo de los Podestá, se desarrolla en una escena nutrida por la producción nacional, sin que por eso deje de cultivarse el repertorio extranjero. En poesía, y como desprendidos de esa generación del ochenta, aparecen hombres como Almafuerte, llegados desde las clases populares, sin prosapia ni riqueza. Y para esas mismas épocas, nuevos
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