Simón Bolívar

Al fin el Libertador ha entrado definitivamente en la eternidad de la conciencia venezolana. La conciencia de los pueblos no perece, ni es transitoria, ni es tampoco fugaz relámpago en la vida moral colectiva.

Bolívar, padre de la patria, precursor de América latina tuvo el alma grande para renunciar a la vida fácil, lo sacrifico todo en pro de su vasta obra de redención. Puso en ella la vida y su aliento, su fortuna y su juventud, su fuerza y su predominio. Para sí no quiso nada. Para los pueblos que coloco bajo el sol de la libertad lo quiso todo: dignidad, grandeza, progreso, potencia, prestigio y soberanía, y lo más digno de admiración su espada nunca fue alzada con otra intención que no fuera la liberación, su ejército nunca conquisto, siempre libero.

El pensamiento y la obra del libertador constituyen un legado que todavía no ha sido suficientemente ponderado en sus dimensiones exactas. Por esto creemos que todo cuanto se haga por mantener vivo el empeño de actualizar su mensaje es obra útil.

La presencia de Bolívar significa energía permanente y acción continua para las futuras generaciones; cuán importante es conocer la historia para así poder defenderla, y es de gran utilidad para cualquier área en el que el alumno se desempeñe ver cátedra bolivariana. Si duda alguna fue Bolívar un insigne luchador y nosotros como venezolanos de hoy y de siempre tenemos una deuda de gratitud irrenunciable hacia todos aquellos que consagraron sus vidas al servicio de los grandes ideales y de las grandes obras que dieron origen a un gentilicio que podemos hoy presentar con orgullo.

“Formémonos una patria a toda costa y todo lo demás será tolerable.”

“La justicia es la reina de las virtudes republicanas y con ella se sostiene la igualdad y la libertad”.

“Moral y luces son nuestras primeras necesidades”.

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