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Sindicatos


Enviado por   •  14 de Abril de 2013  •  2.667 Palabras (11 Páginas)  •  292 Visitas

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Los sindicatos en México

Antecedentes

La historia del movimiento sindical en nuestro país, tal y como lo conocemos en la actualidad, está totalmente ligada a la formación, desarrollo, consolidación y decadencia del Estado semibonapartista emergido de la Revolución de 1910-17, consolidado durante la época del Cardenismo. La actual crisis que vive el Estado mexicano también se expresa en la crisis del corporativismo y por tanto de los sindicatos afines a esta norma.

El movimiento sindical podría dividirse para su mejor comprensión en tres etapas:

Los inicios

La primera etapa se refiere al proceso de industrialización que inició prácticamente después de la revolución de independencia, pero que no avanzó de manera significativa sino hasta el fin de la intervención francesa. La industria, en su mayoría textil y minera, se desarrolla y con ella los primeros grupos de obreros organizados. La organización en aquel entonces era de carácter mutualista, es decir sociedades de asistencia que los obreros construían para apoyarse en caso de alguna desgracia. En 1865 aparecen los primeros grupos anarquistas, los cuales serán dominantes durante todo el siglo XIX. Durante esta fase, la actitud del Estado, ya sea encabezado por Juárez, Lerdo o Díaz, fue de combatir formalmente cualquier tipo de organización o lucha.

La organización más importante de dicha época fue el Gran Círculo Nacional de Obreros de México, formado en 1872, a esa organización rápidamente se integraron la mayoría de los las sociedades obreras existentes en diversas partes del país. Las ideas anarquistas del Gran Círculo no le impidieron entrar en contacto con el gobierno y para 1879, el gobierno porfirista interviene en un conflicto interno apoyando a una fracción, la cual se apodera del aparato, el movimiento se divide y el gobierno porfirista combina la complacencia hacia los grupos afines a él y la represión absoluta en contra de todo tipo de disidencia.

En movimiento tiende entonces a reorganizarse en dos lógicas, la defensa del los derechos de los trabajadores y la posición al gobierno de Díaz. Así surgen los Círculos liberales de los cuales surge el Partido Liberal Mexicano, que impulsa en 1911 la Confederación Nacional de Trabajadores2, como una alternativa de carácter radical a la Casa del Obrero Mundial(COM), la cual es una derivación del sindicalismo, anarquista de palabra y colaboracionista en los hechos, que provenía de los círculos de la época porfirista.

La represión, que todos los grupos en el gobierno ejercieron sobre el movimiento de Flores Magón, así como una política sectaria hacia el movimiento campesino, llevaron a la liquidación del movimiento anarquista más combativo. Mientras tanto la política de colaboración de clases de la COM tuvo su punto culminante con la alianza que sellaron sus dirigentes con Obregón en Febrero de 1915, que se cristalizó en la formación de los "batallones rojos", grupos de obreros armados que combatieron en contra de los ejércitos campesinos de Villa y Zapata. Una vez que el movimiento campesino fue derrotado militarmente, el Gobierno de Carranza procedió a la ilegalización de la Organización luego de un intento de Huelga General entre los meses de julio y Agosto de 1916. La represión incluyó condenas a Muerte en contra de muchos dirigentes y tuvo un efecto bastante traumático para muchos trabajadores que habiendo combatido al lado de Carranza, ahora se veían reprimidos por él.

Con la represión a la COM en 1916, podríamos decir que termina la primera fase en la historia del sindicalismo Mexicano. El Estado que se funda a partir de la constitución de 1875 es francamente burgués, en esta fase de lento desarrollo de las fuerzas productivas, el desarrollo y las luchas del proletariado por mejores condiciones de vida se entrelazan en contra de la herencia feudal. En esta fase, una democracia burguesa como la que sueñan los constituyentes del 57, es imposible. El Estado a la par que impulsaba la industrialización, establecía para ello una alianza con el capital extranjero y con los terratenientes semifeudales del campo, únicos con el capital disponible para invertir.

En este contexto, la superexplotación de la mano de obra del campo y la ciudad no podía generar más que condiciones para una insurrección. En este sentido el Estado, especialmente el porfirismo, no podía aceptar la existencia de organizaciones sindicales como tal. Compró y protegió organizaciones mutualistas pero nada más. La organización sindical aparecía entonces como sinónimo mismo de subversión.

Las luchas de Cananea y Río Blanco son un emblema de lo que tenía que enfrentar el sindicalismo y el movimiento obrero en aquellos tiempos.

Con el advenimiento de la revolución, el Estado, que sustentaba su existencia con base en el apoyo del imperialismo y de los terratenientes colapsa, se abre entonces un vacío que la incipiente burguesía nacional va llenando poco a poco, no por sus cualidades sino por la falta de una fuerza social capaz de interponer un proyecto distinto al que empíricamente la burguesía va fraguando y que se traduce en la Constitución de 1917.

Ningún Estado y menos un Estado burgués se funda sobre la nada y en aquel entonces, la burguesía nacional se enfrentó al hecho consumado de que las masas campesinas habían destrozado las bases fundamentales de las estructuras semifeudales en el campo, ocupando tierras y liquidando físicamente a muchos terratenientes, y por otro lado la dinámica misma del proceso revolucionario había enfrentado a esta misma burguesía, al otro sustento económico del Estado porfiriano: el capital extranjero.

No quedaba otra más que optar por apoyarse en el ejército para sostenerse en el poder y asumir como propias ciertas reivindicaciones sociales del movimiento campesino y obrero, que si bien había sufrido importantes derrotas no estaba sofocado. Había en el seno mismo de la facción constitucionalista grupos muy radicales como los de Lucio Blanco y Francisco J. Mújica, que podían insubordinarse en el caso de que las "promesas" de Carranza y Obregón no asumieran un carácter de compromiso serio.

De esta forma la Constitución de 1917 es el acta de fundación de un Estado donde la burguesía tiene un poder endeble y muchas cuentas pendientes: educación, salud, trabajo, tierra, independencia, etc.

Segunda etapa: la era del corporativismo

El Estado que surge de la revolución, obligado -por su carácter de clase- a realizar el programa político de la burguesía, pero forzado por las fuerzas que lo llevaron al poder a realizar una serie de reformas, se ve en la necesidad de construir esos mecanismos de consenso que no posee y sin los cuales no podría aspirar a sostenerse. Como lo pueden mostrar los levantamientos

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