Socialismo
Enviado por vickybalcarcel • 18 de Octubre de 2011 • 701 Palabras (3 Páginas) • 457 Visitas
E L S O C I A L I S M O U T O P I C O A L S O C I A L I S M O C I E N T I F I C O
El socialismo moderno es, en primer término, por su contenido, fruto del reflejo en la inteligencia, por
un lado, de los antagonismos de clase que imperan en la moderna sociedad entre poseedores y
desposeídos, capitalistas y obreros asalariados, y, por otro lado, de la anarquía que reina en la
producción. Pero, por su forma teórica, el socialismo empieza presentándose como una continuación,
más desarrollada y más consecuente, de los principios proclamados por los grandes ilustradores
franceses del siglo XVIII. Como toda nueva teoría, el socialismo, aunque tuviese sus raíces en los hechos
materiales económicos, hubo de empalmar, al nacer, con las ideas existentes.
Los grandes hombres que en Francia ilustraron las cabezas para la revolución que había de
desencadenarse, adoptaron ya una actitud resueltamente revolucionaria. No reconocían autoridad
exterior de ningún género. La religión, la concepción de la naturaleza, la sociedad, el orden estatal: todo
lo sometían a la crítica más despiadada; cuanto existía había de justificar los títulos de su existencia
ante el fuero de la razón o renunciar a seguir existiendo. A todo se aplicaba como rasero único la razón
pensante. Era la época en que, según Hegel, «el mundo giraba sobre la cabeza», primero, en el sentido
de que la cabeza humana y los principios establecidos por su especulación reclamaban el derecho a ser
acatados como base de todos los actos humanos y de toda relación social, y luego también, en el sentido
más amplio de que la realidad que no se ajustaba a estas conclusiones se veía subvertida de hecho desde
los cimientos hasta el remate. Todas las formas anteriores de sociedad y de Estado, todas las ideas
tradicionales, fueron arrinconadas en el desván como irracionales; hasta allí, el mundo se había dejado
gobernar por puros prejuicios; todo el pasado no merecía más que conmiseración y desprecio. Sólo
ahora había apuntado la aurora, el reino de la razón; en adelante, la superstición, la injusticia, el
privilegio y la opresión serían desplazados por la verdad eterna, por la eterna justicia, por la igualdad
basada en la naturaleza y por los derechos inalienables del hombre.
Hoy sabemos ya que ese reino de la razón no era más que el reino idealizado de la burguesía, que la
justicia eterna vino a tomar cuerpo en la justicia burguesa; que la igualdad se redujo a la igualdad
burguesa ante la ley; que como uno de los derechos más esenciales del hombre se proclamó la
propiedad burguesa; y que el Estado de la razón, el «contrato social» de Rousseau pisó y solamente
podía pisar el terreno de la realidad, convertido en república
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