Socializacion E Identidad A Los Largo De La Vida
Enviado por Yamaria • 18 de Junio de 2014 • 1.485 Palabras (6 Páginas) • 1.202 Visitas
Socialización e identidad a lo largo de la vida
La socialización es un proceso de aprendizaje de las creencias, valores y normas socialmente esperados de nosotros como miembros de una sociedad o grupo social particular. A través de esta se llegan a aprender los elementos de una cierta cultura y además se acepta que la cultura es una parte fundamental de nosotros mismos.
Sin embargo, la socialización no es una cuestión de que simplemente se nos impone una cultura, es también una cuestión de acción social individual. En otras palabras es un proceso de aprendizaje de normas y valores culturales y de convertirlos en parte del propio yo interior.
El yo interior es un sentido de poseer identidad diferenciada, de estar separados de otras personas y cosas. Existen tres factores principales en la adquisición de nuestras identidades como yo interior:
• La naturaleza
• El aprendizaje cultural
• La elección
Este sentido no es innato, sino se construye activamente por medio de nuestras interacciones con otros en el proceso de socialización, de aquí sale la expresión de el sociólogo Charles Horton Cooley “yo interior y sociedad son gemelos”.
Cooley: el espejo de uno mismo
Cooley desarrolla esta idea basándose en la observación de sus hijos, donde explica que nuestro sentido de yo interior, se adquiere viéndonos reflejados en las actitudes y comportamientos de otras personas e imaginando lo que piensan de nosotros. Este como mismo tiene 3 partes: lo que pensamos que otros ven en nosotros; cómo imaginamos que juzgan lo que ven; cómo nos sentimos acerca de tales juicios.
Mead: el yo interior como “yo” y “mí”
Mead argumenta que el yo interior se compone de dos partes: el “yo” y el “mí”. El “yo” es el yo interior como sujeto, o iniciador de pensamientos y acciones. El “mí” es el yo interior como objeto, como nos imaginamos a nosotros mismos desde la perspectiva de otras personas. En la interacción social el yo decide como actuar mientras que el mi anticipa como responderán los demás.
La distinción entre estos dos se agudiza cuando los niños juegan a ser alguien e imitando roles. Con frecuencia adoptan roles de personas importantes en sus vidas, lo que se conoce como otros significativos. A medida que los niños maduran aprenden no solo a asumir el rol de otros específicos, sino también del otro generalizado.
Freud: fuentes de conflicto dentro del yo interior
Freud comparte el punto de vista de Cooley y Mead, pero además, añadió que la socialización esta inherentemente llena de conflicto, entre las necesidades interiores y las presiones exteriores, y también entre las fuerzas dentro del psique de una persona.
Estas fuerzas son:
• El ello (id): es un depósito de impulsos biológicos innatos orientados a la obtención de placer físico.
• El yo (ego): es la parte racional, que elige, del yo interior
• El superyó (superego): es la conciencia de una persona, que encarna los estándares morales de una sociedad.
La labor del yo consiste en encontrar formas aceptables y seguras de satisfacer el ello sin causar culpa o remordimiento al superyó. El yo y el superyó, son productos de la interacción social, particularmente de la interacción de los hijos con sus padres. El yo media conscientemente entre los impulsos del ello y la realidad física y social en la que vive el niño y el superyó se desarrolla en un contexto social.
La personalidad de un niño está modelada por cuan suavemente y completamente se resuelven los conflictos entre los impulsos del ello y las demandas culturales.
Piaget: la base cognitiva del yo interior
Enfocándose en el desarrollo de las capacidades cognitivas o intelectuales de los niños, Piaget define que los niños recién nacidos no tienen sentido del yo interior, ni tampoco concepto de que existen como personas reales, ellos se desarrollan a través de las interacciones con la gente y las cosas.
Una parte importante de este descubrimiento es lo que Piaget denomina el concepto de permanencia del objeto, que es cuando el niño se da cuenta de que los objetos tienen una existencia continua independientemente de la percepción que el niño tiene de ellos.
Otro avance importante en este sentido llega hacia el final de la infancia, cuando el niño desarrolla la capacidad del pensamiento representativo. El pensamiento representativo es la capacidad de hacer que una cosa represente a la otra. Parte de este pensamiento es el uso de imágenes mentales para significar personas reales, objetos y acciones. Los niños interpretan activamente las experiencias que tienen, dotándolas de significado dentro del marco de su nivel de comprensión, esta perspectiva es un importante legado de Piaget.
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