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Tambien Somos Gibraltareños


Enviado por   •  7 de Mayo de 2012  •  3.428 Palabras (14 Páginas)  •  347 Visitas

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También somos gibraltareños

Por Manuel Álvarez Vázquez

[ en Benarax: Cuadernos de estudios sobre Los Barrios y Campo de Gibraltar, 37 (2002) pp. 4-11. ]

Cualquiera que conozca el contenido y línea editorial de la revista Benarax, Cuadernos de estudios históricos sobre Los Barrios y Campo de Gibraltar, sabe que ni somos ni queremos ser indiferentes al pasado, presente y futuro de Gibraltar, porque sin Gibraltar no podemos entender nuestra propia historia local y la de los demás pueblos hermanos que surgieron a este lado del Estrecho. Y supongo que incluso a muchos de los actuales gibraltareños les podría pasar otro tanto hacia nosotros, los antiguos exiliados gibraltareños, sus vecinos de este lado de la Frontera, aunque es cierto que con frecuencia nuestra historia común no sólo ha estado enfrentada, sino también ha ido por caminos muy distintos, como si esa Frontera, que en lo material nos separa, nos obligara a vivir y pensar de espaldas unos de otros. Es hora de retomar la historia común para resolver nuestras discrepancias y para que por fin los furibundos nacionalistas de ambos lados, los demagogos de siempre, o los ingenuos que se dejan manipular con tanta facilidad, tengan en cuenta tanto las diferencias que nos separan, como las semejanzas que nos unen.

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El Peñón de Gibraltar, cuyo nombre proviene del árabe Yebel-Tarik o Monte de Tarik, es un pequeño promontorio de mediana elevación y escasas dimensiones (Longitud N-S: 2,5 km. Anchura máx. E-O: 1,6 km. Superficie: 5,8 km2. Altitud max.: 424 m). Asimismo la ciudad de Gibraltar que se extiende por su base, aún ahora es sólo una mediana población que apenas pasa de 30.000 habitantes y cuya tardía fundación por los musulmanes, tras un frustrado proyecto inicial (1068), no se hizo hasta un siglo más tarde (1160), adoptando entonces el nombre de Medina-al-Faht, que en árabe significa ciudad de la Victoria, que con el paso del tiempo se sustituyó por el nombre del propio Peñón. [4//5]

El Peñón de Gibraltar desde la más remota antigüedad ha tenido una privilegiada situación geo-estratégica: Primero, atrajo como refugio postrero al extinguido hombre prehistórico de Neandertal. Luego, como gigantesco e inconfundible hito, orientó a los antiguos navegantes en los confines de sus exploraciones marinas, despertando en ellos venerables sentimientos religiosos. Después fue codicia de muchos por su condición de atalaya y puerto junto al Estrecho de su nombre, donde se unen las aguas del Mediterráneo y las del Atlántico, donde se aproximan al máximo las tierras de África y Europa. Por último, al transformarse bajo la soberanía inglesa en una inexpugnable y valiosa fortaleza para su expansión colonial, produjo la admiración de unos, la envidia de otros, así como la inevitable humillación hispana. Con razón el mundo clásico ya renombró y ensalzó al Peñón de Gibraltar, identificando tan notorio promontorio -entonces denominado Calpe- con una de las legendarias Columnas de Hércules.

Todo eso explica que Peñón y ciudad de Gibraltar fuesen deseado a lo largo de siglos por enconados reinos rivales y que los ejércitos más variopintos intentaran su asedio y conquista en no pocas ocasiones, de tal modo que, siguiendo las crónicas locales, se acepta que Gibraltar al menos ha sufrido catorce destacados asedios: 1º Que lo protagonizó Fernando IV de Castilla, que fue quien primero la conquistó a los musulmanes (1309), 2º Un infructuoso cerco de los musulmanes granadinos (1315-1316), 3º Otro asedio granadino, pero ahora con éxito en su recuperación (1332-1333), 4º Un inmediato y fracasado intento de reconquista con Alfonso XI de Castilla (1333), 5º Un nuevo asedio fallido del mismo monarca que le costó la vida (1349-1350), 6º Otro intento granadino contra la morisma africana de su propia fe musulmana (1411), 7º Un ataque del conde de Niebla, sin éxito y que le costó su vida (1436), 8º Otro asedio oportuno y victorioso del alcaide de Tarifa, tropas del duque de Medina Sidonia y conde de Arcos (1462), 9º Un fracasado intento del despechado duque de Medina Sidonia (1466-1467), 10º Un nuevo sitio sin éxito del duque de Medina Sidonia (1506), que pretendió con ello recuperar el ansiado señorío que gozó sobre la ciudad desde 1469 y que le fue arrebatado por los Reyes Católicos en 1502, 11º El inesperado desgarro de la conquista anglo-holandesa (1704), 12º El malogrado sitio y bloqueo español ordenado por Felipe V de Borbón (1704-1705), 13º Otro nuevo sitio fallido ordenado por el anterior monarca (1727), 14º Y último, el Gran Sitio (1779-1783), bajo el reinado de Carlos III de Borbón y que finalizó con el más rotundo descalabro militar para los españoles, que desaconsejaría futuras aventuras asediadoras. [5//6]

Además Gibraltar ha sufrido durante su historia algún que otro ataque armado como un saqueo turco (1540), un bombardeo francés (1693), unas escaramuzas del ejército napoleónico (1812), acoso aéreo italiano (1940-1942), sin faltar el más recientemente e infructuoso cierre de la Frontera (1969-1982), impuesto por el régimen del general Franco, cuando las relaciones diplomáticas entre España e Inglaterra pasaban su peor momento a causa de Gibraltar y que lejos de ayudar a lo pretendido, produjo un grave sentimiento antiespañol entre los entonces aislados gibraltareños. Aparte no se debe olvidar que Gibraltar ha sufrido penosas enfermedades epidémicas, desde aquella de 1649 hasta las del siglo XIX, que obligaron a sucesivos aislamientos preventivos de su población (1804, 1811, 1813, 1828, 1854).

Pero de tantas adversidades como ha padecido Gibraltar, la que huella más perdurable ha dejado, no sólo entre sus habitantes, sino también a nivel nacional e internacional, quizá sea su conquista en 1704 por las tropas anglo-holandesas, que defendían el derecho al trono vacante de España del archiduque Carlos de Austria frente a Felipe V de Borbón, que produjo el inmediato exilio de la mayoría de sus habitantes, así como la posterior e injusta anexión de su soberanía por el Reino Unido, al amparo de un no menos injusto Tratado de Utrecht (1713), que le fue impuesto a una debilitada España.

Quizá sea una apreciación personal exagerada, pero pienso que pocos territorios, tan pequeños y modestos como Gibraltar han atraído la atención de tantos escritores. Una relación actualizada de las referencias bibliográficas sobre Gibraltar supera con creces los dos millares: Multitud de obras generales y monográficas, artículos en revistas especializadas de historia, geografía, geología, biología, botánica o de otras muchas materias, así como innumerables artículos periodísticos de opinión o noticias de sucesos de actualidad, etc. En total supone una cantidad bibliográfica muy considerable, sin parangón

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