Totonacas Gastronomia
Enviado por • 28 de Enero de 2015 • 345 Palabras (2 Páginas) • 622 Visitas
TOTONACA GASTRONOMIA
En el Totonacapan la tradición culinaria mana de una cultura antiquísima y de fuerte idiosincrasia. La base de la comida popular es el frijol negro y sus platillos derivados ya sea con alchuchut, con ejote recio hervido, como huatape o en forma de púlakles con pipián, chilchotes, acoyo y sal. Los guisos de gallina, el taxwayahun —un platillo de cerdo—, la carne de monte y el mole de camarón o el de flor de izote complementan la oferta. El mole de guajolote, las patitas de puerco secas y el tamal de pescado se cuecen aparte, pues son las verdaderas joyas de la cocina totonaca.
CULTURA TOTONACA
La Cultura Totonaca: Los pobladores totonacas residían en las regiones costeras y montañosas del este de México en el momento de la llegada de los españoles en el año 1519. En la actualidad sus descendientes residen en los estados mexicanos de Veracruz, Puebla e Hidalgo. Ellos fueron los posibles constructores de la ciudad precolombina de El Tajín. La cultura Totonaca sobresale por su cerámica variada, escultura en piedra, arquitectura colosal y por su avanzada percepción urbanística. Los idiomas conocidos como totonaco y tepehua forman una familia lingüística aislada, es decir, que no son conocidos por estar relacionado con otros idiomas o familias lingüísticas. Las primeras descripciones gramaticales y léxicas del totonaco hechas por los europeos (por desgracia hoy perdidas) fueron hechas por Fray Andrés de Olmos, quien también escribió las primeras descripciones de las lenguas náhuatl y huastecos. Las mujeres totonacas eran expertas tejedoras y bordadoras, se vestían con grandilocuencia y trenzando sus cabellos con plumas. El fraile franciscano Bernardino de Sahagún dijo que, en todos los aspectos de su apariencia, las mujeres eran "muy elegantes", vestían faldas (bordado para los nobles) y un poncho pequeño de forma triangular que les cubría los pechos. Las mujeres nobles usaban collares de concha y jade además de pendientes y, a menudo se pintaban el rostro con tinta roja. Del mismo modo, los hombres nobles se adornaban con capas multicolores, taparrabos, collares, brazaletes, bezotes y productos hechos de plumas del preciado quetzal (ave).
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