Tres Cualidades
Enviado por mayesa • 15 de Septiembre de 2012 • 1.260 Palabras (6 Páginas) • 523 Visitas
Owin y Beky jugaban a las damas chinas cuando
escucharon golpes insistentes.
—¡Abran! —gritó una voz.
—¿Quién es?
—¡Traigo a su padre! ¡Está enfermo!
Los mellizos se miraron atemorizados.
Beky saltó y abrió la puerta sin preguntar más.
Dos hombres, uno de overol azul y otro de bata blanca, cargaban al señor Meneses, quien arrastraba los pies y cabeceaba
como si estuviese a punto de desmayarse. Sangre de campeón SIN CADENAS
DERECHOS RESERVADOS
—¿Dónde podemos acostarlo? —preguntó el que parecía
médico.
—Aquí, en el sillón.
El padre de Owin y Beky trabajaba como obrero. Era
flaco, un tanto encorvado, de temperamento nervioso y con
frecuencia deprimido desde que su esposa murió. Apenas lo
recostaron, comenzó a temblar y a emitir gemidos de pánico
como si viera fantasmas alrededor.
—¿Qué le pasa a mi papá? —preguntó Beky.
El médico abrió su maletín y sacó una jeringa.
—Voy a inyectarle un sedante.
La angustia había invadido a los muchachos. Miraban a su
padre y después al médico.
—¿Qué... qué tiene mi... mi papá? —insistió Owin tartamudeando como solía hacerlo—, ¿po... por qué tiembla y llora?
¿Por qué hace esos ruidos? ¿Se vo... volvió loco?
El doctor habló mientras preparaba la ampolleta.
—Ha sufrido un colapso nervioso.
—¿U... un qué?
—Los pensamientos negativos lo han dominado. Su espíritu
está como encadenado. Necesita terapia psicológica.
Beky protestó:
—¿Encadenado? ¿Terapia? ¡No entiendo nada!
El hombre de overol azul que acompañaba al médico le
explicó a los niños.
—Su papá se preocupa demasiado. Es perfeccionista y se
toma todo demasiado en serio. Algunos compañeros le hacen
bromas y él se enfurece. ¡Se pone como loco! Hoy, nuestro
jefe lo regañó. Le dijo que era un bueno para nada, lo hizo
quedar en ridículo frente a todos y lo amenazó con despedirlo.
¡Meneses comenzó a temblar y a gritar! Tomó una barreta
de acero y golpeó la maquinaria. Trataron de detenerlo, pero Carlos Cuauhtémoc Sánchez
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también le pegó a un compañero. Por fortuna sólo le sacó el
aire. Entonces se puso a llorar y a sacudirse como si le estuviese dando un ataque. Así está desde entonces.
Owin y Beky se quedaron callados mientras el doctor terminaba de inyectar a su padre. La medicina tardó en hacerle
efecto. Mientras tanto, comenzó a jadear como si le faltara
el aire. El médico trató de tranquilizarlo.
—No se preocupe, todo va a estar bien.
—Papá, cálmate —dijo Beky—, nos estás asustando.
—¡Es injusto! —gritó el enfermo con todas sus fuerzas—.
¡Van a correrme del trabajo! Desde que murió mi esposa, me
ven triste y nadie me quiere. ¿Qué va a pasar si me despiden?
Tengo dos hijos que mantener —gimió amargamente como
lloriqueando—. ¡Injusto! ¡Injusto! Yo siempre he sido un
hombre trabajador y honrado, pero no tengo apoyo. Odio la
fábrica, odio a mis compañeros, odio a mi jefe. Ojalá que a
todos les vaya mal. ¡Se lo merecen!
—Tranquilícese, Meneses —sugirió el médico—, trate de
no pensar en nada.
El hombre temblaba y sudaba como si estuviese ardiendo
en fiebre. Luego se giró de espaldas sin cerrar los párpados.
Sus hijos lo contemplaron un largo rato. Después Beky comentó en voz baja:
—Él nunca se había puesto así antes.
—E... es cierto —confirmó Owin—, cua... cuando mamá
vivía... nue... nuestra familia e... era muy hermosa... pe... pero
ahora...
Echó un vistazo alrededor como queriendo explicar. La casa
estaba descuidada y los escasos muebles se caían a pedazos;
como había comenzado la época de lluvias, numerosas goteras
hacían tintinear los recipientes llenos de agua que estaban
distribuidos por toda la vivienda. Sangre de campeón SIN CADENAS
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—Nuestra familia sigue siendo hermosa —rebatió Beky.
El doctor escribió una receta, cerró su maletín y dejó sobre
la mesa una caja de medicina.
—Su papá está sedado. Dormirá hasta mañana. Que se tome
estas pastillas como lo indica la receta y no vaya a trabajar.
...