Una historia decisiva: José Eduardo de Cárdenas y Romero

Memoria a favor de la Provincia de Tabasco

en la Nueva España de José

Eduardo de Cárdenas y Romero:

a propósito del centenario y bicentenario

de la Independencia y Revolución mexicana:

Miguel Angel Díaz Perera

Investigador del área académica de Sociedad, Cultura y Salud; departamento de Salud, Equidad y Desarrollo Comunitario, Unidad Villahermosa.

El día 8 de abril pasado, presenté una nueva edición sobre la obra del presbítero novohispano José Eduardo de Cárdenas y Romero, Memoria a favor de la Provincia de Tabasco en la Nueva España; texto fundamental en la historia de Tabasco pues marcó el horizonte de posibilidad para la existencia de Tabasco, al solicitar a las Cortes de Cádiz y al rey Fernando VII en 1811 la independencia administrativa de Tabasco con respecto de Yucatán así como la anexión de los Agüalulcos (parte del actual municipio de Humanguillo) a la entonces provincia de Tabasco. Este alegato de las postrimerías de la Nueva España, se utilizaría después en el México independiente en los debates del congreso constituyente de 1824 para fundamentar exitosamente la existencia de Tabasco como entidad federativa. Asimismo de manera reiterada, en el transcurrir del siglo XIX y XX, sirvió como argumento para defender los límites territoriales del estado. Con ello, el libro de José Eduardo de Cárdenas se convirtió en un fundamento de identidad territorial que da sentido al Tabasco contemporáneo.

En esta edición, además de insertar una revisión biográfica que estuve preparando durante varios años y realizar la inclusión de documentos inéditos y desconocidos para el común de los historiadores, lo más importante fue persuadir sobre la necesidad de discutir la vinculación entre la historia de Tabasco, la historia regional y la historia nacional en el contexto de las pasadas celebraciones sobre el bicentenario y centenario de la Independencia y Revolución mexicana. De hecho, en el contexto local, en prensa y radio durante el año 2010 se desató un penoso debate sobre el papel de José Eduardo de Cárdenas ante los movimientos insurgentes de 1810. Más de un historiador le reprochó su conservadurismo y otros en cambio le colocaron el epíteto de “precursor de la independencia en Tabasco”. El desacuerdo inclusive llegó al Congreso estatal a un grupo de diputados que promovieron colocar su nombre en letras de oro, situación que al final no se logró ante lo controvertido de la discusión.

Mi conclusión es la siguiente: la duda sobre la inclinación o resistencia de José Eduardo de Cárdenas ante los movimientos insurgentes, es un falso debate. Parte de vicios que existen en la historiografía nacional y en específico, sobre la antigua tradición centralista de los estudios en México que don Luis González y González llamó “historia de bronce” en conformidad con una “historia patria”. A pesar de una fructífera producción de estudios regionales y microhistóricos posterior a 1968, buena parte de la historiografía mexicana sigue apelando a la biografía de grandes héroes, concentrándose en los acontecimientos de una minoría territorial (centro y occidente de México), condenando a las tinieblas a los campesinos, obreros, hombres y mujeres comunes y corrientes, además de multitud de pueblos, localidades y regiones que sólo aparecen en el gran escenario de la historia en cuanto se vinculan con el centro. En caso contrario, no existen. Esta perspectiva centralista mantiene influencia en los libros de texto de primaria, secundaria, la educación cívica que se enseña en casi todas las escuelas del país, los monumentos y celebraciones marcadas en el calendario educativo, hasta en la novelas de corte histórico que se exhiben en televisión.

Con estos vicios, el año 2010 cimbró al país con las celebraciones del bicentenario y centenario de la Independencia y Revolución mexicana. Poco o nada se mostraron las resistencias, las múltiples opciones de futuro, la visión de los vencidos, pero sobre todo, espacios territoriales donde el impacto de los acontecimientos de la “historia nacional” no alcanzaron a llegar. Ese fue el caso de Tabasco donde entre 1810 y 1821 no hubo ni un solo tiro. Al final, se informó la independencia por decreto el 8 de septiembre de 1821 por el capitán Juan Nepomuceno Fernández Mantecón por órdenes del entonces coronel Antonio López de Santa Anna.

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