Vuelta A La Patria
Enviado por ionesco • 8 de Julio de 2015 • 960 Palabras (4 Páginas) • 237 Visitas
Vuelta a la Patria (1875)
Juan Antonio Pérez Bonalde
A mi hermana Elodia
I Parte
-A-
1-¡Tierra!, grita en la proa el navegante,
y confusa y distante,
una línea indecisa
entre brumas y ondas se divisa;
2-poco a poco del seno
destacándose va del horizonte,
sobre el éter sereno,
la cumbre azul de un monte;
3-y así como el bajel se va acercando,
va extendiéndose el cerro
y unas formas extrañas va tomando;
formas que he visto cuando
soñaba con la dicha en mi destierro.
4-Ya la vista columbra
las riberas bordadas de palmares,
y una brisa cargada con la esencia
de violetas silvestres y azahares,
en mi memoria alumbra
el recuerdo feliz de mi inocencia,
cuando pobre de años y pesares,
y rico de ilusiones y alegría,
bajo las palmas retozar solía
oyendo el arrullar de las palomas,
bebiendo luz y respirando aromas.
5-Hay algo en esos rayos brilladores
que juegan por la atmósfera azulada,
que me habla de ternuras y de amores
de una dicha pasada,
y el viento al suspirar entre las cuerdas,
parece que me dice: « ¿no te acuerdas?».
6-Ese cielo, ese mar, esos cocales,
ese monte que dora
el sol de las regiones tropicales...
¡Luz, luz al fin! Los reconozco ahora:
son ellos, son los mismos de mi infancia,
y esas playas que al sol del mediodía
brillan a la distancia,
¡oh, inefable alegría,
son las riberas de la patria mía!
7-Ya muerde el fondo de la mar hirviente
del ancla el férreo diente;
ya se acercan los botes desplegando
al aire puro y blando
la enseña tricolor del pueblo mío.
¡A tierra, a tierra, o la emoción me ahoga,
o se adueña de mi alma el desvarío!
-B-
1-Llevado en alas de mi ardiente anhelo,
me lanzo presuroso al barquichuelo
que a las
riberas del hogar me invita.
Todo es grata armonía; los suspiros
de la onda de zafir que el remo agita;
de las marinas aves
los caprichosos giros;
y las notas suaves,
y el timbre lisonjero,
y la magia que toma
hasta en labios del tosco marinero,
el dulce son de mi nativo idioma.
2-¡Volad, volad, veloces,
ondas, aves y voces
!Id a la tierra en donde el alma tengo,
y decidle que vengo
a reposar, cansado caminante,
del hogar a la sombra un solo instante.
Decidle que en mi anhelo, en mi delirio
por llegar a la orilla, el pecho siente
dulcísimo martirio;
decidle, en fin, que mientras estuve ausente,
ni un día, ni un instante hela olvidado,
y llevadle este beso que os confío,
tributo adelantado
que desde el fondo de mi ser le envío.
3-¡Boga, boga, remero, así llegamos!
¡Oh, emoción hasta ahora no sentida!
¡Ya piso el santo suelo en que probamos
el almíbar primero de la vida!
-C-
1-Tras ese monte azul cuya alta cumbre
lanza reto de orgullo
al zafir de los cielos,
está el pueblo gentil donde, al arrullo
del maternal amor, rasgué los velos
que me ocultaban la primera lumbre.
2-¡En marcha, en marcha, postillón, agita
el látigo inclemente!
Y a más andar, el carro diligente
por la orilla del mar se precipita.
3-No hay peña ni ensenada que en mi mente
no venga a despertar una
memoria,
ni hay ola que en la arena humedecida
con escriba con espuma alguna historia
de los alegres tiempos de mi vida.
Todo me habla de sueño y cantares,
de paz, de amor y de tranquilos bienes,
y el aura fugitiva de los mares
que viene, leda, a acariciar mis sienes,
me susurra al oído
con misterioso acento: «Bienvenido».
...