Yate.
Enviado por yesica22 • 25 de Enero de 2014 • Informe • 413 Palabras (2 Páginas) • 312 Visitas
La escuela debe representar la vida presente, una vida tan real y vital para el niño
como la que vive en el hogar, en la vecindad o en el campo de juego.
La educación que no se realiza mediante formas de vida, formas que sean dignas de
ser vividas por sí mismas, es siempre un pobre sustituto de la realidad auténtica y tiende
a la parálisis y a la muerte.
La escuela, como institución, ha de simplificar la vida social existente; ha de
reducirla a una forma embrionaria. La vida actual es tan compleja que el niño no puede
ser puesto en contacto con ella sin experimentar o distracción; aquél es abrumado por la
multiplicidad de actividades que surgen, de tal suerte que pierde su propio poder de
reaccionar ordenadamente, o es tan estimulado por esas diversas actividades que sus
capacidades son puestas prematuramente en juego y llega así o a especializarse o a
desintegrarse indebidamente.
Como tal vida social simplificada, la vida escolar ha de surgir gradualmente de la
vida doméstica, y ha de asumir y continuar las actividades con las que el niño está ya
familiarizado en su hogar.
La escuela ha de ofrecer al niño estas actividades y reproducirlas de modo que el
niño aprenda gradualmente su sentido y sea capaz de desempeñar su papel con relación
a ellas.
Esto es una necesidad psicológica porque es el único medio de asegurar la
continuidad en el desarrollo del niño, el único medio de proporcionar un fondo de
pasadas experiencias a las nuevas ideas dadas en la escuela.
Ello es también una necesidad social porque el hogar es la forma de vida social en
la que el niño se ha criado y en relación con la cual ha recibido su educación moral. Es
asunto de la escuela profundizar y ampliar su sentido de los valores concentrados en su
vida de hogar.
Gran parte de la educación actual fracasa porque olvida este principio fundamental
de la escuela como una forma de vida en comunidad. Aquélla concibe a la escuela como
un lugar donde se han de dar ciertas informaciones, donde se han de aprender ciertas
lecciones o donde se han de formar ciertos hábitos. Todo esto se concibe como teniendo
valor en un remoto futuro; el niño ha de hacer estas cosas por causa de otras que ha de
hacer; así son una mera preparación. Como resultado, no llegan a ser parte de la
experiencia vital del niño y no son verdaderamente educativas.
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