África Romana
aitor_berniTrabajo8 de Abril de 2016
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África romana
13/04/2016
Pensament Romà
Aitor Bernabé García
ÍNDICE:
1. Etimología 3
2. Geografía 3-5
3. Lengua 5,6
4. Economía 6,7
5. Punto de vista cultural 7-12
6. Bibliografía 14
1. Etimologia.
Hay diversas teorías sobre el origen del nombre del continente africano:
1. Los romanos cogen el término afer-ri, nombre que daban a los habitantes norteafricanos de la actual zona de Túnez y parte de Argelia, que era la zona africana más cercana a sus costas, y que probablemente se basa en el nombre de alguna de las tribus o pueblos que la habitaban.
2. Otros señalan que el nombre proviene de otra tribu que habitaba en las costas de Túnez: los Aurigas o Afarigas.
3. El comentarista romano Servio Honorato planteó la hipótesis de que el nombre, en realidad, provenía de la palabra latina aprica (soleado).
4. Por último, algunos señalaban que el nombre deriva africus, que nos da ábrego, el nombre de un viento que para los romanos venía de estas mismas tierras.
2. Geografía.
El dominio romano en África comienza, según las fuentes, tras la derrota de Cartago en el 146 aC y culmina con la conquista musulmana a finales del siglo VIII. Desde el punto de vista geográfico el África romana dibujaba a un gran rectángulo montañoso enmarcado entre el Mediterráneo y las arenas saharianas, de 800 m de altitud media. Presentaba una mezcla de llanuras y mesetas junto a elevadas montañas de hasta 4.000 m (Atlas). Los contrastes con las zonas bajas eran, pues, muy violentos y las llanuras costeras, con relieves escarpados próximos a las costas, escaseaban. Lo característico era el clima mediterráneo, aunque en el sur dominaba la estepa y el desierto, mientras en las montañas se imponían condiciones alpinas. Los ríos, poco caudalosos, tienen parte de su curso encajado y separado del mar por barreras montañosas. Las costas eran poco favorables para los grandes puertos y era, según Salustio, "un mar sin puertos". El norte de África, des de la gran Sirte hasta el Océano Atlántico, estaba compuesto de cuatro provincias romanas¹:
- África proconsular: gobernada por un procónsul que residía en Cartago, aproximadamente se extendía por el territorio de la actual Túnez, así como por la costa de la actual Libia, a lo largo del Syrtis Minor. Fue creada por la República de Roma en el 146 a.C., tras la derrota de Cartago en la III Guerra Púnica. Estableciendo la capital en Utica (Túnez), pero durante el principado de Augusto la capital provincial fue trasladada a Cartago (Túnez).
- Cyrenaica et Crete (Grecia y Libia): fue creada en el 78 a.C. y en el 20 a.C., bajo el principado de Augusto, fue convertida en provincia senatorial con capital en Gortina (Creta, Grecia).
- Aegyptus (Egipto): fue establecida en el 30 a.C. por Augusto tras derrotar a Marco Antonio y Cleopatra y anexionar el reino ptolemaico de Egipto. La capital provincial estaba establecida en Alejandría, que estaba considerada propiedad personal del emperador Augusto y los senadores de Roma tenían prohibido el acceso a la provincia salvo autorización expresa del Emperador. Su importancia fue enorme ya que era considerada como el granero del Imperio Romano.
- Mauretania o «país de los Mauri»: comprendía la parte occidental del Magreb, desde el río Ampsaga hasta el Atlántico, y la provincialización fue realizada durante el s. I d.C. cuando el emperador Claudio decidió en el año 42 anexionar el reino en forma de dos provincias ecuestres. En oriente creó la Mauritania Caesariensis, con capital en Iol Caesarea (Cherchell, Argelia), la vieja residencia real. En el oeste, separada por el río Muluya, surgió la Mauritania Tingitana, cuya capital se alternó entre Tingis (Tánger, Marruecos) y, en algunas ocasiones, Volubilis.
3. Lengua.
La población densamente mezclada de estas provincias hablaba diversas lenguas: a más de las indígenas (el líbico y el púnico), el griego y el hebreo – introducidos por los comerciantes orientales -, y el latín – la lengua de los conquistadores, de los colonos y de los funcionarios romanos -. Todos estos africanos eran fácilmente bilingües o trilingües. En la África proconsular el griego y el latín eran las lenguas literarias que todo hombre instruido sabía hablar y escribir. En Cartago el griego era hablado por una parte de la minoría cultivada y por la colonia griega compuesta de marineros, menestrales y pedagogos. Pero los nuevos cartagineses se jactaban de ser romanos y de hablar exclusivamente latín. El latín se propagó poco a poco hasta los rincones más lejanos de la provincia, sin llegar nunca, por eso, a suplantar las dos lenguas habladas por los descendientes de los vencidos: el líbico y el púnico.
4. Economía.
La África del Norte fue considerada por mucho tiempo como una tierra particularmente rica y como una tierra de talentosos agrónomos. Su divinidad tutelar tiene por emblemas la cornucopia y el celemín de trigo (modius) a sus pies. Desde el reino de Masinisa, una agricultura comercial se desarrolló en África. A los ojos de los conquistadores, esta tierra de cereales debía nutrir al pueblo romano. La producción se vuelve rápidamente de excedentes, fuertemente alentada por Augusto y sus sucesores. Las tierras del oeste exportaban su producción hacia el resto de la cuenca del Mediterráneo y el trigo africano proveía las dos terceras partes del anón destinado al abastecimiento de Roma. África estaba provista también de una arboricultura rica y variada en la que se encontraban viñas, olivos, granados y plantaciones de oasis. Los cultivos locales eran también importantes (trufas, guisantes, legumbres) pero la policultura era a veces sacrificada para beneficiarse de la cultura del trigo necesario a las urbes.
Durante el periodo romano, las tierras africanas vieron sus rendimientos crecer y las tierras del sur y del oeste fueron puestas en relieve. Las zonas más antiguas de fueron también transformadas por el desarrollo de cultivos de exportaciones más lucrativas. Así, la producción de frutas pasó de la Proconsular de alrededor de 840,000 quintos de trigo por año a la época Cesariense a casi nueve millones de quintos bajo Nerón. Sin embargo, parece que la prosperidad comercial africana no vio verdaderamente la luz sino hasta el final del Siglo I con el desarrollo de la oleicultura y en una menor medida de la viticultura.
5. Punto de vista cultural.
Se puede situar el apogeo de la civilización urbana en el África del norte en el segundo y primer tercio del tercer siglo. Estaba unido a la prosperidad que vieron las provincias hasta la época severina, debido en parte al desarrollo del mercado de aceite africano.
Es necesario distinguir el desarrollo y la densificación de la red urbana y la romanización jurídica, concesión de un estatuto jurídico por decisión imperial a las comunidades más o menos integradas al imperio. La ciudad de los asentamientos africanos fue caracterizada por una intensa actividad de sus élites. Esta práctica permitió medir la permanencia de los barrios hasta la segunda mitad del siglo III, cuando el Imperio vio una serie de crisis estructurales.
Más que en cualquier otra región del Imperio, las ciudades africanas codiciaban y se enorgullecían de las promociones municipales. La romanización de los modos de vida se ilustró en una arquitectura urbana audaz y una práctica de las instituciones (asamblea del pueblo, curias y senado local) y de las magistraturas latinas. Tal es así que la África romana llegó a ser uno de los sectores del Imperio Romano más importantes, tanto por su rica agricultura como por las ciudades que albergaba.
Este territorio dio los escritores más ilustres del siglo II:
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