7 Habitos De La Gente Efectiva
Enviado por lois • 2 de Mayo de 2012 • 637 Palabras (3 Páginas) • 661 Visitas
Comprometerse y mantener los compromisos
En el corazón mismo del círculo de influencia se encuentra nuestra aptitud para comprometernos y
prometer, y para mantener compromisos y promesas. Los compromisos con nosotros mismos y con los demás
y la integridad con que los mantenemos son la esencia de nuestra proactividad.
Allí también reside la esencia de nuestro crecimiento. Gracias a las dotes humanas de la autoconciencia y
la conciencia moral, advertimos áreas de debilidad, áreas que hay que mejorar, áreas de talento que pueden
desarrollarse, áreas que hay que cambiar o eliminar de nuestras vidas. Cuando reconocemos y utilizamos
nuestra imaginación y nuestra voluntad independiente para actuar sobre la base de esas percepciones
(haciendo promesas, estableciendo metas y siéndoles fíeles) adquirimos la fuerza de carácter, el ser, que hace
posible todas las otras cosas positivas de nuestras vidas.
En este punto encontramos dos modos de tomar de inmediato el control de nuestras vidas. Podemos hacer
una promesa... y mantenerla. O establecer una meta... y trabajar para alcanzarla. Al comprometernos y
mantener nuestros compromisos empezamos a establecer una integridad que nos proporciona la conciencia del
autocontrol, y el coraje y la fuerza de aceptar más responsabilidad por nuestras propias vidas. Al hacer y
mantener promesas (promesas a nosotros mismos y a otros) poco a poco nuestro honor para a ser más
importante que nuestros estados de ánimo.
El poder de comprometernos con nosotros mismos y de mantener esos compromisos es la esencia del
desarrollo de los hábitos básicos de la efectividad. El conocimiento, la capacidad y el deseo están dentro de
nuestro control. Podemos trabajar sobre cualquiera de esos tres elementos para mejorar el equilibrio entre los
tres. Al ampliarse el área de intersección, internalizamos más profundamente los principios en que se basan los
hábitos, y adquirimos fuerza de carácter para avanzar de modo equilibrado hacia una progresiva efectividad en
nuestras vidas.
Proactividad: el test de los treinta días
No es necesario que pasemos por la experiencia de Frankl en el campo de concentración para reconocer y
desarrollar nuestra propia proactividad. Es en los acontecimientos ordinarios de la vida cotidiana cuando
desarrollamos la capacidad proactiva para hacer frente a las extraordinarias presiones de la vida. Así nos
comprometemos y mantenemos los compromisos, así resolvemos un atasco de tráfico, así respondemos a un
cliente encolerizado o a un chico desobediente. Así vemos nuestros problemas y es allí donde concentramos
nuestras energías. Es el lenguaje que usamos.
Desafío al lector a que ponga a prueba el principio de la proactividad durante
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