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AL VII DEL LIBRO EL PRINCIPE


Enviado por   •  28 de Mayo de 2013  •  Síntesis  •  1.697 Palabras (7 Páginas)  •  426 Visitas

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CIENCIAS POLITICAS

LIC. JOSE MENDEZ LAU

ALUMNA: ALBA MARIA GOMEZ CASTILLEJOS

TRABAJO: RESUMEN DEL CAPITULO I AL VII DEL LIBRO EL PRINCIPE

3ER CUATRIMESTRE DE DERECHO

29/MAYO/2013

EL PRINCIPE

Nicolás Maquiavelo

CAPITULO I

DE LAS DISTINTAS CLASES DE PRINCIPADOS Y LA FORMA EN QUE SE ADQUIEREN.

Cuantos Estados y cuantas dominaciones ejercieron y ejercen todavía una autoridad soberana sobre los hombres, fueron y son principados o repúblicas. Los principados se dividen en hereditarios y nuevos. Los hereditarios, en quien los disfruta, provienen de su familia, que por mucho tiempo los poseyó.

Los nuevos, o lo son del todo, o son como miembros agregados al estado hereditario del príncipe que los adquiere, los así adquiridos se adquieren por las amas o por las ajenas, por la suerte o por la virtud. Estos Estados nuevos ofrecen a su vez una subdivisión, porque o están habituados a vivir bajo un príncipe, o están habituados a ser libres.

CAPITULO II

DE LOS PRINCIPADOS HEREDITARIOS

Es más fácil conservar un Estado hereditario, acostumbrado a una dinastía, que uno nuevo, ya que basta con no alterar el orden establecido por los príncipes anteriores, y contemporizar después con los cambios que pueden producirse.

Se puede mantener un estado; si el príncipe es de mediana inteligencia, puede mantener el estado, pero alguien puede robárselo por la fuerza, y este esperar a que el usurpador cometa un error, para regresar a su lugar. En la continuidad, solo tendrá que esperar, para reconquistarlo, a que el usurpador sufriera el primer tropiezo.

El príncipe entonces no necesita más que no traspasar el orden seguido por sus mayores, y contemporizar con los acontecimientos, después de lo cual le basta usar de la más socorrida industria, para conservarse siempre a menos que surja una fuerza extraordinaria y llevada al exceso, que venga a privarle de su Estado.

CAPITULO III

DE LOS PRINCIPADOS MIXTOS

Las dificultades que existen en los nuevos principados como miembro agregado a un conjunto anterior, sus incertidumbres nacen de una simple dificultad que se encuentra en todos los principados nuevos, dificultad que consiste en que los hombres cambian con gusto de señor, creyendo mejorar, impulsados a tomar armas contra él en lo cual se engañan pues luego han empeorado. El príncipe se ve obligado a ofender a sus súbditos, de modo que tiene por enemigos a todos los que se ha ofendido al ocupar el principado, y no se puede conservar como amigos a los que les han ayudado a conquistarlo porque no se pueden satisfacer las necesidades como ellos esperaban.

Los territorios rebelados se pierden con mas dificultad cuando se conquistan por segunda vez, porque aprovechándose de la rebelión, vacila menos en asegurar su poder castigando a los delincuentes y reforzando las partes más débiles.

Estos estados que al adquirirse se agrega a uno más antiguo, de la misma provincia y de la misma lengua es muy fácil conservados, sobre todo cuando están acostumbrados a vivir libres; y para afianzarse en el poder, siempre que se conserven sus costumbres y las ventajas que gozaban permanecerán tranquilos y pueden permanecer en total armonía. Se deben tener dos cuidados: que la descendencia del príncipe anterior desaparezca y que ni sus leyes ni sus atributos sean alterados.

Cuando se adquieren Estados en una provincia con idioma, costumbres y organización diferentes, surgen dificultades y uno de los remedios que la persona que los adquiera es que fuera a vivir en ellos, así se ven nacer los desórdenes y se pueden reprimir con prontitud, de este modo también adquieren más respeto y con mucha dificultad suelen perderlo.

Otro buen remedio es enviar a algunas colonias a alguno de los lugares que sean como llaves para aquel Estado.; las colonias no cuestan, son más fieles y entrañan menos peligro, los damnificados no pueden causar molestias porque son pobres y están demasiado aislados.

A los hombres hay que conquistarlos o eliminarlos, la ofensa que se le haga al hombre debe ser tal, que le resulte imposible vengarse. Si en vez de colonias se emplean tropas, e gasto es mucho mayor, por el mantenimiento de la guardia, se perjudica e incomoda a todos y por lo cual, se vuelven enemigos.

El príncipe que anexe una provincia con organización y costumbres diferentes a la suya debe convertirse en defensor de los vecinos menos poderosos para debilitar a los de mayor imperio y cuidarse de que entre a su estado un extranjero tan poderoso cómo él ya que se le adhieren todos los que sienten envidia del que es más fuerte ya que enseguida y de buena gana forman un bloque con el Estado invasor. "Una guerra no se evita sino se difiere para provecho ajeno"

El deseo de conquista es un sentimiento muy natural y común, y siempre que lo hagan los que pueden, antes serán alabados que censurados; pero cuando intentan hacerlo a toda cota los que no pueden, la censura es admitida. Para evitar una guerra nunca se debe dejar que el desorden siga su curso. Es natural que se ha vuelto poderoso recelo de la misma astucia

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