Adolf Hitler Y Mi Lucha
Enviado por ManeGtz • 23 de Septiembre de 2012 • 1.309 Palabras (6 Páginas) • 666 Visitas
Adolf Hitler y Mi Lucha
El ensayo tiene el objetivo de establecer una serie de conceptos que permitan lograr una explicación acerca de el pensamiento de Adolf Hitler. Tomare sus argumentos construidos sobre algunos conceptos claves como podrían ser partido, Estado, Raza, Nacional-Socialismo. Al mismo tiempo, procuraré contextualizar adecuadamente tales elementos discursivos en el marco general de la situación europea y alemana en particular a partir de Versalles.
Nació el 20 de abril de 1889 en Braunau am Inn, hijo de un aduanero austriaco; su infancia fue en Linz y su juventud en Viena. Su información fue muy poca ya que pues apenas recibió educación. En Viena fracasó en su vocación de pintor, vivío como un vagabundo y vio crecer su racismo ante el espectáculo de una ciudad cosmopolita, donde la vida intelectual y multicultural le era por completo de muy poca comprensión.
En 1913 Hitler huyó del Imperio Austro-Húngaro para no hacer su servicio militar y se refugió en Munich y se enroló en el ejército alemán durante la Primera Guerra Mundial.
De vuelta a Munich, Hitler ingresó en un pequeño partido ultraderechista el ‘Partido Nacionalsocialista de los Trabajadores Alemanes (NSDAP). El partido se declaraba nacionalista, antisemita, anticomunista, antisocialista, antiliberal, antidemócrata, antipacifista y anticapitalista; este abigarrado negativo se alimentaba de los temores de las clases medias alemanas ante el mundo moderno.
Hitler tardaría en hacer conocer su propaganda. En 1923 fracasó en un primer intento de tomar el poder desde Munich, apoyándose en las milicias armadas de Ludendorff pero fue detenido, juzgado y encarcelado, y sólo pasó en la cárcel un año y medio, en el cual en ese tiempo aprovecho para planearlo todo en un libro titulado ‘Mi lucha’.
Ya en libertad desde 1925, Hitler reconstituyó el NSDAP expulsando a aquellos que probablemente lo traicionen y solo se rodeó de un grupo de colaboradores fieles como Goering, Himmler y Goebbels. La gran crisis económica de la época desde 1929 y las dificultades políticas de la República de Weimar le dieron una audiencia creciente entre las legiones de parados y descontentos dispuestos a escuchar su propaganda demagógica, envuelta en una parafernalia de desfiles, banderas, himnos y uniformes.
Combinando hábilmente la lucha política legal con el uso ilegítimo de la violencia en las calles, los nacionalsocialistas o nazis fueron ganando peso electoral hasta que Hitler se hizo confiar el gobierno por el presidente Hindenburg en 1933.
Desde la Cancillería, Hitler destruyó el régimen constitucional y lo sustituyó por una dictadura de partido único basada en su poder personal. El Tercer Reich así creado fue un régimen totalitario basado en un nacionalismo exacerbado y en un complejo de superioridad racial sin fundamento científico alguno (basado en estereotipos que contrastaban con la ridícula figura del propio Hitler).
Tras la muerte de Hindenburg, Hitler se hizo nombrar Führer o «caudillo» de Alemania y se hizo prestar juramento por el ejército. La sangrienta represión contra los disidentes culminó en la purga de las propias filas nazis durante la «Noche de los Cuchillos Largos» y la instauración de un control policial total de la sociedad, mientras que la persecución contra los judíos, iniciada con las racistas Leyes de Núremberg y con el pogromo conocido como la «Noche de los Cristales Rotos» culminó con el exterminio sistemático de los judíos europeos a partir de 1939.
La política internacional de Hitler fue la clave de su prometida reconstitución de Alemania, se baso en desviar la atención de los conflictos internos hacia una acción exterior agresiva. Completó sus alianzas con la incorporación de Japón en una alianza antisoviética hasta formar el Eje Berlín-Roma-Tokio en 1937.
Militarista convencido, Hitler empezó por rearmar al país para hacer respetar sus demandas por la fuerza, con ello reactivó la industria alemana, redujo el paro y prácticamente superó la depresión económica que le había llevado al poder.
Luego, apoyándose en el ideal pangermanista, reclamó la unión de todos los territorios de habla alemana: primero se retiró de la
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