Anacreonte, el amor y erotismo en su obra
Enviado por Bel Perez • 27 de Mayo de 2018 • Trabajo • 2.532 Palabras (11 Páginas) • 981 Visitas
Anacreonte, el amor y erotismo en su obra
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Institución: Instituto de Profesores Artigas
Asignatura: Literatura Universal I
Docente: Álvaro Revello
Alumno: Belén Fernández
Grupo: 1°C Literatura
Fecha: 24/09/2017
Introducción:
En el siguiente trabajo me abocaré al estudio de temáticas importantes en la vida del autor como son el amor y el erotismo, pasaré a presentar fragmentos y/o poemas de su autoría acompañados de crítica recomendada, donde se puede apreciar con claridad la reiteración de los temas antes mencionados.
Anacreonte es un poeta griego, originario de Teos, en Asia menor; su vida se extiende desde el 572 al 485 a.C.
Dicho autor en su vida se mueve constantemente de ciudad de residencia, pintando su poesía con las consecuencias de cada uno de sus viajes y experiencias. Pasa por Tracia escapando de los Persas, luego Samos, encontrándose en la corte de Polícrates el tirano, aunque con la muerte de este se vuelve a dirigir en viaje, esta vez a la gran Atenas, tomando lugar en la corte de los Psistrátidas, la cual se encontraba en manos del tirano Hipías; de igual manera cuando este último encuentra su muerte, su residencia cambia a Tesalia, donde se supone murió.
En sus escritos se evidencia con reiterada alusión a las mujeres, hombres y el vino, otras veces se aprecian retazos de sus viajes y las ciudades dejadas como también a la Teos que lo vio nacer, un claro ejemplo es: (PMG 391) “Ahora ha perecido la corona de la ciudad.” Haciendo referencia a las murallas según Bowra.
Es interesante admirar la poesía de Anacreonte, el cual nacía cuando la gran Safo tenía poco de haber fallecido, el primero enseña en sus escritos una ironía prodigia, juega con las palabras, presenta epítetos novedosos y agrega también una gran cantidad de imágenes nuevas, claro ejemplo como recalca Francisco Rodríguez Adrados es el de Eros: que es novillo, boxea, también juega a los dados, y machaca al poeta como el hierro ardiente.
Anacreonte enseña en su vasta colección de poemas y fragmentos un mundo donde convive con la presencia masculina y femenina, se aprecia tintes eróticos en sus poemas, encubre lo obsceno en otros fragmentos.
La simbología siempre está presente en su obra, la muchacha joven, tímida, comparada con un cervatillo lactante, asustado ante la ausencia de su madre, de la misma manera pasa con los muchachos, escapado de su madre, todo en un mundo donde Afrodita tiene su presencia, de acuerdo con Bowra. En otra instancia es presentada una joven que le repele y rechaza, dicha fémina adquiere la comparación con una potranca rebelde, posiblemente aún inexperta en el amor, la cual debe ser domada.
(PMG 417) “Potra tracia, ¿por qué me huyes sin piedad mientras me miras a través de tus ojos y crees que no sé ninguna cosa sabia? Sábelo bien, bien te echaría yo el freno y sujetando las riendas te haría girar en torno de la meta del hipódromo. Pero ahora te apacientas en los prados saltando ligera porque no tienes un hábil jinete experto en caballos.”
Clara es la intención en tales palabras, mediante imágenes y símbolos remite al acto íntimo, se expresa entre juegos una verdad que es fácilmente comprensible para el lector, el propósito es claramente dilucido. El poeta dice sin descubrir, el lector, o en su defecto el oyente es quien está encargado de decodificar, interpretar y descubrir el verdadero significado del habla, en este caso, una potra, salvaje, de nacionalidad explicita huye de la voz hablante, se muestra un desafío en la mirada de aquella muchacha y mediante la cotidianidad de la doma de un caballo queda implícita y solo para entendidos la postura que él tomaría ante ella, aunque se muestra inalcanzable, tal vez podría encontrarse implícito la diferencia de edades, él no tiene posibilidad de demostrarle su habla, y ella se encuentra sola, sin esa experiencia que él podría ofrecer.
En el siguiente ejemplo el autor hace referencia a un joven de la misma anterior nacionalidad tracia, con unos bellos cabellos que fueron cortados, se trataría de Smerdis el joven amado por Polícrates, según Anteo y Eliano celoso estaba Polícrates del autor en cuestión Anacreonte, por lo cual el primero obliga al joven a cortarse el cabello. Los tracios se caracterizaban por un mechón de pelo en su coronilla, atributo de belleza en los muchachos griegos.
(PMG 347, fr. 1) “…y de la cabellera, que cubría de sombra el cuello delicado. Y ahora te has quedado calvo, mientras que ella toda entera, cayendo en unas manos rudas, ha ido a parar al polvo negro
Sucumbiendo al cruel corte de hierro. Yo, en tanto, me desgarro de angustia: ¿pues qué va a hacer un hombre que ni en defensa de Tracia tuvo éxito?”
Anteriormente fue citado un poema donde una jovencita huye del autor, aunque ¿Se daba al revés? ¿Él huyendo de alguna jovencita o jovencito?
(PMG 437) “Yo huyo de ella como el cuco.”
Primeramente el “cuco” es un ave, parece ser cobarde y ante este pequeño poema se aceptan dos interpretaciones, una que hace referencia a la batalla y otra que tiene su explicación en una mujer, en la cual coincido.
De acuerdo con Luzzatto se puede dar una conexión con otro fragmento que apunta a la tiranía erótica: “Calicrita, la de Cianes” mujer sabia a su parecer en la tiranía del amor, lo cual a mi parecer suena razonable, el autor tratado pasa gran tiempo de su vida en las cortes, rodeado de tiranos, argumentando favorablemente que a quien hace referencia es un personaje femenino y no a un encuentro bélico, la misma Calicrita podría ser la tirana en el poema.
(PMG 357) A Dionisio
“Señor con el que danzan el novillo Eros y las ninfas de ojos oscuros y la purpurea Afrodita, tú que recorres las alas cumbres de los montes, te imploro de rodillas, ven benévolo a mi y escucha mi plegaria grata a ti. Sé para Cleobulo buen consejero y que acepte, oh Dionisio, mi amor.”
El poema se presenta colorido, se visualiza el énfasis de los colores y acompaña esto también los epítetos, llama esta vez Novillo a Eros, se refiere a los ojos de las ninfas y reconoce a Afrodita, alada, conocedora, recorriendo los montes. Se presentan uno a uno los dioses, incluso Dionisio, a quien se dirige, hijo de Zeus, dios del vino, el nacido dos veces. El poema se tiñe de un color religioso y se observa con claridad en los primeros versos, es una plegaria, implora a los dioses que este joven, Cleobulo acepte su amor. Incluso más adelante en otro poema reiterará el amor por el joven en cuestión.
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