Analogía del héroe de la Grecia Clásica y del hombre del siglo XXI a partir de las características literarias.
Enviado por Mateo Parreño • 11 de Septiembre de 2017 • Ensayo • 2.161 Palabras (9 Páginas) • 247 Visitas
Analogía del héroe de la Grecia Clásica y del hombre del siglo XXI a partir de las características literarias.
Este título y este tema, supongo yo, le habrá despertado en su interior, estimado lector, una cierta curiosidad que lo ha llevado a leer mi ensayo. Y es que esta curiosidad, ese deseo inagotable de querer entender y saber cómo son todas las cosas, es inherente al ser humano y sobre ésta se construyen todos sus conocimientos. De esta manera lo afirma, por ejemplo, el destacado científico y escritor inglés Phillip Ball, quien sostiene que “la curiosidad siempre ha sido parte de la naturaleza humana. Hay una buena razón evolutiva: cuanto mejor entendamos nuestro entorno, más fácil será que sobrevivamos en él. Esta cualidad ha sido y continúa siendo el motor de la evolución científica y social”.
Es por esta razón que su deseo de conocer lo lleva a plantearse la misma pregunta acerca del título que quién les habla se está realizando en este momento: ¿cómo es posible que existan similitudes entre los grandes protagonistas de las tragedias griegas y los hombres de la actualidad?
En esta oportunidad, me interesa desarrollar puntualmente dos aspectos claves de las obras trágicas realizadas en la Grecia Antigua, y como existe su reflejo en el hombre contemporáneo. Estos dos temas son la hamartia y la anagnórisis, ambos tratados antes que nadie por Aristóteles, uno de los más importantes filósofos de la cuna de la civilización occidental, en su obra “Poética”, en la que describe las grandes características que tienen las obras griegas.
Para continuar con mi escrito, y satisfacer a mi lector deseoso de conocimiento, declaro que sostendré toda mi argumentación a partir de una de las herramientas más poderosas y a la vez, irónicamente, más subestimada de la que el hombre puede valerse: la literatura. Es así porque a través de ésta se deduce como piensa, como siente, que le preocupa y que cree el autor, quién a su vez refleja todo el pensamiento de una época. Por lo tanto, contrapondré las obras de Sófocles “Edipo Rey” y “Antígona”, escritas en el siglo V a.C., con la escrita por Leopoldo Marechal “Antígona Vélez” en el siglo XX, que es a su vez un hipertexto de la tragedia.
Es muy probable que usted no sepa que son específicamente estos términos anteriormente citados, y es menester para el correcto entendimiento de mi ensayo que despeje esas dudas que puedan existir. De esta manera, por hamartia se entiende al error fatal en que incurre el héroe trágico que intenta hacer lo correcto en una situación en la que simplemente lo correcto no puede hacerse. Esto implica que el personaje incurre en un error fatal basándose en un autoconocimiento incompleto.
Por otro lado, se entiende por anagnórisis al descubrimiento por parte de un personaje de datos esenciales sobre su identidad, sus seres queridos o su entorno, ocultos para él hasta ese momento, reconoce lo que hay en él su error. La revelación altera la conducta del personaje y lo obliga a hacerse una idea más exacta de sí mismo y de lo que le rodea, cambiando al mismo tiempo el rumbo de la historia.
En primer lugar, aclararé que mi intención es otorgar una perspectiva actualizada del tema antes expuesto y a partir de allí entablar una relación entre el hombre del siglo XXI y los descritos por Sófocles y Marechal.
Por lo tanto, la hamartia o error fatal puede observarse igualmente en el héroe trágico como en las personas de la actualidad. Sin embargo, me dedicaré a observar casos puntuales (vale añadir que estos abundan), existentes en la sociedad argentina, especialmente en los “héroes actuales”.
De esta forma, cito el caso del boxeador argentino Jorge Rodrigo “Hiena” Barrios, quién supo ser campeón mundial de su categoría, y en un trágico evento tuvo un accidente de tránsito en el que el resultado fue el fallecimiento de una mujer embarazada, lo que le valió una condena de cuatro años de prisión y el repudio de toda la sociedad, lo que considero un error fatal que cambio el transcurso de su vida.
Otro caso, también relacionado al boxeo, es el del aún más celebre Carlos Monzón, que luego de ser campeón y uno de los mejores del mundo cometió una hamartia, al arrojar por un balcón a su esposa ocasionándole la muerte. Este hecho terminó en la condena del deportista a 11 años de cárcel. Su vida terminó aún más trágicamente luego de que, mientras gozaba de salidas transitorias de la cárcel, incurrió en un accidente que le costó su vida.
Por último, nombro la hamartia por la que pasó el reconocido cómico argentino Alberto Olmedo, que cae en el error fatal del exceso de alcohol que le produjo un accidente en el que cayó desde el balcón de su departamento, provocándole la muerte.
En estos casos de gran relevancia en la sociedad argentina se refleja la hamartia, que en la obra Sófocles “Edipo Rey” es en la que mejor se ve expuesta. El error fatal del protagonista, Edipo, fue matar a su padre ya que, aunque sabía que estaba perpetrando un asesinato, ignoraba que el hombre era un rey y su padre. Él "erró el tiro" en el asesinato, porque pretendía matar a un extraño y mató a alguien con quien estaba íntimamente ligado: “… Y te digo: ese hombre que, desde hace rato, buscas con amenazas y proclamas a causa del asesinato de Layo está aquí. Se dice que es extranjero establecido aquí, pero después saldrá a la luz que es tebano por su linaje y no se complacerá por tal suerte. Ciego, cuando antes tenía vista, y pobre, en lugar de rico, se trasladará a tierra extraña tanteando el camino con un bastón. Sera manifiesto que el mismo es, a la vez, hermano y padre de sus propios hijos, hijo y esposo de la mujer de la que nació y de la misma raza, así como asesino de su padre…”. En esta cita, Tiresias le revela a Edipo la verdad de su hamartia y cuál será su destino, que irá descubriendo con el correr de la obra.
También, en las otras dos obras sobre las que recaigo, existe un error fatal por parte de Creonte, en la obra de Sófocles, y en su personaje semejante Facundo Galván, en la de Marechal. Ambos caen en la hamartia que provoca la pérdida de sus familiares más queridos, al también caer en la hybris, es decir, en la transgresión de la voluntad de los dioses, ya que se negaron a darle una correcta sepultura tanto a Polinices como a Lisandro Galván en sus respectivas historias.
“…a Polinices digo, que, exiliado, a su vuelta quiso por el fuego arrasar, de arriba abajo, la tierra patria y los dioses de la raza, que quiso beber sangre de su hermano y hacer esclavos a los ciudadanos; a este, he mandado que anuncien que en esta ciudad no se le honra, ni con tumba ni con lágrimas: dejarlo insepulto, presa expuesta al azar de las aves y los perros, miserable despojo para los que lo vean…” (cita de “Antígona”).
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