Antología de un sueño
Enviado por guisaro1991 • 21 de Noviembre de 2015 • Apuntes • 3.537 Palabras (15 Páginas) • 128 Visitas
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Soy un joven minusválido, mi enfermedad es parálisis cerebral y a pesar de mi padecimiento soy un muchacho con anhelo de triunfar, por eso aspiro ser un buen escritor, para compartir con la sociedad algo mío y cuyas humildes enseñanzas germinen en los corazones, por eso escribo esta historia, es un sueño que deseaba escribir, su argumento es dictado por mi corazón donde está impregnada la palabra de Jesús.
En una noche lluviosa, cuando me acosté como de costumbre, mi madre me dijo con su dulce voz:
-Dormiremos en nombre de Dios, de la Virgen María, de las almas del purgatorio, en nombre de la abuelita maría, de tío Enrique, de tía Eliza y de todos nuestros difuntos que tenemos y que ellos nos protejan nuestros sueños.
Y como yo no podía hablar solo articulaba en cada nombre que ella pronunciaba como:
-I, i, i.
Que significaba sí, sí, sí. Cuando mamá apagó la luz y el silencio se hizo en nuestra habitación, pero yo no pude dormir y me puse a pensar, ¿En verdad existirá Dios?¿Qué cosa era el Purgatorio?¿Por qué sufrían los pobres?¿Por qué existían las injusticias?¿ Entonces donde estaban los Santos? Mi madre me decía:
-El Señor es todopoderoso.
Entonces ¿Por qué no defenderían a los que lo necesitan, parecía que era un Padre autoritario y si le desobedecían?, ahí los castigaban, sin embargo muchas veces los malsanos triunfaban en sus maldades sin recibir ninguna pena, entonces ¿Cómo actuaba Dios? Sí el fuera un Ser que estaba en cualquier lugar y veía todo, pero no evitaba las cosas malas, me parecía que era algo de teoría para mantener a la humanidad y no se degenere, así yo meditaba en mi ignorancia y me subí en un sopor, de repente vi una luz brillante que me hería mi vista y una música muy hermosa como un canto de unas aves Celestiales, que me hacía sentir una felicidad y la tranquilidad que cualquier ser humano necesita, un perfume de flores silvestres que embriagaban mis sentidos, me sentía en la Gloria. De pronto es luz que me hería mis ojos se hizo celeste y me encontré en un lugar cuya belleza era extraña, también había un Señor, que tenía el cabello largo como una catarata de pepitas de oro, cuyos ojos eran celestes igual que el cielo en verano, pero tenía un brillo que reflejaba pureza, bondad, dulzura que me hacía inclinar la cabeza, su barbilla estaba crecida también era del color de su cabello, tenía una nariz aguileña, su tez era blanca y una boca perfecta que estaba en una sonrisa atrayente, afable, llena de franqueza, como decir el rostro era sereno, sin embargo tenía un poco de severidad, su cuerpo era alto y delgado, su vestuario era una camisa blanca que resplandecía su pulcritud y un pantalón azul que reflejaba algo Celestial, pero sus pies estaban desnudos, lo más que me sorprendió era que tenía una guitarra, entonces era un hombre moderno pensé yo, de repente El me habló, su voz era varonil, pero suave y dulce, así me dijo:
-¿Me conoces?
Un impulso oculto me hizo hablar:
-No Señor.
Yo me sorprendí al ver que podía hablar, sin embargo, la voz de ese hombre interrumpió mi sorpresa; nuevamente me habló:
-Entonces escucha esto:
Son los niños pobres los que corren desnudos pidiendo un pan y tu solamente les das la espalda y te vas no importándote el hambre de esos seres inocentes, si ves un adolescente que es un hijo abandonado, ese soy, que te pido tu amparo y que tu no le das por tu soberbia, ambicia y desinterés para ayudar a tu hermano en desgracia, también soy el enfermo que hay en los hospitales que tu no visitas llevando un consuelo por desidia, estoy entre los jóvenes que caen en vicios y tu no haces nada para salvarme, solo hablas, miras y me condenas, hay madres que sufren, sin embargo tu no les apoyas, eso lo estás haciendo a mí, si les ayudas pides tu recompensa con lujuria, malsano interés y con ambición, también soy el anciano al que tu no comprendes y no le das cariño, estoy en las cárceles pagando tus faltas, me menosprecias porque caí en la delincuencia por necesidad, desesperación de tener algo para vivir, a veces por avaricia y voy en los caminos cansado y te pido posada, pero tú no me la das, también estoy en tu corazón, sin embargo, tu no me escuchas, muchas veces me pides justicia, pero tú lo haces.
Diciendo esto me miró con una dulzura infinita, yo todavía no comprendía sus palabras de ese hombre, cuya personalidad refleja una paz que a mí me embriagaba de emoción extraña, por eso me quede sin saber que decir, entonces ese Señor me dijo con una ternura que me entristeció:
-¿Todavía no me conoces?
Entonces yo le contesté con respeto:
-No Señor.
-Vez hijo mío casi nadie me conoce, sin embargo…
Yo existo en los pajarillos que vuelan entre las ramas de los árboles cantando sus melodías que llenan de alegría a mi padre, también estoy en las aguas cristalinas que corren por las montañas, cuyos murmullos son música celestial, en el crepúsculo hermoso que los enamorados miran maravillados y soñando la felicidad, allí estoy, también soy el aire que refrescan los campos y el sol que te da el calor que necesitas y al mundo los colores que te da la alegría para vivir, estoy comienzo de tu trabajo para tu subsistir, hay en mí en el perfume que tienen las flores y en la canción que tienes en tu corazón, soy el arcoíris que significa la paz con nuestro Padre, pero aún no me descubrieron los hombres.
Yo escuchaba sorprendido las palabras sinceras y duras, sin embargo, estaban llenas de una inmensa tristeza, ¿Por qué? Me preguntaba entre sí. Ese Señor era todo y estaba en todo, entonces sería un ser Todopoderoso, por eso yo quería mirar su rostro, pero una luz brillante me hería los ojos y en esos momentos comprendí que era un ser Celestial, de pronto brotó de mis labios una pregunta como una rosa fresca:
-Señor ¿Sabes por qué los pobres sufren?
Sentí su mirada y su franca voz resonó en el lugar:
-Escucha hijo mío.
La pobreza es la sencillez que tiene en su bendito corazón nuestro padre, también no es un castigo, si no es una enseñanza a la humanidad y con la riqueza mayor que hay del mundo no alcanza la felicidad; parar llegar a este se necesita tener el alma limpia, denunciar a la avaricia, tener la franqueza a flor de los labios, la bondad en la mano y la humildad en el corazón, aleja los placeres de esta vida, estar dispuesto a pescar los corazones de los pescadores, esto no entiende la humanidad, por eso existe la pobreza para que sepan que la riqueza no es todo, lo que interesa es la dicha espiritual, esa nos la da nuestro Padre, también mi Padre quiere ver quien tiene más benignidad a los que sufren para hacer su divina justicia en el juicio final, pero hay muchas injusticias en el mundo que mi padre está mirando , sin embargo, quien las sufran recibirán las “Bienaventuranzas” de su bondad, también quiere que sus hijos sean un manantial de amor y la justicia reine en los corazones de la humanidad, esto pero no lo hacen, por eso sufren los pobres y con ellos el mundo.
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