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Aprendiendo A Quererse A Si Mismo


Enviado por   •  23 de Julio de 2013  •  3.201 Palabras (13 Páginas)  •  576 Visitas

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APRENDIENDO A QUERERSE A SI MISMO

Aprendiendo a quererse a sí mismo es un libro de superación personal que habla sobre cómo debemos aprender a mejorar nuestra imagen y a aceptarnos tal y como somos. Auto criticarse es bueno y productivo siempre y cuando lo hagamos con cuidado. A corto plazo puede servir para generar nuevas conductas, pero si se utiliza de una manera indiscriminada y constante, genera estrés y es mortal para el concepto que tenemos de nosotros mismos. El mal hábito de estar haciendo permanentemente cuestionamientos interiores sobre nuestra conducta es una manera de suicidarnos psicológicamente.

Algunas personas, por tener un sistema de auto-evaluación inadecuado, adquieren el "vicio" de auto-titularse negativamente por todo. Al cometer un error se cierran y se categorizan negativamente, es así como en vez de decir: "Me comporté torpemente", dicen: "Soy torpe". Utilizan el "soy un inútil" en vez de "me equivoqué" en tal o cual cosa. El auto-castigo ha sido considerado, equivocadamente, una forma de producir conductas adecuadas. ¿Cómo se llega a tener un auto-concepto negativo? Una forma típica es a través de la autocrítica excesiva. Los humanos utilizamos estándares internos, esto es, metas y criterios (aprendidos) sobre la excelencia y lo inadecuado. Estos estándares se desprenden del sistema de creencias, valores y necesidades que poseemos. Una elevada auto exigencia producirá estándares de funcionamiento alto y rígido. Sin embargo, si bien es importante mantener niveles de exigencia personal relativa o moderadamente altos para ser competentes, el "corto circuito" se produce cuando estos niveles son irracionales, demasiado altos e inalcanzables. La idea irracional de que debo destacarme en casi todo lo que hago, debo ser el mejor a toda costa y que no debo equivocarme, son cosas que llegan a volverse insoportables. Colocar de manera absoluta la felicidad en las metas, es sacarla de tu dominio personal. Así, si la meta no se alcanza, se acaba el mundo.

El poeta Runbeck dijo alguna vez: “La felicidad no es una estación a la cual hay que llegar, sino una manera de viajar”.

Trata de ser más flexible, tanto con otros como contigo. No utilices el criterio dicotómico extremista para evaluar la realidad, incluyéndote tú. No pienses en términos absolutistas: no hay nada totalmente bueno o malo. Recuerda que debes tener tolerancia a que las cosas se salgan a veces del carril. Si eres inflexible en tus cosas, chocarás violentamente con la realidad; ella no es total o definitiva. Aprende a soportar, a perdonar y a entender tu rigidez como un defecto, no como una virtud. Las cosas rígidas son menos maleables, no soportan demasiado y se quiebran. Si eres normativo, perfeccionista, intolerante y demasiado conservador, no sabrás qué hacer con la vida. Ella no es así. La gran mayoría de los eventos cotidianos te producirán estrés, porque no son como a ti te gustaría que fueran. Concéntrate durante una semana o dos en los matices. No te apresures a categorizar de manera terminante. Detente y piensa si realmente lo que dices es cierto. Revisa tu manera de señalar y señalarte. No seas drástico. Busca a tu alrededor personas a las cuales ya tienes catalogadas y dedícate a cuestionar tu rotulación. Busca evidencia en contra, descubre los matices. Cuando evalúes, evita utilizar palabras como siempre, nunca, todo, o nada. No rotules a las personas, tú incluido, con totalidades. Tal como decía un destacado psicólogo, no es lo mismo decir: "Robó una vez", a decir: "Es un ladrón". Las personas no "son", simplemente se comportan.

No te coloques metas inalcanzables. Exígete a ti mismo de acuerdo con tus posibilidades y habilidades. Si te descubres intentando subir algún monte Everest, o cambias de montaña o disfrutas del paseo. Cuando definas alguna meta, también debes definir los escalones o las sub-metas. Intenta disfrutar, "paladear" el subir cada peldaño, como si se tratara de una meta por sí misma. No esperes hasta llegar al final para descansar y disfrutar. Busca estaciones intermedias. Pierde tiempo en esto. Escribe tus metas, revísalas, cuestiónalas y descarta aquéllas que no sean vitales. La vida es muy corta para desperdiciarla. Recuerda, si tus metas son inalcanzables, vivirás frustrado y amargado.

El juicio estético que la cultura da a la apariencia física, tiene enormes consecuencias para nuestro futuro. Tal como lo sustentan un número considerable de investigaciones, las opiniones, cualesquiera sean ellas, se ven afectadas por el grado de atractibilidad del observado. Dicho de otra forma, los juicios hacia las personas hermosas son más benignos.

No hay un criterio universal de belleza. El patrón ideal de lo que es hermoso se aprende a través de las experiencias personales y sociales del entorno inmediato. La propia imagen corporal se forma por la influencia de dos fuentes de datos: el ambiente social y los medios de comunicación.

El grupo de referencia y las relaciones que establecemos con las personas son determinantes. Si el grupo que conforma el núcleo familiar considera la belleza física como un valor y el niño no reúne las características esperables de "lindo", no será aceptado incondicionalmente: "Algún defecto tenía que tener". Los niños oyen y ven más de lo que creemos. Así nos vamos convenciendo de que somos la versión humana del patito feo. Las familias que hacen de la belleza un don apreciable y fundamental, no solo crean en el niño la necesidad de ser hermoso, sino que inculcan estándares e ideales inalcanzables de belleza física. En mi experiencia profesional he visto infinidad de personas que, siendo de una belleza normal e incluso más, se reprochaban de manera irracional el ser “feas” o “desagradables” por no llegar al supuesto ideal familiar.

La insatisfacción frente a la propia apariencia física también depende de otra comparación social. Una de mis pacientes había tenido la mala suerte de que sus tres mejores amigas eran modelos y habían ganado una serie de concursos de belleza. “Cuando salíamos las cuatro – decía -, me sentía la mujer más horrenda del mundo... Como si fuera poco, siempre me tocaba el más bobo o el más feo”. El tener amigos demasiado atractivos puede ser un verdadero dolor de cabeza. Otro factor que define notoriamente la auto-imagen es el éxito alcanzado con el sexo opuesto. Las personas "gustadoras" no suelen tener problemas de auto-imagen, lo cual no significa que no se preocupen por ella. Aunque la belleza física no garantiza necesariamente el éxito en la conquista, allana la mitad del camino. Los adolescentes que fracasan en conseguir pareja, generan problemas de auto-imagen en un gran porcentaje de

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