Argumentos contra normalidad

2. La normalidad como tal no existe

Antes se catalogaba la homosexualidad como una enfermedad y se relacionaba con algo negativo. Hoy, la mayor parte de las escuelas psicológicas no califican la homosexualidad como una enfermedad. Esto nos ejemplifica que la “normalidad” como tal no existe, ya que todo varía en el tiempo, lo que algunos consideraban bueno en su momento, ahora lo pueden considerar malo y viceversa. La concepción de esta  idea de normalidad nos impide razonar y evolucionar mentalmente (“abrir nuestra mente a otras realidades”).

“Las terapias reparativas representan un esfuerzo de domesticación. Sus objetivos no son la comprensión y la tolerancia del individuo en su situación particular y su inclusión en la sociedad, sino más bien el tratamiento arrasador. No atienden a las múltiples condiciones que causan malestar al individuo en su relación con el entorno, sino que depositan de inmediato toda la responsabilidad en él y fabrican en la terapia una solución absoluta, permanente y necesaria para su forzosa inclusión en el mundo de los normales” (Gabriel Jaime Montoya, 2006).

Existen las terapias reparativas o “de reconversión”, como se las denomina en el texto. En la misma palabra “reconversión” encontramos algo que se da por hecho, ya que se parte desde el supuesto de que el individuo era heterosexual y tiene que volver a serlo (reconvertirse en heterosexual), como si en algún momento se hubiese convertido en homosexual. Estas terapias se basan en una idea de normalidad y en lugar de ayudar a comprender y a aceptar una condición distinta a lo que ellos dan por sentado, apoyan la reconversión y, por ende, el regreso a esta “normalidad”. Esto es completamente negativo desde el papel del psicólogo, primero porque se basa en algo subjetivo de él mismo (lo que para el psicólogo es normal), segundo porque inmediatamente se le da la responsabilidad al sujeto de su problema, sin considerar otros factores y analizar más el contexto social en el que se encuentra, y tercero porque impide el desarrollo en la aceptación de uno mismo. Si el paciente no logra “reconvertirse” en heterosexual (que es lo más probable, ya que no es algo que se pueda entrenar o elegir), se frustrará y esto puede traer otras consecuencias que afecten en la estabilidad emocional de la persona.

Esta normalidad nos entrega parámetros que suelen confundirse con “lo que es correcto” y “lo que no es correcto”. Una persona homosexual se siente tan presionada por esta supuesta normalidad que comienza a cuestionarse su propia naturaleza. Si la homosexualidad se da de la misma manera en que se da la heterosexualidad, no tendría por qué ser cuestionada (origen igualmente “natural”). Sin embargo se cuestiona porque en algún momento de la historia se dio el argumento de que “no es normal”, lo que generó presión en los que sentían atracción por el mismo sexo e intentaron ocultarlo o “sanarse”.

¿Por qué sucede que instituciones, como las citadas en el reportaje de la revista, pretenden intervenir con esa orientación sexual? ¿Qué tiene que ver su usual pensamiento ideológico cristiano, tradicional? Lo fundamental es la ideología de estas instituciones. Son ideologías que se han mantenido a través del tiempo sin evoluciones significativas de por medio (entendiendo evoluciones significativas como cambios tan relevantes como para cambiar casi por completo una idea base del pensamiento que tiene la institución). Por ejemplo, la misma Iglesia, que es el motor de muchas instituciones que comparten la ideología. Perpetuar una ideología que no se adecúa al cambio, que no se “moderniza”, es ser conservador. Estas instituciones se niegan, de algún modo, a admitir el cambio y por lo mismo no se adaptan a este. Más que ver esto como “anti-democracia”, lo podemos ver como un obstáculo en nuestra evolución racional y en nuestra capacidad de ser más tolerantes y comprensibles con realidades distintas a las propias. Cuando estas instituciones intervienen en la orientación sexual de un individuo, lo que están haciendo es fortalecer la idea que este tiene de su “anormalidad”, lo terminan de convencer de que es algo incorrecto y que necesita ayuda. Todo esto teniendo como base su ideología y lo importante que es para ellos mantener una forma “normal” de comportarse.

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