Autoevaluación Precisa "El Timón Interior"
Enviado por samara1081 • 28 de Julio de 2014 • 1.951 Palabras (8 Páginas) • 520 Visitas
INTRODUCCIÓN
Es estar atentos a nuestras emociones y sensaciones escuchando los mensajes de nuestro cuerpo y a la vez conociendo nuestros puntos fuertes y habilidades, sin excusas y justificaciones que no ayudan. “mirándonos” con cierta distancia.
Quienes saben autoevaluarse son personas que conocen sus puntos fuertes y debilidades, acostumbran a reflexionar y aprender de la experiencia, se muestran abiertas a la crítica sincera, muestran interés por las nuevas perspectivas, al prendizaje de lo nuevo y al desarrollo de sí mismas, muestran sentido del humor y respeto de si mismos.
Sobre la “auto-evaluación precisa” Goleman plantea que las personas dotadas de esta aptitud:
Conocen sus puntos fuertes y debilidades.
Son reflexivas y aprenden de la experiencia.
Están abiertas a la crítica sincera y bien intencionada, a las nuevas perspectivas, al aprendizaje constante y al desarrollo de sí mismas.
Son capaces de mostrar sentido del humor y perspectiva con respecto a sí mismas.
Esa conciencia del efecto de nuestras emociones sobre lo que hacemos es una aptitud emocional fundamental. Si nos falta, somos vulnerables, a emociones desbocadas que pueden desviarnos. Esa conciencia es nuestra guía para afinar todo tipo de desempeño laboral, manejando nuestros sentimientos rebeldes, manteniéndonos motivados, atrayendo debidamente los sentimientos de quienes nos rodean y desarrollando habilidades sociales relacionadas con el trabajo, incluidas las que resultan esenciales en el liderazgo y en el trabajo en equipo.
Nuestras sensaciones nos acompañan siempre, pero rara vez les prestamos atención. Lo típico es que tomemos conciencia de ellas sólo cuando se sobrepasan. Pero si prestamos atención, las experimentamos en planos más sutiles, mucho antes de que surjan con tanta fuerza. Las personas que no reconocen sus sentimientos se encuentran en tremenda desventaja. En cierto sentido son “analfabetos emocionales” ajenos a un reino de realidad, que es crucial para triunfar en la vida como un todo, por no hablar del trabajo. la autoevaluación ofrece un timón seguro para mantener nuestras decisiones laborales en armonía con nuestros valores más profundos.
Si bien nuestros sentimientos nacen en nuestro interior, a menudo tienen manifestaciones exteriores. Podemos empezar a comprender lo que pasa en nuestro interior prestando atención a los signos visibles. Por ejemplo, si descubrimos que nuestra cara se empieza a encender en el curso de una conversación, podría indicar que estemos avergonzados. Si nos descubrimos apretando el brazo del sillón con fuerza mientras conversamos con alguien, es probable que estemos enfadados. Al igual que los datos sensoriales, nos proporcionan valiosa información que nos ayuda a comprender por qué hacemos lo que hacemos. Nos alertan sobre si nos sentimos cómodos o no en una situación dada, y nos ayudan a entender nuestras reacciones.
ESTRATEGIAS
Ejercicio: Mantener un “Diario de Sentimientos”
Weisinger propone que realicemos un ejercicio que le orientan a estudiantes. Se trata de llevar un “Diario de sentimientos”. (También lo proponen Cooper y Sawaf. Ryback, amigo personal de Carl Rogers, dice que este también lo hacía con sus estudiantes y pacientes). Sus objetivos son: adquirir conciencia de nuestras emociones y comprender el papel que desempeñan en nuestra vida laboral para una posterior autoevaluación.
Para esto, en distintos momentos del día, o al final de cada jornada, se recomienda que anotemos los sentimientos experimentados. Al cabo de dos semanas o un mes, repasemos las entradas: ¿Vemos que ciertas emociones se repiten más que otras?. ¿Experimentamos los mismos sentimientos por la misma causa (ansiedad permanente debido a pedidos que se retrasan?). Al examinar nuestros sentimientos, veremos si es posible introducir algunos cambios, por ejemplo, para aliviar la ansiedad.
El estudio del “diario” nos permite ver:
Qué emociones experimentamos y cuáles se repiten.
Utilizar esta información para averiguar por qué alojamos determinadas emociones y, si son negativas, de qué manera podemos modificar la situación para no experimentarlas.
Qué emociones no experimentamos: ¿A qué se debe?. ¿Qué podemos hacer al respecto?.
Una representación de este “diario” puede ser:
Situaciones emotivas ¿Qué información puede darnos? ¿Qué podemos hacer?
Ejercicio 2: Revivir mentalmente una situación estresante.
Este ejercicio no parece precisamente divertido, pero tiene un enorme valor, porque, al revivir mentalmente una experiencia difícil o dolorosa, es cuando más aprendemos acerca de nuestras reacciones emocionales ante determinadas situaciones, y “podemos restar dramatismo a las emociones”.
Lo normal es que nos resistamos a revivir las emociones estresantes, sin embargo, son éstas las que más nos enseñan. Es importante que aprendamos a tratar con estas emociones. A continuación, en resumen del ejercicio que propone para esto.
Concentrémonos en la situación estresante. Hacerlo en un momento y lugar tranquilo. Repasemos la experiencia que nos deprimió, entristeció o dolió.
Intentemos reconstruir la escena con todos sus detalles.
Reconstruir la conversación.
Volver a experimentar las emociones que sentimos durante este encuentro.
Preguntémonos si nuestras emociones fueron congruentes con la situación. Probablemente, el “terror” fue una exageración, “no había razones para pensar que nos iban a despedir”.
La idea es, al final del ejercicio, que saquemos algunas conclusiones sobre nuestras emociones tomando una perspectiva distinta y aprendamos de la experiencia.
Peter Druker, el principal “gurú del management moderno”, fallecido hace pocos años, en su trabajo “Automanagement” se ocupa de este asunto. Su enfoque se dirige, principalmente, a los “profesionales del conocimiento”, aunque sus recomendaciones son absolutamente válidas para los que desarrollan tareas de dirección.
Plantea que nos hagamos las siguientes preguntas: ¿cuáles son mis aptitudes?; ¿cómo me desempeño?; ¿soy lector y oyente? (Preferencias en los estilos cognoscitivos); ¿provoco resultados como tomador de decisiones, o como experto?; ¿dónde debo estar?; ¿cuál puede ser mi mejor aporte?, entre otras.
Sobre el conocimiento de nuestras aptitudes plantea que, la mayor parte de las personas creen saber qué es lo que hacen bien. Suelen equivocarse –destaca- es más frecuente que sepan lo que no hacen bien, y aun en esto suelen equivocarse la mayoría de las veces. “Sin embargo,
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