CANTO XI LA ILIADA

CANTO XI

PRINCIPALIA DE AGAMENÓN

Amanece y enviada por Zeus, la diosa de la discordia se presenta entre los aqueos para darles ánimos e infundirles fortaleza para la batalla, así les fue más agradable la idea de seguir batallando que volver a sus tierras de origen.

El Atrida Agamenón comenzó a vestir su reluciente armadura, y Atenea y Hera en las alturas, honraron al rey de Micenas.

Se ordenaron entonces los ejércitos de cada bando y siguieron batallando, los teucros con Héctor en la delantera como el líder, dando ánimo y llenando de valor a los guerreros, y los aqueos con el Cronida estropeando su orden, promoviendo tumulto. Ninguno de los dos bandos pensaba en la huida, sino más bien en acabar con el enemigo. Zeus observaba a lo lejos la batalla, mientras que las demás deidades acusaban al Cronida por favorecer a los teucros, y la diosa de la discordia disfrutaba del espectáculo.

Sin embargo los aqueos llevaban la iniciativa, y los teucros tenían un deseo enorme de correr y refugiarse en la ciudad de Troya. A Héctor, Zeus lo protegió de los peligros de la lucha, y en cuánto vio que Agamenón estaba derribando a una gran cantidad de guerreros pertenecientes al ejercito de Héctor, se dirigió a Iris para que llevara a este último el mensaje de que, mientras Agamenón siguiera luchando y agitándose entre las filas de los aqueos, se retirara y ordenara al pueblo que combatiera con los enemigos. Héctor descendió de su carro sin dejar las armas y animó a los teucros a seguir batallando, armando así un gran revuelo, el Atrida, quien seguía acabando con el enemigo, fue herido por Coón, quien se puso a su lado sin previo aviso y mandó una lanzada en medio del brazo, en el codo, y se lo atravesó con la pica, sin embargo no por esto se rindió Agamenón, si no que al contrario persiguió a Coón, quien se encontraba ocupado arrastrando el cadáver de su hermano, y le cortó la cabeza.

Los agudos dolores provenientes de la herida en el brazo causaron que Agamenón se retirara de la batalla, tomando así los troyanos la delantera; los aqueos no se dan por vencidos y contraatacan, pero Diomedes, Eurípilo y el médico Macaón son heridos por flechas de Paris, al igual que Soco hiere a Odiseo, sin embargo Odiseo logra darle la muerte al troyano.

Aquiles, deseoso de saber quién era el guerrero herido de su ejército, envió a Patroclo a preguntarle a Néstor, para que lo informara acerca de la situación de la batalla, así lo hizo Patroclo, quién ayudo a limpiar la herida de Eurípilo.

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